¿Hay gente mala por naturaleza? ¿O es
la conducta antisocial resultado de las malas compañías? ¿Es la familia la
responsable?
Los estudios de gemelos han
contribuido a responder estas preguntas desde la primera parte del siglo XX.
Generalmente, los resultados han revelado una influencia genética sobre la
conducta antisocial, pero la medida criterio ha sido demasiado global.
De un tiempo a esta parte se
distingue entre conducta antisocial pública (overt) y encubierta (covert).
La primera incluye conductas violentas como el atraco, la violación o el
homicidio, mientras que la segunda incluye el engaño, los delitos contra la
propiedad y el abuso de sustancias. La
heredabilidad es mayor para la primera (65%) que para la segunda (48%).
En un
reciente estudio se exploran las influencias genéticas y ambientales sobre
la conducta delictiva usando el diseño de gemelos, cruzando las bases de datos
del Registro Sueco de Gemelos y del Registro Sueco de Delitos. Los cálculos
se hacen por separado para varones y mujeres, cuando eso es posible. Además, se
consideran también por separado los delitos violentos, los de guante blanco y
contra la propiedad.
Se analizan casi 22 mil gemelos
nacidos entre 1958 y 1991 en Suecia, así como los registros criminales entre
1973 y 2011. Aplican un modelo clásico para separar los tres componentes de la
varianza: genética, ambiente compartido (familia) y ambiente específico
(experiencias ambientales no compartidas por los hermanos).
Como cabía esperar, los varones
cometen delitos en una proporción tres veces superior a las mujeres. Cuando se
considera el modelo general en el que no se distinguen tipos de delitos, la
influencia genética es similar en varones y mujeres (45% y 46.2%,
respectivamente), el ambiente compartido contribuye más en ellos que en ellas
(27.1% y 17.9%) y el ambiente específico es algo más relevante en mujeres que
en varones (27.9% y 35.9%).
¿Qué sucede cuando se analizan los
distintos tipos de delito?
Para empezar, los delitos violentos y
de guante blanco son demasiado escasos en mujeres, por lo que no pueden hacerse
estimaciones fiables.
En la siguiente figura se presentan
los resultados más evidentes.
En cuanto al delito violento, la
heredabilidad se sitúa por debajo del 50%, el ambiente compartido (familia)
contribuye con un 24% y la experiencia personal con un 30%.
La heredabilidad para los delitos de
guante blanco y contra la propiedad es casi idéntica (54% aprox.), mientras que
la familia contribuye menos a los primeros que a los segundos. La experiencia
personal contribuye más a los primeros que a los segundos.
En una
investigación previa de este mismo equipo en el que se usó el diseño de
adopción, se observó que tanto los factores genéticos como los ambientales
contribuyen a la conducta antisocial, aunque algo más los primeros que los
segundos. El riesgo genético obtenido a partir de los padres biológicos predijo
el riesgo de los chavales adoptados en igual medida para las conductas
delictivas violentas y para las no violentas.
En un análisis más detallado de los
resultados los autores llegan a la conclusión de que los factores etiológicos
que distinguen los delitos violentos de los no violentos son esencialmente de
carácter genético, mientras que en el caso de los delitos contra la propiedad
el ambiente compartido es posiblemente más relevante.
Y avanzan un paso más: “sospechamos que las
influencias genéticas específicas de la conducta delictiva violenta expresan
una predisposición a la agresión y a su persistencia durante el ciclo vital; es
una predisposición distinta a la expresada por los rasgos de exteriorización
vinculados a la conducta delictiva menos severa. Las influencias genéticas
específicamente asociadas a los delitos de guante blanco expresan una
predisposición genética a la violación de las reglas”.
En suma:
¿Hay gente mala por naturaleza? Si,
en parte.
¿Es la conducta antisocial resultado
de las malas compañías? También parcialmente.
¿Es la familia la responsable? Ayuda,
especialmente en los delitos contra la propiedad.
La conducta antisocial y delictiva no
podrá comprenderse, por tanto, excluyendo alguno de los términos de la ecuación.
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