Un estudio publicado en la revista PLOS ONE muestra que mayores
concentraciones de testosterona fomentan decir la verdad. Y, se
supone, menores niveles se asocian a la mentira.
¿Serán los calvos menos mentirosos?
¿Tenemos que desconfiar de quienes
siguen disfrutando de un envidiable cuero cabelludo a los 50 años de edad?
¿Son las mujeres más mentirosas?
Wibral M, Dohmen T, Klingmüller D, Weber B,
Falk A (2012) Testosterone Administration Reduces Lying in Men. PLoS ONE 7(10): e46774. doi:10.1371/journal.pone.0046774
La testosterona es una hormona con bastante
mala prensa. Quizá porque se presenta con mayor intensidad en varones que en
mujeres. Quién sabe.
El caso es
que los autores del estudio investigan a 91 varones jóvenes a quienes
administran una dosis extra de esta hormona o un placebo. Se usaron unas
sencillas pomadas aplicadas sobre la piel para suministrar la testosterona o el
placebo. Los dos grupos no mostraron diferencias en las sensaciones subjetivas
experimentadas tras la aplicación de las correspondientes pomadas.
Una vez
comprobado que los niveles de la hormona en sangre eran los esperados para el
caso del grupo experimental, los participantes de ambos grupos pasaron por un
juego de dados en el que se podía mentir para ganar sin que se les pillase. Las
condiciones del juego eran claras al señalar que se podía mentir si se deseaba para
ganar más dinero.
Los resultados
indicaron que quienes recibieron la dosis de testosterona tendían a mentir
sustancialmente menos que aquellos a los que se suministró el placebo (véase la
figura).
Por tanto, atendiendo
a estos resultados, la testosterona no solamente parece jugar un papel en la
agresividad, sino que también se encuentra implicada en la conducta pro-social
y en un comportamiento generoso o menos egoísta. Algunos otros estudios van en
la misma dirección, aunque una relación causal parece mostrarse aquí por primera
vez.
A veces es
necesario ser muy agresivo para mostrar un comportamiento que la sociedad
califica de heroico. La asociación de esta hormona con ambos tipos de
comportamientos puede ser, por tanto, bastante razonable (y esperable).
A este
estudio se le podría achacar que la personalidad de los individuos evaluados
podría influir sobre los resultados. Por ejemplo, rasgos como la 'sociabilidad'
podrían influir en el comportamiento honesto.
Pero los
autores contemplaron (y midieron) sus posibles efectos. No se observó nada
interesante, por lo que mantuvieron su interpretación de que la testosterona influye directamente en el comportamiento
honesto.
Muy interesante!
ResponderEliminarInteresante trabajo que me plantea dos preguntas: (1) por azar no estarían los más inteligentes en el grupo placebo? Esto explicaría que mientan más; se dan cuenta de que no hay repercusión y lo aprovechan (me recuerda a la correlación entre inteligencia y desea lidiad social) y (2) en mujeres pasará lo mismo?
ResponderEliminarGracias por a referencia y el post.
Qué curioso....Reconozco que si hubiese tenido que formular una hipótesis sobre esta cuestión la hubiese planteado en la dirección contraria.
ResponderEliminarGracias por la referencia,
David, es interesante y en tu línea de estudiar en laboratorio para acotar relaciones causales.
ResponderEliminarM. A.: ¿te sorprende que no hayan medido inteligencia? Se debería hacer más caso a David Lykken y quienes estudian variables de personalidad (en sentido amplio) harían muy bien en medir, por definición, capacidad intelectual.
Ignoro qué pasaría con mujeres, pero mi predicción es que así será.
Sergio: es lo que tiene hacer hipótesis...