miércoles, 16 de diciembre de 2015

Gemelos y conducta antisocial

¿Hay gente mala por naturaleza? ¿O es la conducta antisocial resultado de las malas compañías? ¿Es la familia la responsable?

Los estudios de gemelos han contribuido a responder estas preguntas desde la primera parte del siglo XX. Generalmente, los resultados han revelado una influencia genética sobre la conducta antisocial, pero la medida criterio ha sido demasiado global.

De un tiempo a esta parte se distingue entre conducta antisocial pública (overt) y encubierta (covert). La primera incluye conductas violentas como el atraco, la violación o el homicidio, mientras que la segunda incluye el engaño, los delitos contra la propiedad y el abuso de sustancias. La heredabilidad es mayor para la primera (65%) que para la segunda (48%).

En un reciente estudio se exploran las influencias genéticas y ambientales sobre la conducta delictiva usando el diseño de gemelos, cruzando las bases de datos del Registro Sueco de Gemelos y del Registro Sueco de Delitos. Los cálculos se hacen por separado para varones y mujeres, cuando eso es posible. Además, se consideran también por separado los delitos violentos, los de guante blanco y contra la propiedad.

Se analizan casi 22 mil gemelos nacidos entre 1958 y 1991 en Suecia, así como los registros criminales entre 1973 y 2011. Aplican un modelo clásico para separar los tres componentes de la varianza: genética, ambiente compartido (familia) y ambiente específico (experiencias ambientales no compartidas por los hermanos).

Como cabía esperar, los varones cometen delitos en una proporción tres veces superior a las mujeres. Cuando se considera el modelo general en el que no se distinguen tipos de delitos, la influencia genética es similar en varones y mujeres (45% y 46.2%, respectivamente), el ambiente compartido contribuye más en ellos que en ellas (27.1% y 17.9%) y el ambiente específico es algo más relevante en mujeres que en varones (27.9% y 35.9%).

¿Qué sucede cuando se analizan los distintos tipos de delito?

Para empezar, los delitos violentos y de guante blanco son demasiado escasos en mujeres, por lo que no pueden hacerse estimaciones fiables.

En la siguiente figura se presentan los resultados más evidentes.


En cuanto al delito violento, la heredabilidad se sitúa por debajo del 50%, el ambiente compartido (familia) contribuye con un 24% y la experiencia personal con un 30%.

La heredabilidad para los delitos de guante blanco y contra la propiedad es casi idéntica (54% aprox.), mientras que la familia contribuye menos a los primeros que a los segundos. La experiencia personal contribuye más a los primeros que a los segundos.

En una investigación previa de este mismo equipo en el que se usó el diseño de adopción, se observó que tanto los factores genéticos como los ambientales contribuyen a la conducta antisocial, aunque algo más los primeros que los segundos. El riesgo genético obtenido a partir de los padres biológicos predijo el riesgo de los chavales adoptados en igual medida para las conductas delictivas violentas y para las no violentas.

En un análisis más detallado de los resultados los autores llegan a la conclusión de que los factores etiológicos que distinguen los delitos violentos de los no violentos son esencialmente de carácter genético, mientras que en el caso de los delitos contra la propiedad el ambiente compartido es posiblemente más relevante.

Y avanzan un paso más: “sospechamos que las influencias genéticas específicas de la conducta delictiva violenta expresan una predisposición a la agresión y a su persistencia durante el ciclo vital; es una predisposición distinta a la expresada por los rasgos de exteriorización vinculados a la conducta delictiva menos severa. Las influencias genéticas específicamente asociadas a los delitos de guante blanco expresan una predisposición genética a la violación de las reglas”.

En suma:

¿Hay gente mala por naturaleza? Si, en parte.

¿Es la conducta antisocial resultado de las malas compañías? También parcialmente.

¿Es la familia la responsable? Ayuda, especialmente en los delitos contra la propiedad.

La conducta antisocial y delictiva no podrá comprenderse, por tanto, excluyendo alguno de los términos de la ecuación.


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