viernes, 16 de septiembre de 2016

Tecnología, cerebro y capacidades humanas (Parte 3 de 3)

La única forma de compartir recuerdos de verdad es en 3D

Simple y llanamente, recordamos en 3D.

La información relevante del mundo que nos rodea está almacenada en nuestro cerebro. Cuando rememoramos algo, nuestro cerebro reúne esa información y reconstruye lo que vivimos en su momento tal y como fue, o cómo creemos que fue, pero siempre en 3D.

Así que la ecuación es sencilla. La única forma de compartir recuerdos, de verdad, supone recurrir a un formato 3D. Lo demás son pálidos reflejos de lo que realmente fue.

Recordamos mucho mejor la información que se ajusta a un modelo 3D como el que trabaja nuestro cerebro. Lo que se puede recordar de modo inmediato se relaciona más claramente con la representación 3D. Aprendemos antes a cambiar un grifo viendo cómo lo hace un fontanero en cinco minutos que estudiando durante horas un completísimo manual.

El abanico de preguntas que se abre es riquísimo.


¿Una madre se emocionaría más viendo la foto de su hijo en 3D que en 2D?

¿Un soldado, o un futuro piloto, podría vivir un entrenamiento más efectivo en entornos 3D que en entornos 2D?

Percibimos en 3D, pero también almacenamos y recordamos en 3D.

Los científicos han observado que se usan las mismas neuronas del cerebro para el procesamiento de objetos y para el almacenamiento a largo plazo de la representación de esos objetos.

Cuando se imagina una escena se aprecian patrones de activación similares en la corteza temporal ventral a los observados cuando se experimenta directamente esa escena. Esta es una de las bases de la denominada memoria episódica, el registro de los sucesos vividos.

Esa memoria episódica almacena vivencias experimentadas en un mundo 3D. La memoria episódica supone almacenar y recordar hechos concretos. En contraste, la memoria semántica conlleva almacenar y recordar conocimientos sobre el mundo en el que vivimos, generalmente con esfuerzo.

Recordamos lo que experimentamos y recuperamos los recuerdos utilizando fragmentos de esas experiencias como una clave para rescatar el conjunto en 3D. Solamente se aprende lo que se recuerda, lo que tiene significado para la persona. Por eso, recordamos el 90% de lo que hacemos, el 75% de lo que vemos y el 20% de lo que oímos.

Diálogo

P: ¿Cuál es la relación entre el hecho de percibir el mundo en 3D y la memoria?

R: Permíteme ser un poco retórico preguntándote yo ¿cómo prefieres aprender a jugar al tenis, leyendo un manual --con o sin fotografías-- o con un profesor en el campo?

P: ¿Tiene truco la pregunta? Es obvio que optaré por la segunda opción.

R: Es natural. Y sí, la pregunta tiene truco. No es infrecuente asumir que leyendo un manual seremos capaces de hacer muchas cosas: montar un mueble, manejar un ordenador o aprender a nadar, por poner algunos ejemplos.

Los distintos medios que usamos para comunicarnos, para compartir conocimientos y experiencias, sirven para lo que sirven y es insensato pedirles algo para lo que no están preparados.

P: ¿Dónde quieres ir a parar?

R: A que debemos estar abiertos a la posibilidad de que por el hecho de que estemos acostumbrados a hacer algo de una determinada manera, no tiene por qué ser necesariamente así.

P: ¿Puedes poner algún ejemplo?


R: Estamos acostumbrados a aprender matemáticas escuchando a un profesor que escribe en una pizarra y recurre a un manual repleto de fórmulas que representan conceptos abstractos. Pero sabemos que las matemáticas hablan, en última instancia, del mundo real.  Un mundo que es rabiosamente tridimensional.

P: ¿Quieres decir que deberíamos aprender matemáticas de otro modo?

R: ¿Por qué no? Nadie duda de la genialidad de Albert Einstein, ¿verdad?

P: Yo desde luego no.

R: Pues bien, la intuición clave para llegar, finalmente, a formular la teoría de la relatividad, proviene de un 'experimento mental' del científico de origen alemán.

P: ¿Y qué supuso ese experimento mental?

R: Einstein se imaginó a sí mismo viajando al lado de un punto que se movía a la velocidad de la luz, percatándose de que a él, desde su perspectiva, ese punto le parecería inmóvil.

P: Entiendo, pero el cerebro de Einstein era demasiado privilegiado para que algo similar pueda producirse en otros, ¿no?

R: Lo que sugieres es cierto, pero solo en parte.

Estoy seguro de que sabes que se ha estudiado su cerebro porque lo donó a la ciencia.

P: Sí, lo sé, pero no recuerdo qué se encontró.

R: Que, en general, su cerebro no tenía nada de especial, salvo en una región del cerebro situada entre los lóbulos occipital, temporal y parietal.

P: Eso encajaría con su famosa frase "pienso visualmente, no verbalmente".

R: Correcto. Pero ahora las condiciones han cambiado y lo que Einstein hacía espontáneamente podría ser quizá estimulado mediante el uso de nuevos desarrollos tecnológicos.

P: ¿A qué te refieres?

R: A que ese creativo pensamiento espacial podría ser estimulado contribuyendo a superar las limitaciones del acceso a la información relevante.

P: ¿Mediante dispositivos que presenten esa información en 3D?

R: Seguramente. Pero no solo que la presente con ese formato, sino que pueda ser también manipulada para comprobar los efectos que se producen.

P: Eso suena un poco a ciencia ficción...                                      


R: Muchas cosas que se pensaba eran imposibles se han demostrado realizables, tanto en la ciencia como en el desarrollo tecnológico.

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