Disponer del indicador
Elo de rendimiento en el ajedrez ayuda a estudiar las diferencias
individuales. Este indicador varía aproximadamente entre 1000 y 2900 puntos,
dependiendo del país y la federación. Un
mayor Elo supone una mayor habilidad ajedrecística.
Las personas que
compiten habitualmente disponen de un Elo que se actualiza periódicamente en
función de los resultados obtenidos en partidas oficiales. En el cálculo se
considera, tanto el Elo de un jugador, como el de sus contrincantes durante el
periodo evaluado.
Cuando se
comparan los Elos de los mejores hombres con los de las mejores mujeres, las
puntuaciones Elo de los hombres son significativamente más altas que las de las
mujeres.
En el estudio
transcultural de 24 países que veremos después, los promedios Elo varían entre
2219 y 2618 puntos para los 100 mejores hombres de cada país (media = 2410,
desviación típica = 93), y entre 1612 y 2309 puntos para las 100 mejores
mujeres de cada país (media = 2005, desviación típica = 161).
Por otra parte,
las diferencias en puntos Elo entre los 100 mejores hombres y mujeres de cada
país varían entre 216 puntos (Georgia) y 607 puntos (Portugal), con un promedio
de 393 y una desviación típica de 84 puntos Elo.
Con una
diferencia de 216 puntos Elo, la probabilidad de obtener una victoria en una
partida de ajedrez por parte del jugador más débil es de 0.22, de solamente 0.09
con 393 puntos de diferencia, y de 0.03 si la diferencia es de 607 puntos.
Ninguna mujer ha ocupado nunca el número 1 del
ranking mundial.
Únicamente Judith Polgar, gran maestra de ajedrez
actualmente retirada, ha llegado a estar situada en el octavo lugar del ranking
mundial. En la lista de
septiembre de 2016, la primera mujer,
Yifan Hou, se encontraba situada en el puesto 95 del ranking de los 100 mejores
jugadores del mundo.
Esta marcada diferencia
de sexo se ha atribuido a un
efecto puramente estadístico, debido al exagerado mayor número de
hombres que juegan regularmente al ajedrez de competición.
Por ejemplo, en
la lista de jugadores de Marzo de 2014 publicada por la Federación
Internacional de Ajedrez, en España aparecen 13960 hombres y 646 mujeres (ratio
hombres:mujeres de 22:1).
Esta gran
disparidad de participación de hombres y mujeres, puede constatarse en
cualquier open de ajedrez de los
muchos que se llevan a cabo en nuestro país.
Pero las
diferencias en puntuación Elo entre hombres y mujeres también se han atribuido
a determinantes biológicos y culturales.
Por ejemplo, al comparar
las puntuaciones Elo de los mejores jugadores y jugadoras de ajedrez en seis
torneos internacionales entre los años 2010 y 2013, se observó que las
diferencias en las puntuaciones Elo entre hombres y mujeres no dependían
totalmente en las diferencias de participación (ratio hombres:mujeres 12:1),
sino en las
diferencias en edad y práctica del ajedrez entre hombres y mujeres, ya que un 70%
de las diferencias en puntuación Elo entre hombres y mujeres se explicaban por
la edad y por el número de partidas jugadas durante dicho período.
En otro
estudio reciente, basado en datos de 24 países, se constató que las
diferencias en Elo entre hombres y mujeres eran marcadas en todos los países
estudiados. Por otra parte, las distintas tasas de participación no explican
totalmente las diferencias en puntuación Elo entre hombres y mujeres.
Este estudio
sugiere también una destacable variabilidad entre países, que podría estar
relacionada con el tamaño y latitud de cada territorio estudiado. Se observan menores
discrepancias en puntuación Elo entre hombres y mujeres en países con un menor
territorio o que se encuentran a una mayor latitud. Se observan mayores
discrepancias en países con un mayor territorio o que se encuentran a una menor
latitud.
Este estudio se
está replicando actualmente con datos de países de todo el mundo, con lo que se
espera ofrecer una visión más global de este fenómeno.
La variación en
el tamaño del país y su latitud podrían relacionarse con las dinámicas
implicadas en el entrenamiento y práctica del ajedrez. Por ejemplo, territorios
más reducidos pueden tener ciertas ventajas para organizar y consolidar
actividades de educación y competición en ajedrez de una forma más ágil y
coordinada.
Además, la
práctica del ajedrez está muy arraigada en los países del Este de Europa, y se promueve
en mayor medida dentro de la familia y la escuela a edades más tempanas.
Todo ello podría
estimular una iniciación más precoz en el ajedrez, así como una permanencia más
prolongada en este dominio por parte de las mujeres.
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