jueves, 6 de mayo de 2010

MUERTES 2008

Revisemos, someramente, algunos de los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en 2010 sobre las causas de muerte en España.

Respecto del año anterior, en 2008 la tasa bruta de mortalidad de las mujeres se redujo en un 0.3%, mientras que esa reducción fue del 2.3% en varones. Una diferencia de sexo muy sustancial.

Quizá, solo quizá, comience a notarse el efecto de la extraordinaria ‘carga’ de las mujeres que resulta de combinar trabajo y familia. Se mire como se mire, en general son ellas las que se echan a la espalda las gestiones familiares para que la cosa funcione, por mucho que ellos, en el mejor de los casos, ‘ayuden’. Cuando estas gestiones domésticas deben coordinarse con las exigencias laborales, es fácil suponer que el sistema inmunológico se resiente peligrosamente a medio y largo plazo. Aunque, naturalmente, es preciso confesar que esto es pura especulación.

Las principales causas de mortalidad que señala el INE son (1) las enfermedades cardiovasculares (32%), (2) tumores (27%) y (3) las enfermedades del sistema respiratorio (11%). Por tanto, los órganos fallan y abandonamos este mundo.

Las muertes por accidentes de tráfico se redujeron un 21%. Puede ser una consecuencia de que somos conductores más sensatos al volante que en 2007. Aunque también puede suceder, simplemente, que la seguridad pasiva en los coches haya aumentado manteniéndose la accidentabilidad. Difícil de saber es según las cifras a las que se puede acceder.


El suicidio es la primera causa externa de defunción, siendo mucho más frecuente en varones que en mujeres (77% en ellos y 23% en ellas). ¿Por qué ellos deciden, voluntariamente, quitarse la vida con mucha mayor frecuencia que ellas? ¿Quizá exista alguna explicación psicológica? ¿O sociológica?

La demencia también produce fallecimientos, pero, en este caso, hay un mayor número de casos en mujeres (68%) que en varones (32%). ¿Puede implicar este dato que el sistema nervioso de ellas es, en promedio, menos robusto o más vulnerable al paso del tiempo? Y si es así, ¿qué puede significar?

Son datos realmente fascinantes sobre los que merece la pena reflexionar. Uno de los campos más apasionantes de la ciencia, en este sentido, corresponde a la llamada epidemiología cognitiva, de reciente implantación y de la que hablaremos más adelante en este blog en una serie de post.

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