sábado, 6 de junio de 2009

Renacimiento y Siglo XXI

Tras haber eliminado algunas concepciones equivocadas –solamente algunas—sobre la Edad Media, procedamos con el sobredimensionado Renacimiento.

Inciso: siempre supusimos que la inquisición española fue el brazo opresor de la Iglesia, ¿verdad? Pues no. Fue un instrumento político para asegurar la creación del Estado español. Fernando el Católico hizo la petición a Roma. La Reina Isabel reformó la Iglesia española, junto con el Cardenal Cisneros. Sirviéndose de este instrumento, España evitó los conflictos nacionalistas que asolaron Europa durante 100 años.

Se suele declarar que durante el Renacimiento el ‘hombre’ se impuso a la autoridad y la superstición religiosa, volviendo su mirada hacia la naturaleza y la experimentación para descubrir las leyes del mundo físico. Sin embargo, las cuentas no están claras. La tendencia filosófica dominante durante el Renacimiento fue neoplatónica, ganando en elegancia lo que perdió en rigor lógico.

Shakespeare resulta especialmente elocuente cuando explora las consecuencias de negar la naturaleza humana. Es impaciente con la gente que reduce la ley moral a convención social. Quien así actúa es, para el escrito sajón, un villano.

Siendo cierto que algo similar a la imprenta se inventó en China, y no en Occidente, también conviene considerar que, creyendo que su tierra era el centro del universo, los chinos no hicieron uso de su invento. ¿Por qué entretenerse en hacer algo que no sea dibujos decorativos impresos para el emperador, cuando el orden celeste que gobierna el mundo es inmutable en sus ciclos? ¿Por qué ir a alguna parte cuando tú estás en el centro? Guttenberg cogió la idea e inventó la imprenta. Sin imprenta no hubiera existido la reforma protestante ni el mundo moderno.

Cuando Copérnico, por cierto un sacerdote católico, dedicó su trabajo sobre la revolución de los cuerpos celestes al Papa Pablo III, buscaba evitar activamente una escisión entre ciencia y religión. No existe evidencia sobre el hecho de que su trabajo perturbara la fe de nadie. De hecho, el cardenal Nicolás de Cusa ya propuso que la Tierra giraba alrededor del Sol, citando al astrónomo Aristarco. Nadie se sintió molesto.

Es un sinsentido histórico declarar que Francis Bacon inventó el método científico. Lo que hizo fue restringir el significado del término conocimiento, compartiendo con los demás un instrumento, viejo y fiable, para alcanzar ese conocimiento.

Galileo es el héroe prototípico de la ciencia, contrario a las fuerzas represoras de la religión. Sin embargo, la Iglesia nunca negó que la Tierra pudiera moverse alrededor del Sol, sino que insistió en que la evidencia disponible no era suficiente como para que se pudiera enseñar como un hecho probado. Einstein concordaría con la Iglesia: “se ha mantenido que Galileo es el padre de la ciencia moderna, quien sustituyó el método deductivo y especulativo por el método experimental y empírico. Sin embargo, esta interpretación no soportaría el mínimo escrutinio”. Einstein reconoce que Galileo no tenía pruebas sobre el hecho de que la Tierra girara alrededor del Sol. Era materialmente imposible ya que, hasta Newton, no existió una teoría completa de la mecánica. El hecho que lo demuestra es que Galileo formuló una teoría de las mareas incorrecta.

El Renacimiento inició el movimiento, todavía vigente, para allanar las instituciones de nivel medio que sirven de almacén transitorio entre el individuo y el Estado, así como para separar el Estado de cualquier teología que pudiera entorpecer sus ambiciones. Las viejas autoridades pierden, mientras ganan los nuevos maestros.

Leonardo da Vinci tardó ingentes cantidades de tiempo en terminar ‘La Última Cena’ no únicamente porque fuera un perfeccionista, que lo fue, sino por su fe, una fe que le obligaba a tensar los nervios de su inteligencia, su habilidad y su visión. No se sentía capaz de representar la perfección de la belleza y la gracia celestial necesaria para plasmar, en el lienzo, al divino encarnado.

Las glorias del Renacimiento fueron posibles por la Edad Media y la cultura cristiana. La tendencia secular durante el Renacimiento es exagerada y, erróneamente, se le supone un motor de nuestro avance cultural. El Renacimiento pavimentó el camino para la decadencia moral de hoy en día al divorciar la filosofía de la fe.

Movámonos hacia la Ilustración, una época realmente fascinante…

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