La frontera entre Estados Unidos de América (EEUU), y su vecino del sur los Estados Unidos Mexicanos (México), es la más transitada del mundo, con 3.185 Km de largo, y un volumen de cruces peatonales que supera los 50 millones anuales, a los que hay que añadir otros 12 millones que cruzan ilegalmente sin registro.
De toda
esta línea, destaca la ciudad de Tijuana y su vecina San Diego como uno de los
puntos de mayor desarrollo y lugar elegido para cruzar la frontera por gran
parte de los migrantes y sus familias que se desplazan en vacaciones.
Por la
mayor oferta de destinos [con 4.7 millones de pasajeros anuales, Tijuana es el
quinto aeropuerto de México y el segundo en número de destinos nacionales que
pueden volarse sin escalas, sólo superado por el aeropuerto de Ciudad de
México] y el menor precio de los billetes, muchos de ellos prefieren volar
desde el interior de México al aeropuerto de Tijuana y seguir el viaje por
carretera, antes que volar directamente a su destino en EEUU.
Los
datos de venta de los billetes y las encuestas realizadas a los pasajeros, indican
que un poco más de la mitad de los viajeros del aeropuerto tienen su origen o
destino en los Estados Unidos de América. Hasta ahora, estos pasajeros tenían
que cruzar por uno de los cruces peatonales, Otay o San Isidro, que en época de
vacaciones pueden tener colas de 3 ó 4 horas de espera.
Geográficamente,
el aeropuerto de Tijuana está lindando con la frontera, de la que sólo lo
separan 60 metros ocupados por la carretera Tijuana – Tekate. Con estas
condiciones, no es extraño que ya en 1970 se empezara a pensar en proyectos
para conectar ambos puntos y facilitar el paso de los pasajeros.
Varios
intentos acabaron en fracaso por falta de financiación, voluntad política o
porque no pudieron vencer las trabas administrativas, pero el 3 de agosto de
2010 el presidente Barack Obama firmó el decreto presidencial que autorizaba la
apertura de un nuevo punto fronterizo frente al aeropuerto, lo que reactivó la
idea y sirvió para poner en marcha ya de forma imparable todo el proyecto.
Este nuevo cruce fronterizo no
será de uso abierto, sino exclusivo para los pasajeros
que vayan a volar en las próximas 24 horas desde Tijuana, o que hayan llegado
al aeropuerto en el mismo plazo de tiempo.
Durante
dos años se trabajó en el proyecto desde ambos lados para resolver los
problemas habituales en todas las obras, y otros nuevos fruto de la necesaria
colaboración de dos equipos con filosofía y normativa diferente, pero en 2013
empezó finalmente la construcción de esta
infraestructura única en el mundo, que concluyó en octubre pasado.
Un
puente de 150 metros, con dos pasillos independientes para las personas que
viajan al Norte de los que van al Sur, cruza sobre la frontera y la tierra de
nadie para conectar el aeropuerto con un edificio construido en EEUU.
Este
edificio está separado en dos mitades: en una se reciben y documentan los
pasajeros que van a volar desde el aeropuerto de Tijuana, y se dirigen al
puente que los lleva a llegadas internacionales del aeropuerto, donde pasan el
control de migración y aduana, y se pueden dirigir a tomar su avión. En la otra
mitad del edificio, personal de Customs
and Border Protection recibe a los pasajeros que cruzan a EEUU, y una vez comprobada
su documentación y entrado al país, pueden acceder a los distintos servicios de
las instalaciones y medios de transportación terrestre.
La
distancia recorrida por los pasajeros en cualquiera de los dos sentidos para
pasar los controles de salida, cruzar la frontera y hacer la entrada al otro
país, es de 150 metros.
Las
instalaciones se abrieron el miércoles 9 de diciembre, y desde entonces funcionan
para aportar una mayor calidad y mejora del servicio de los dos millones de pasajeros
que anualmente cruzan esta frontera.
En una época en que estamos más habituados a
escuchar mensajes de separatismo, odio y segregación, es reconfortante ver que todavía
se realizan proyectos en los que prima la concordia y amistad entre los
pueblos.
Excepcional, Iñaki, cómo, sutilmente, señalas el camino hacia la integración. Lástima que será poco apreciada la relevancia de que algunos trabajen mientras que otros debaten interminablemente sobre el sexo de los ángeles (para quienes, por cierto, las fronteras son irrelevantes).
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