lunes, 16 de enero de 2017

El valor de la vida humana –por Sergio Escorial Martín

Cómo cualquier persona de bien, condeno firmemente la violencia. Cualquier tipo de violencia. Y me solidarizo con las víctimas con absoluta independencia de su sexo, edad, orientación sexual o religión.

Uno de los tipos de violencia que más llama la atención es la que se produce en el seno familiar, o entre personas que mantienen o mantuvieron un vínculo afectivo. Los medios de comunicación han puesto el foco en los casos de violencia que se producen en el ámbito de las relaciones sentimentales de pareja, con especial interés cuando se producen víctimas mortales.

No voy a entrar aquí en el polémico tema del “efecto imitación”. El Dr. Antonio Andrés Pueyo, profesional de referencia en la investigación de la violencia, dirigió recientemente el trabajo de Tesis doctoral de la Dra. Isabel Marzabal Manresa. En este trabajo se realizó un estudio empírico en Cataluña sobre este espinoso problema. Se analizaron 39 asesinatos de mujeres a manos de sus parejas y las noticias de los medios anteriores al crimen. Los resultados indicaron que las noticias de feminicidios que aparecen en la prensa aumentan la probabilidad de que vuelvan a suceder en el futuro.

Quiero aprovechar el espacio que me brinda el administrador de este blog para referirme a la violencia en el ámbito de la pareja. El tema no será novedoso para los lectores habituales de este espacio:


En España contamos desde 2004 con una Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género”. Ya en el preámbulo de esta ley se define la violencia de género como “…una violencia que se dirige sobre las mujeres por el mismo hecho de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión”. Así pues, para poder aplicar esta Ley se requiere la concurrencia de una serie de elementos:

- El agresor siempre es un hombre.
- La víctima siempre es una mujer.
- Ha de existir entre ambos una relación afectiva de pareja o ex pareja (sin que sea imprescindible la convivencia).

Esto implica que ningún hombre que sufra maltrato puede acogerse a las medidas de protección de esta Ley. Del mismo modo que tampoco podrían acogerse los hombres y mujeres homosexuales que estén siendo víctimas de maltrato a manos de sus parejas (o ex parejas).

Todos estos casos estarían enmarcados en lo que se conoce como “Violencia Doméstica” y regulados por la Ley Orgánica 15/2003, de 25 de noviembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre y por la Ley 27/2003, de 31 de julio, reguladora de “la Orden de protección de las víctimas de la violencia doméstica”.

No soy abogado, pero he consultado las implicaciones de este doble tratamiento legal con dos abogados de familia. Sus respuestas me preocuparon. En esencia, ante un mismo delito, las penas son diferentes dependiendo de si se aplica una u otra ley (lo que no depende de las circunstancias del hecho, sino solamente del sexo de la víctima y del agresor). Las circunstancias que tienen que concurrir para que un hecho sea sancionable también son diferentes en uno y otro caso. Incluso el propio tratamiento en dependencias policiales lo es. Y así muchas diferencias en torno a diversos aspectos de lo que sería el proceso judicial. Para quien quiera conocer algo más sobre las implicaciones de este hecho adjunto el siguiente enlace:


Me pregunto: ¿no implica esto que estamos manteniendo, para estas problemáticas sociales, leyes discriminatorias?

Cuando empecé a hablar de este tema con algunos  colegas me dijeron:

es normal este tratamiento legal, la violencia en la pareja siempre tiene como víctima a la mujer y como agresor al hombre”.

Como investigador en Psicología Diferencial, los términos “siempre” y “nunca” me perturban cuando se emplean para describir comportamientos ligados a grupos humanos. Pero como no tengo suficiente conocimiento en estas cuestiones, planteé también este argumento al hacer mi consulta. Según los abogados, esta afirmación es radicalmente falsa. Aun así, me puse a buscar evidencias.

En primer lugar, fue fácil encontrar los datos de víctimas mortales a manos de sus parejas para los casos en los que la víctima es mujer y el asesino es un hombre (pareja o expareja). El Ministerio de Igualdad actualiza periódicamente unas fichas muy completas con estos datos.

Dado que no encontré inicialmente datos de hombres muertos a manos de mujeres (parejas o exparejas) llegué a pensar que este caso era inexistente en la realidad.

Error.

Lo que sucede es que estos datos no son computados por las estadísticas del Ministerio de Igualdad. Es decir, que para este Ministerio no son iguales las víctimas que mueren a manos de sus parejas o exparejas en función de si son hombres o son mujeres, en el sentido de que unas son computadas y otras no.

Consulte a 10 investigadores de mi entorno más cercano: 3 me remitieron a las cifras del Ministerio de Igualdad, y solamente 1 dio con datos fiables de los casos en los que las víctimas eran varones.

El único organismo oficial que publica estos datos es el Consejo General del Poder Judicial, que hasta el año 2014 (fecha del último informe publicado) elabora un informe anual acerca de esta cuestión. Estos son los datos recopilados en cuanto al número de víctimas mortales que, en el caso de las mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas (varones) y que en el caso de los varones han sido asesinados por sus parejas (mujeres).



Según estos datos, desde el año 2008 hasta el 2014 en nuestro país han fallecido 428 mujeres a manos de sus parejas (varones) y 48 varones a manos de sus parejas (mujeres). Es decir, de cada 10 asesinatos producidos en el ámbito de la pareja, en 9 casos la víctima es una mujer y en 1 caso la víctima es un varón.

Por otra parte, el Informe del Consejo General del Poder Judicial del año 2008 proporciona datos que permiten hacer una comparación que puede ser interesante. En ese año se computaron 90 mujeres víctimas mortales en el ámbito de la violencia doméstica y de género, de las cuales 75 fueron víctimas a manos de sus parejas o exparejas varones (el 83,33% de las víctimas). En el caso de los varones, el número de víctimas mortales computadas ese año fue de 31, de las cuales 6 fueron víctimas de sus parejas o exparejas mujeres (el 19,35% de las víctimas).

En resumen, tanto desde un punto de vista absoluto como desde uno relativo (considerando este indicador de víctimas mortales como ejemplo) la violencia en el ámbito de la pareja es mayor en varones que en mujeres. Pero si esto es así, ¿se justiciaría un doble tratamiento legal y penal de estos casos? En mi opinión no.

En primer lugar, porque aunque solamente fuese un hombre el que denunciase maltrato por parte de su pareja (o expareja) ya merecería la misma protección que en el caso de que la denuncia fuese interpuesta por una mujer.

Permítanme ilustrar mi lógica con un ejemplo.

En los accidentes mortales investigados en el ámbito laboral ocurridos en 2014, se observa que un 98,7% de los accidentes de trabajo mortales corresponde a hombres (147 accidentes), mientras que el 1,3% restante corresponde a mujeres (2 accidentes). ¿Justificarían estos datos una Ley de Prevención de Riesgos Laborales que excluyera a las mujeres?

En segundo lugar, estoy utilizando el indicador de víctimas mortales. Sin embargo, se podrían considerar otros indicadores de violencia doméstica (y de género). Es posible, según datos de algunos estudios, que estos % de comportamientos o manifestaciones de violencia en función de sexo fueran distintos a los observados sobre el indicador de víctimas mortales.


Por otra parte, y esto hay que tenerlo también muy presente, hacer visible el problema de la violencia en el seno de las relaciones afectivas no es igual de fácil para una víctima mujer que para una víctima varón.

Finalmente, soy un firme defensor de la igualdad, pero de la igualdad de verdad. La vida de una mujer vale lo mismo que la vida de un hombre.

La vida de un ser humano es lo que vale.

Quizás la sociedad ganaría si empezásemos a buscar las razones y mecanismos de este tipo de violencia (y de cualquier otro tipo de violencia) en aquellas características realmente relevantes para la conducta problema.

De la misma manera que el ser más o menos alto es algo que viene determinado por la longitud que llegan a alcanzar tus huesos, y esto es así seas hombre o mujer, la predisposición a la violencia en general es algo que viene espoleada por características de personalidad que están presentes en hombres y en mujeres.

Habría que huir de explicaciones basadas en categorías que no reflejan una diversidad tan real como relevante. Las diferencias individuales se imponen a las que separan a los grupos.

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10 comentarios:

  1. Tema muy interesante.
    De acuerdo en que vale lo mismo la vida de una mujer y de un hombre, y en que todos ganaríamos trabajando sobre lo realmente relevante del problema.
    ¿Tiene datos acerca de las relaciones homosexuales?
    Un saludo

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  2. Una pregunta interesante. Como comentaba en el post, algunos datos acerca de esta problemática son francamente difíciles de conseguir. Me refiero por supuesto a datos fiables, ya que a veces hay fuentes en la web muy mal documentadas y muy poco fiables.
    En algunos (por desgracia no en todos) de los informes del Consejo General del Poder Judicial que he manejado para elaborar este post tienes referencias indirectas para resolver a tu pregunta. Por ejemplo, en 2008, de los 31 varones muertos por casos de violencia doméstica, solamente 1 lo fue a manos de una pareja (varón). En el caso de las mujeres, de las 90 mujeres víctimas mortales de violencia doméstica y de género, 3 fallecieron a manos de una ex novia y 7 a manos de sus parejas (también mujeres). Es decir 10 mujeres víctimas mortales.
    Un saludo.

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    1. Hay pocos datos sobre violencia de pareja en homosexuales pero han sido recopiladas en un meta-estudio de gran alcance que contesta muchas preguntas incómodas:

      Recientemente se ha publicado un artículo en el que se presentan los resultados de un metaanálisis de 75 estudios cuantitativos sobre agresiones sexuales en parejas homosexuales, con una muestra global de 139.635 individuos.

      En conjunto, los niveles de violencia sexual registrados a lo largo de la vida de los encuestados se sitúan en intervalos del 12% al 54% para los varones gays y bisexuales y del 16% al 85% para las mujeres lesbianas y bisexuales.

      Como elemento de comparación, los niveles más altos de agresiones sexuales sufridos por mujeres en parejas heterosexuales a lo largo de su vida se situan entre el 10% y el 17% por ciento (según los estudios citados por las propias autoras).

      Por lo tanto, para una mujer, las probabilidades de ser agredida sexualmente son hasta cinco veces mayores si su pareja es otra mujer, en vez de un hombre.

      http://www.cronicas.org/20segundos_febrero2011.htm#violenciadegenera


      Y aqui otro informe:

      En su sección relativa a la violencia de pareja, la gran encuesta británica sobre el delito (British Crime Survey) tiene en cuenta la violencia perpetrada en las parejas homosexuales.

      Según su último informe anual, la proporción de mujeres que sufrieron abuso doméstico fue del 6% en las parejas heterosexuales, ¡y del 17% en las parejas de lesbianas! (pág. 63)

      Ese porcentaje tres veces mayor de violencia entre mujeres.

      http://www.cronicas.org/20segundos_agosto2010.htm#mujercontramujer

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  3. Estimado Sergio, te felicito por tu valentía al tratar un tema tan delicado donde presentar unos datos de investigación y no otros o decir algo "políticamente incorrecto" puede resultar muy mal visto.
    Por cierto, suscribo totalmente tus observaciones.
    Un fuerte abrazo

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  4. Me parece interesante este post. Pero quizas solo centrado en un problema que son las victimas mortales. No poco importante desde luego...pero no es el unico problema. En mi opinion la LGVG no solo deberia preocuparse por los feminicidios sino por las desigualdades que sufre la mujer por ser simplemente mujer. Como dices las mujeres nacen mujeres como los altos nacen altos. Y de igual forma que un hombre no es siempre violento por su genero una nujer no es siempre inferior. La LGVG deberia preocuparse por este hecho a nivel laboral, social y por supuesto educacional. No tanto en consecuencias a muertes sino en prevenirlas. Y eso si que obviamente debe excluir al otro género, es decir a los hombres. Pues es obvio que esas desigualdades no las sufren. Si no preguntarle a Paquita (la mujer de la sexta) o daros una vuelta a 10 metros de una mujer durante unas horas por la calle y observad el acoso callejero. O comparar los suelos. O el efecto techo por ser madres, por ejemplo, en sus profesiones. Y un largo etc. Eso es lo que deberia contemplar la LGVG. En cuanto a las muertes po violencia de género opino que deben ser de igual aplicacion a mujeres y hombres. Pero sin olvidar cual es el problema social que nos afecta a todos. El patriarcado está. Y te afecta a ti como hombre. Y me afecta a mi como mujer. Gracias por tu aportación y tus datos.

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  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  6. Celebro que te haya resultado interesante el post. En mi post me definía a mi mismo como un firme defensor de la igualdad y estoy de acuerdo contigo en que la mujer no es inferior por ser mujer, como creo que lo estaremos todos los lectores de este Blog.
    Planteas un tema interesante, el de las desigualdades entre hombres y mujeres, y aunque no es el que yo he querido abordar en este post, si quiero darte mi opinión acerca de alguna de tus afirmaciones.
    Es verdad que existen patriarcados, de igual manera que en determinadas organizaciones existen matriarcados. En cualquier caso, no me gusta ni uno ni otro sistema. Defiendo los principios de igualdad, mérito y capacidad. Defiendo una organización social en la que los individuos más preparados ejerzan la autoridad, con independencia de su sexo, raza u orientación sexual. Personalmente trabajo en un ámbito en el que hombres y mujeres, a igual tipo de contrato perciben igual salario. En el que las diferencias salariales se establecen en base a unos complementos de productividad por la actividad docente o investigadora (no voy a entrar aquí a valorar si ese sistema de complementos es adecuado o no). Creo firmemente que ese es el modelo al que una sociedad moderna y democrática debe aspirar, y el día que eso se consiga no existirán casos como el de Paquita. Gracias a ti por tus inquietudes, que como ves son ampliamente compartidas.

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  7. Gracias por la información y por las referencias!

    El meta-análisis cuyos resultados comentas es un trabajo muy interesante publicado en 2011:

    Rothman, E. F., Exner, D., & Baughman, A. L. (2011). The prevalence of sexual assault against people who identify as gay, lesbian, or bisexual in the United States: A systematic review. Trauma, Violence, & Abuse, 1524838010390707.

    Aborda la prevalencia de agresiones sexuales en personas homosexuales y bisexuales. De todos los indicadores de agresiones sexuales, aquí nos interesan los porcentajes de agresión sexual por parte de la pareja (o ex-pareja). Son muy pocos los estudios que consideraron este indicador y los porcentajes de prevalencia difieren notablemente entre estudios, por diversas cuestiones, especialmente las relacionadas con aspecto de diseño y metodología de cada estudio. Para los varones gays y bisexuales los porcentajes de agresión sexual por parte de las parejas van del 9.5% reportado en el estudio de Sandford et al. (2007) al 57% informado en el estudio de Walder-Haugrud and Gratch (1997). Para mujeres lesbianas y bisexuales, esos mismos porcentajes oscilan entre el 2% informado en los estudios de Badford et al (1994) y de Descamps (2000) y el 45% informado también en el estudio de Walder-Haugrud and Gratch (1997).

    Por otra parte, especialmente interesante es el informe británico que señalas. En el mismo, antes de pasar a analizar los datos en relación a la orientación sexual, cuando se señalan las víctimas de homicidio en función del sexo y del parentesco con el agresor, es importante que la tendencia que encuentran es esencialmente la misma que se observa en nuestro país en el mismo año (2008), según el Informe del Consejo General del Poder Judicial que se comentó en el Blog. Un Maestro me enseño a prestar atención a las evidencias que, a pesar se tener distintas procedencias, convergen.

    Te reitero mi agradecimiento personal. Para mi los datos son importantes, más cuando tocamos este tipo de problemáticas sociales.

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    1. Una placer, Sergio.

      Y por cierto, hablando del oscurantismo y la confusión que muestra siempre el gobierno a la hora de presentar datos cuando se trata de hombres asesinados...interesante y rigurosísimo estudio sobre los diferentes estadios por los que ha pasado el recuento oficial.

      https://medium.com/@elsacodelcoco/qui%C3%A9n-cuenta-los-hombres-asesinados-por-su-pareja-99bc8a30faa3#.tiy3xgfn1


      El mismo autor nos asombra con otro estudio novedoso que compara el nivel de igualdad y del alcholismo de los países con respecto la tasa de mujeres muertas por su pareja. Y llega a otra fascinante conclusión:

      https://plus.google.com/+DavidPrieto100/posts/AMhFPnuSXGt


      Ese estudio es el que debería haber empezado a diseñar este catedrático, en vez de tanto hipotetizar:

      http://www.uv.es/uvweb/universidad/es/listado-noticias/describen-paradoja-nordica-mayor-igualdad-genero-mas-altos-indices-violencia-pareja-europeos-1285846070123/Noticia.html?id=1285966463901

      O este otro muy curioso donde afirman que hay mas acoso sexual en las carceleras de un reformatorio:

      https://plus.google.com/+DavidPrieto100/posts/AMhFPnuSXGt

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  8. Apreciado Sergio. Te ocupas de un tema recurrente e importante, pero difícil porque hay muchas cosas "mezcladas" en estos análisis, empezando por la definición. Lo que aquí la ley llama violencia de género es, estrictamente hablando, violencia contra la pareja. En general, en los estudios epidemiológicos sobre la violencia contra la pareja la bidireccionalidad es bastante frecuente - como han demostrado Straus y también Dutton - en todos los tipos de violencia entre heterosexuales, excepto en los de violencia sexual (donde hay muchas mas mujeres víctimas que agresoras) y en los asesinatos de pareja (donde la proporción de hombre asesinado por mujer y mujer asesinada por hombre) también es muy asimétrica.
    Otra cosa importante a considerar es la violencia entre parejas homosexuales que, en general, es mas elevada que la de heterosexuales y, sobre todo, en los tipos de violencia menos extremos (asesinato y muy graves agresiones sexuales). Los trabajos que se mencionan en los comentarios son evidencias de esto que digo. Pero parece ser que los factores de riesgo y los motivos que generan la violencia de pareja entre heterosexuales y homosexuales son muy similares para hombres y mujeres.
    En general coincido contigo en la idea de que hacer leyes basándose en creencias y arquetipos es de poca utilidad y a veces pueden ser dañinas además de discriminatorias.
    Saludos.

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