lunes, 21 de noviembre de 2016

Inteligencia y Ajedrez

A menudo se da por supuesto que jugar al ajedrez es positivo para el desarrollo del intelecto y, por tanto, quizá también para mejorar el rendimiento académico. Sin embargo, recientemente Marta Ferrero escribía un interesante post rechazando esa posibilidad, según la evidencia disponible:

Muchos colegios están introduciendo el ajedrez en las aulas como modo de mejorar el rendimiento académico de sus alumnos (…) Sin embargo, los datos recogidos hasta el momento no son concluyentes”.

Recientemente se ha publicado un meta-análisis en ‘Intelligence –el primero hasta la fecha—sobre la relación de las capacidades cognitivas con la habilidad en el ajedrez. La pregunta general que se responde es:

¿Por qué presentan algunas personas una mayor habilidad (skill) en dominios complejos?

Eligen el juego del ajedrez como ejemplo porque…

1.- Es uno de los dominios más estudiados en la investigación sobre la pericia.
2.- Existe una medida objetiva de habilidad (el ranking Elo).
3.- Constituye una actividad compleja puramente intelectual.

El ajedrez es una mera excusa para los autores. En realidad les interesa averiguar si, de hecho, existe o no una relación entre pericia (expertise) e inteligencia porque algunos autores han mantenido que la respuesta es negativa y que la cosa puede explicarse por la práctica deliberada.

A través de su meta-análisis, los autores pretenden poner orden en el caos de la evidencia disponible. Suponen que ese desorden puede explicarse porque suelen estudiarse pequeños grupos, con restricción de rango –tanto en inteligencia como en pericia—o solamente se consideran niños o adultos. Además, los test de inteligencia que se aplican a veces no poseen las garantías psicométricas pertinentes.

En el meta-análisis se consideran 19 estudios en los que se analizan 26 muestras independientes y un número total de 1779 individuos.

Los resultados revelan correlaciones estadísticamente significativas de la habilidad en el ajedrez con la capacidad numérica (r = 0.35), el razonamiento fluido o abstracto (r = 0.24), la comprensión (r = 0.22), la memoria a corto plazo (r = 0.25), la velocidad mental (r = 0.24), la capacidad verbal (r = 0.19) y la capacidad visoespacial (r = 0.13).

Además, las correlaciones con la inteligencia fluida resultaron más acusadas en jóvenes que en adultos (0.32 versus 0.11) y también fueron mayores en novicios que en expertos (0.32 versus 0.14):

Los resultados sugieren que la capacidad cognitiva contribuye significativamente a las diferencias individuales en la habilidad para jugar al ajedrez, especialmente en jugadores jóvenes y con menor experiencia”.

Estos son los resultados generales, pero vale la pena señalar algunas cosas más.

Por ejemplo, se observa una clara restricción en las puntuaciones Elo de los estudios analizados, hecho que puede atenuar las correlaciones. Además, la edad puede confundirse con el nivel de juego. Este nivel puede variar dependiendo de si se usa la Elo o un test de habilidad. Las correlaciones calculadas no pudieron corregirse por atenuación porque gran parte de los estudios omiten la información necesaria (estimaciones de fiabilidad), aunque no quepa esperar un cambio revelador.

En suma, aunque el tamaño del efecto es moderado (entre 0.2 y 0.3) de hecho existe una relación entre la capacidad intelectual y la habilidad en el ajedrez: los más inteligentes juegan mejor. Sin embargo, estos resultados no permiten saber si jugar al ajedrez estimula el desarrollo intelectual, y, por tanto, se produce un impacto positivo en, por ejemplo, el rendimiento académico (o en otros de los múltiples correlatos sociales de la inteligencia).

Ferrero describe un estudio longitudinal promovido por la Education Endowment Foundation y el University College de Londres hecho con más de cuatro mil alumnos de cien colegios. Aunque no pude encontrar la referencia a esta investigación en su post, según esta autora no se observaron efectos diferenciales de jugar al ajedrez sobre el rendimiento en matemáticas o ciencias.

Solamente esa clase de estudios longitudinales permitirá desenredar la madeja.

El hecho de que exista una correlación entre capacidad intelectual y pericia en el ajedrez no implica que practicar este juego estimule el desarrollo cognitivo, y, como consecuencia de ello, se aprecie una mejora educativa. Si comparásemos jugadores y no jugadores podríamos observar que los primeros son más inteligentes, pero eso no significaría, salvo pruebas en contra, que jugar les hizo más listos.

Se pueden albergar razonables sospechas de que practicar un juego cognitivamente estimulante favorece el desarrollo intelectual. Pero hasta que dispongamos de pruebas, ese supuesto debería ser objeto de apasionadas discusiones en las cafeterías de los colegios, no de programas formales incorporados al curriculum educativo.

P. S. Marta me envía, amablemente, el enlace al estudio de la Education Endowment Foundation:




2 comentarios:

  1. Leontxo García, periodista especializado en ajedrez, lleva emperrado en esta cuestión mucho tiempo. También afirma que mejora considerablemente el TDAH, llegando a no necesitar medicación en muchos casos.

    Es un ejemplo de cómo una pasión puede cegar de tal manera que se acaban diciendo tonterías. Lo malo es cuando esa influencia llega hasta conseguir introducir cambios curriculares.

    Saludos.

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  2. Gracias, Abel. Nuestra labor en estos foros informales es exponer, con la mayor claridad posible, algunas de las cosas que sabe la ciencia por ahora. Es el único modo de intentar impactar en personas interesadas que confían en los a menudo mensajes equívocos de los mass media. Más allá no podemos ir. Saludos, R.

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