En frío, ahora que ya estamos en invierno y el congreso dio un mal paso, algunos datos dan que pensar. El modo en que se presentan, a menudo, asusta.
Veamos un ejemplo. La noticia dice:
“El 42 por ciento de las mujeres con cáncer de pulmón nunca ha fumado, aunque una gran parte se declara fumadora pasiva (40%), según muestran los primeros datos del estudio 'World 07'”.
Vamos por partes:
-. El 42% corresponde a cuatro de cada diez mujeres.
-. Un 40% de ese 42% no parece una ‘gran parte’.
-. La cuantificación de la categoría ‘fumadora pasiva’ no es demasiado formal.
Pero hay más. La noticia sigue:
"Nuestros datos arrojan el perfil de una mujer con una edad media de 61 años, casada, con hijos y estudios básicos", explica Bartomeu Massuti, secretario del GECP.
Es decir, esas mujeres son personas mayores, y, por lo que se sabe, el cáncer es una característica de las personas de edad. No parece sencillo desvincular el efecto de la edad, el consumo de tabaco –activo o pasivo—los efectos del matrimonio, el número de hijos y el nivel de estudios.
Pero no importa.
El informe que comenta la noticia recoge el hecho de que en casi la mitad de los casos la mujer tiene antecedentes familiares de cáncer. Por supuesto, esto complica aún más el objetivo de ‘localizar al culpable’, aunque, por lo que parece, ya está entre rejas antes de comenzar la investigación policial…
Si se puede hacer una predicción, personalmente apostaría a que aquí sucede algo parecido a los hechos narrados por Agatha Christie en ‘Asesinato en el Orient Express’.
Una gran novela.
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