No hay día
en que no veamos una noticia de las que te hacen pensar:
“que paren el mundo,
que me bajo”.
Corrupción,
violencia, asesinatos, desigualdades. Una locura.
Es
difícil intentar encontrar el equilibrio en el día a día ante esa avalancha de
barbaridades. A veces le da a uno por pensar que hay que escaparse a Nepal, como
si fuésemos Eddy Murphy en “El chico de
oro”.
El caso
es que hace poco leí un reportaje que me dejó descolocado. Trataba sobre los
escaladores que suben al Everest. Naturaleza, peligro y esfuerzo. Contemplar el
mundo desde su cima, espiritualidad.
Pues va
a ser que no.
Básicamente,
el Everest está lleno de basura y de cadáveres.
Y no, no me refiero a cadáveres perdidos en mitad de una avalancha, si no a
cadáveres que están ahí, en mitad del camino, y que, en algunos casos, se
utilizan como balizas, sirven para señalar que se va por un camino o por otro.
Pregunté
a un amigo alpinista y me dijo que sí, que como la densidad del aire es tan
baja a esas alturas, el rescate es prácticamente imposible. Los helicópteros no
llegan. Alguno lo ha intentado y se ha estrellado, causando más muertes. Se
puede ver un reportaje en…
Si casi
no hay oxígeno ni para el rescate, estará la cosa como para recoger
desperdicios y llevarlos al punto limpio. Hasta donde habrá llegado la situación
que el Gobierno de Nepal obliga a los alpinistas que suben al Everest a bajar ¡8
kilos de basura!
No me quiero imaginar lo que puede ser una
escapadita en busca de ‘El Equilibrio’ al Everest.
Casi
mejor me quedo con mi amada “Fuerza”
de Star Wars.
El
equilibrio, el lado oscuro y eso que hace tiempo renegué de cualquier película
que no fuera de la trilogía original. Casi me da un sincope cuando se cargan a
Han Solo en la última entrega. Pero no acaba ahí la cosa.
¿Qué
pasaría si nuestro idolatrado ‘Star Wars’ se convirtiese en un musical tipo ‘La
La Land’?
No es
que quiera asustar al personal, pero hay una película de 1978, titulada Star
Wars Holyday Special, en el que el imperio invade el hogar de
Chewbacca, sale la mujer de éste último y se van mezclando las apariciones de nuestros
queridos protagonistas. Un engendro de límites legendarios. No puedo borrar de
mi mente la escena de Leía cantando.
Se puede
ver la película completa en youtube:
Y ya
puestos a seguir con el desconcierto, “que la fuerza te acompañe” es una frase que no se
dice en ningún momento en las películas. Se pueden escuchar frases del tipo “The Force will be
with you... always” o “Use the Force”. Otro caso como el de “elemental, querido
Watson”, que jamás usa Sherlock, o el “tócala otra vez Sam” de Casablanca.
Tras
este desconcierto, cuando uno cree que no hay forma humana de encontrar el
equilibrio, se descubre, esta vez en positivo, que hay algunas personas que
logran reorientar su vida y equilibrarse algo más gracias a “Ikea”.
Por lo
visto, la compañía sueca ha ganado uno de los más prestigiosos premios de “Arquitectura”, el Beazley Design Awards, al
mejor proyecto de 2016.
En 4
horas, los refugiados pueden construir una casa con capacidad para cinco personas,
con paredes, ventanas, una puerta con cerradura y una altura que les permite ponerse
de pie.
Miles
de refugiados han podido recuperar “parte
de su vida” y ACNUR ya las utiliza en campamentos de refugiados de Irak,
Chad, Djibouti, Grecia y Serbia. Se han suministrado más de 30.000
viviendas. Esta iniciativa me parece espectacular y me lleva a preguntarme:
Si Ikea puede hacer casas, ¿qué cosas
podrían hacer el resto de compañías?
Aquí
les dejo, con congelados en el Everest, con Leia cantando y con Ikea haciendo
casas.
Elementos
clave para encontrar el equilibrio en siglo XXI.
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