Me consta que los autores del trabajo se encuentran al borde de la desesperación, pero sus resultados han capturado la atención de los medios y estos les acosan sin piedad.
En el estudio se midió el nivel de cortisol de 84 varones jóvenes, antes y después de un breve contacto social (de cinco minutos de duración) con un varón o con una mujer. En el primer caso, el cortisol se reducía como es habitual según dictan los ritmos circadianos. Sin embargo, la reducción era mucho menor cuando el contacto era con una mujer. De hecho, los niveles de cortisol tendían a aumentar cuando el varón consideraba que la mujer presente en la sala era atractiva.
Los autores mantienen que los niveles de cortisol poseen algún papel en los procesos de cortejo. Durante el contacto social con mujeres atractivas, esos incrementos moderados en los niveles de cortisol pueden expresar las oportunidades que se perciben para el cortejo.
Su interpretación es que la subida de cortisol puede ser un modo de expresar la motivación para mantener el estatus social y la aceptación, evitando el rechazo.
En otros estudios con un contacto social más prolongado (15 minutos) no se ha observado este mismo incremento. Pero en tales estudios no se tuvo en cuenta el nivel de atractivo de la mujer.
En resumen, las relaciones personales interactúan con los niveles de cortisol, pero únicamente cuando se produce una situación de potencial cortejo experimentan los varones una alteración significativa en los patrones habituales.
Y solo por recodarlo: el cortisol está vinculado al estrés y éste con los problemas cardiovasculares…
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