Yo no tendría más de 17 años la
tediosa tarde de domingo en la que me reuní con mis amigos para ver aquella
película. Aprovechamos la ausencia de los padres de uno de nosotros para adueñarnos
de la casa y acomodarnos frente a la tele. La cinta VHS había sido alquilada el
día anterior en un oscuro videoclub. Aún no lo sabíamos, pero sería el título
más admirado de nuestra juventud. Se trataba de una película gore neozelandesa titulada
Mal gusto, de la que tan solo
conocíamos la carátula. Nada particular que justifique que regrese a mi memoria
21 años después. Pero su protagonista, productor y director era un irreconocible
Peter Jackson. Años más tarde cuando descubrí que la trilogía del Señor de los
Anillos la rodaría él, no podía salir de mi sorpresa.
Mal
gusto es una producción de serie B, con medios escasísimos, que
se invirtieron principalmente en sangre y casquería. Los actores son
aficionados y la estética recuerda en muchos momentos a Muchachada Nui. No hay elfos, orcos o magos. Ni batallas
multitudinarias. Pero ocupa un lugar en mi corazón.
Arranca de forma abrupta. Una
llamada de emergencia desde un pequeño pueblo costero neozelandes alerta a las
autoridades de una invasión extraterrestre. Pero el país es puntero en la
defensa frente a los alien, y dispone
de una unidad de élite preparada para estos imprevistos, The boys.
La unidad la componen tres
individuos con aspecto de grupo heavy de la primera mitad de los 80 (Ozzy,
Barry y Frank) y un asesor científico
con claros problemas mentales que es interpretado por Peter Jackson (Dereck).
Los dos primeros en llegar al
pueblo atacado son Barry y Dereck. Barry recorre las calles desiertas mientras
Dereck observa desde unos acantilados junto al mar. Pero pronto se produce el
primer contacto con los invasores. Un tipo uniformado con ropa vaquera se
arrastra lentamente hacia Barry con un hacha en la mano. Es sin lugar a duda un
invasor. Pese a las advertencias no parece detenerse. Finalmente Barry habrá de
utilizar su Magnum para salvar la vida. Comienza la sangre.
Dereck, que es el encargado de
recoger muestras para su análisis científico, pronto es descubierto por un
grupo de extraterrestres que corren hacia él armados con mazas. Los extraterrestres
parecen adaptarse mal a su forma humana, y se mueven de forma torpe. Pese a su
papel de asesor, Dereck desea implicarse en la acción y en lugar de huir se
enfrenta a los atacantes. Termina despeñándose por un acantilado. Sobrevive
milagrosamente a la caída, pero no sin consecuencias. El golpe le hace perder
masa encefálica, y su conducta se ve claramente afectada por ello.
Mientras tanto, Giles, miembro
de una ONG cristiana se dirige al pueblo para recaudar fondos, sin olerse nada
de lo que ocurre. Pronto se topa con un extraterrestre (el propio Jackson en
otro papel) que se está comiendo los sesos del que previamente había abatido
Barry. Antes de que pueda hacer nada, se encuentra dentro de un perolo en el
cuartel general de los extraterrestres, esperando para ser sacrificado.
Pero los dos miembros restantes
de The boys, Ozzy y Frank, llegan al
pueblo dispuestos a no dejar un solo extraterrestre con vida. Se reúnen con
Barry, logran infiltrarse en el cuartel general de los invasores, y liberar a Giles.
Allí descubren las intenciones de los invasores: recoger carne humana para una
cadena de hamburgueserías alienígena. Tal y como señala el líder de los
extraterrestres antropófagos es
sorprendente lo poco que ocupa un pueblo entero si se le quitan los huesos.
A la vez Dereck, que pierde
regularmente masa cerebral, deambula asesinando extraterrestres con un coche
decorado con figuras de los Beatles.
Cuando Ozzy, Frank y Giles
intentan escapar son descubiertos por los alien, y se inicia una escabechina
épica. No es el abismo de Helm, pero el director ya apuntaba maneras. Abrumados
por las bajas, los extraterrestres adoptan su forma real, aunque sus uniformes
vaqueros resisten mal la metamorfosis y se les ve el culo.
No voy a contar el final.
Espero que este post despierte la curiosidad del lector por esta divertida
rareza. No es apta para corazones sensibles, los efectos son cutres y no
transmite ningún valor positivo. Nadie hubiese apostado por el futuro
profesional del joven Peter, que parecía no estar muy centrado por aquellos
años. Y sin embargo todos sabemos lo que pasó después.
Impagable el ritual de la perola para descubrir si había un humano infiltrado...
ResponderEliminarYo también conocí a Peter Jackson en su época gore, pero le descubrí con Braindead. Recuerdo que no me podía creer que fueran a dejar a ese tío hacer la trilogía del Señor de los Anillos... Por desgracia nunca perdió su deje de director de serie B.
ResponderEliminar