domingo, 2 de diciembre de 2007

CÁNCER: Pensar de otro modo exige no estar financiado por los que piensan del mismo modo

PRIMER DATO: en 1971 morían de cáncer 330.000 ciudadanos norteamericanos y se diagnosticaron 650.000 casos más. Estas cifras estimularon un aumento del presupuesto del Instituto Nacional del Cáncer (INC) hasta alcanzar los 570 millones de € anuales en 1976.

SEGUNDO DATO: en 2004 morían de cáncer 560.000 ciudadanos norteamericanos y se diagnosticaron 1 millón doscientos cincuenta mil casos más. El presupuesto del INC había llegado, por entonces, a 3 mil seiscientos millones de dólares.

CONCLUSIÓN: el porcentaje de ciudadanos norteamericanos que mueren de cáncer es el mismo en la actualidad que en 1970. E igual que en 1950, por cierto.

Desde 1970, los científicos han insistido en que el cáncer es provocado por mutaciones genéticas.

¿Es esta tesis correcta?

Veamos el caso del tabaco. El asbesto o el alquitrán, contenidos en los cigarrillos, no son componentes mutagénicos, es decir, no influyen sobre el ADN, sobre los genes. Sin embargo, son carcinógenos.

El Dr. Peter Duesberg se encargó de combatir la tesis imperante en la comunidad científica, y, por eso, resultó “marcado” como disidente.

Por ejemplo, en 1986 sostuvo que el sida no era una enfermedad infecciosa, ni estaba causada por el HIV. La reacción del Nacional Institute of Health (NIH) a su investigación fue suprimirle la financiación.

Duesberg revisó el vasto número de publicaciones sobre el cáncer, llegando a la conclusión de que las células cancerígenas poseían un complemento cromosomático incorrecto, y, generalmente, demasiados complementos. Es decir, su ploideo no es bueno, y, por tanto, son células aneploideas. Concluyó que este carácter aneoploideo era la causa real del cáncer, no las presuntas mutaciones genéticas.

En esencia, una célula cancerígena es como un vehículo “diabólico” con más de cuatro ruedas, más de un motor y sin frenos. Una vez comienza a circular, no hay quien lo pare.

Pero la extraordinaria financiación para encontrar el remedio contra el cáncer continua, persistentemente, por la senda de la tesis de la mutación genética, a pesar de que la aneuploidia se ha mostrado, de manera consistente, en todos los cánceres. No existen cánceres diploideos, es decir, cánceres auténticos con el número correcto de cromosomas.

MORALEJA: para poder pensar de otro modo, es mejor no estar financiado por los que piensan del mismo modo.

FUENTE: Tom Bethell (Redactor Jefe de American Spectator)

2 comentarios:

  1. Una moraleja muy triste, especialmente si tenemos presente sobre que espaldas recae el fascinante rol de investigador. En una mayoría importante se trata de profesores universitarios vinculados a “prestigiosas” instituciones. Profesores que, quiero pensar, fomentan el espíritu crítico en sus estudiantes y son, intelectualmente, fuertes detractores del pensamiento único.

    En mi vida académica, recuerdo muchos momentos agradables, pero también hay momentos menos agradables. Uno de ellos se produjo cuando un profesor (cuyo nombre no viene al caso) me dijo que un tema en concreto de investigación era fascinante pero que era políticamente incorrecto.

    Políticamente incorrecto…..Hoy, 10 años después de aquello tengo la sensación de que debo ser muy torpe, pues sigo sin entender como “investigación” y “políticamente incorrecta” son términos que pueden ir juntos en la misma frase. Pero, ¿qué sucede cuando un proyecto de investigación es calificado de “políticamente incorrecto”, y en consecuencia rechazado? ¿No contribuye ese rechazo al pensamiento único del que hablamos anteriormente y que sería recomendable desterrar del mundo universitario? ¿Cuáles son los criterios de lo políticamente incorrecto? O mejor aún, ¿Quién lo decide y con que autoridad?...... Quis custodiet ipsos custodes.

    Esto si hablamos de la financiación pública en proyectos investigación……¿Qué opciones le quedan al investigador que es tachado por sus colegas de disidente o de políticamente incorrecto? Yo solo veo dos: a) buscar financiación privada, aún con los problemas que este tipo de financiación presenta y b) claudicar y abandonar sus ideas y a sus hijos intelectuales (sus proyectos). Honestamente deseo que si algún investigador se encuentra en esta tesitura opte siempre por la primera de estas dos opciones.

    “No debemos temer al conocimiento, nunca es buena la ignorancia” Sandra Scarr.

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  2. Querido lector anónimo:

    Concuerdo con tu análisis. Pero, desgraciadamente, en tanto en cuanto los científicos no recordemos cuál es nuestro papel, "los otros" seguirán comprándonos o cerrándonos la boca. En algun momento supimos quiénes eramos. Pero ya no. Ahora se debe decir lo que se espera, ya que en cualquier otro caso, tu carrera puede verse notablemente perjudicada por la opinión de algún periodista, algún político, o, lo que es peor, algún colega que comulga con el procedimiento según el cual los datos válidos son aquellos que confirman lo que se debe.

    En cualquier caso, la esperanza es lo último que se pierde. También en el caso que nos ocupa.

    Saludos
    Roberto---

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