jueves, 20 de enero de 2011

Farmacogenómica

Disponer del genotipo de un individuo puede contribuir a pronosticar su reacción a los medicamentos disponibles.

En la actualidad la prescripción médica se basa, en gran medida, en la experiencia previa del clínico, y, también, en el ensayo y error: “vamos a probar con esto” es una frase típica en la consulta.

Típica y lógica porque el profesional es consciente de que funcionó en el pasado con otros pacientes, pero puede no hacerlo con el que ahora se sienta en la silla de su consulta, a pesar de presentar una sintomatología similar.

Un ejemplo conocido es el efecto adverso sobre determinados pacientes de un medicamento diseñado para impedir la formación de coágulos ante la presencia de trastornos cardiovasculares. Una mutación del gen CYP2C19 se asocia a esta respuesta. No solamente esos pacientes no reaccionan según lo esperado, sino que lo hacen en sentido contrario.

Naturalmente, este conocimiento genético no se aplica únicamente a problemas físicos, sino que también posee relevancia para los llamados trastornos mentales. Una de las descendientes del conocido psiquiatra, López Ibor, se sirve de un test genético para predecir la respuesta al tratamiento psiquiátrico. Sería interesante saber cómo lo hace exactamente.

Sin embargo, se debe reconocer que todavía se sabe mucho menos de lo necesario para usar discrecionalmente esta tecnología, esta medicina personalizada o farmacogenómica.

A menudo las prisas no son unas consejeras especialmente recomendables.

No hay comentarios:

Publicar un comentario