Recuerdo que uno de mis
profesores de Historia en la Facultad nos hablaba de la Historiografía como una
perspectiva crítica sobre la Historia, o de cómo los propios historiadores
analizan e interpretan de una determinada forma.
Si perdemos la perspectiva crítica
sobre lo que trasmite la propia historia tendremos una visión sesgada de lo que
realmente sucedió en el pasado.
El caso es que parece que en la
Historia que nos enseñaron vamos poniendo medallas y atribuyendo grandes hechos
a personas “equívocas”, sin
desmerecer el hecho de que estas hubieran hecho grandes aportaciones.
Genios a los que yo llamo “los segundos”.
Quizás el más destacado sea el
de la Radio.
Si pensamos en el inventor de
la radio, lo más probable es que nos venga a la mente Marconi (1834-1937), pero realmente fue una idea de Nikola Tesla (1856-1943).
Marconi patentó el invento de
Tesla y ganó un premio Nobel, pero en 1943 la Corte Suprema de EEUU reconoció
el mérito de Tesla y le devolvió la patente. Pero da igual: la fama universal
la conservará Marconi.
Que estas cosas les pasen a un
italiano y a un austriaco no parece que nos afecte mucho.
Sin embargo, tenemos en suelo
patrio muchos casos que deberían estar en los altares de la historia, pero están
olvidados. Personajes notables que en su gran mayoría resultaron ignorados por
el excesivo protagonismo de otros que hicieron cosas parecidas.
Entre ellos destacan Emilio Herrera (1879-1967): inventó el primer
traje espacial. O Jerónimo de Ayaz (1553-1613)
que patentó la primera máquina de vapor industrial de la historia.
La precursora de los ebooks fue Angela Ruiz Robles (1895-1975) quien creó la primera enciclopedia
electrónica.
Fidel
Pagés Miravé (1886-1923) conceptualizó y desarrollo la
anestesia epidural –¡las mujeres le tendrían que poner en un pedestal!
Ramón
Silvestre Verea Aguiar y García (1833-1899) inventó la primera
máquina capaz de sumar, restar, dividir y multiplicar.
Mónico
Sanchez, contemporáneo de Tesla y de Marconi, inventó el primer
aparato de Rayos X portátil, usado en la primera guerra mundial.
Al mallorquín Mateu Josep Bonaventura Orfila i Rotger
(1787-1853) se le considera el padre de la toxicología moderna (1787-1853) con
su tratado sobre los venenos.
Y para rizar el rizo tenemos el
caso de Cosme García Sáez
(1818-1874) primero en diseñar un sumergible con anterioridad al archiconocido
submarino de Isaac Peral: el
“Garcibuzo”, nombre espectacular. Si le hubieran puesto el Enterprise o el Seaquest…¡dónde
habría llegado!
Tenemos muchos más casos en
España. Sorprendentemente, muchos de esos grandes personajes fueron
autodidactas, algo que siempre me dejará fascinado.
Hay que ser muy
inteligente para llegar a estos niveles de inventiva.
Está claro que los españoles no
sabemos “vender” bien nuestro ingenio y que nuestras grandes
aportaciones se quedarán reducidas en muchos casos al imaginario colectivo como
inventores de la siesta, de la fregona y del chupa chups.
Nada
más lejos de la realidad:
¡Somos un país de primera! ¡Viva
España!
Para terminar, y siguiendo con los segundos, ahora que estamos
con el tema del Brexit y los nacionalismos,
resulta muy curioso ver un mapa de Europa en el que se muestra en cada pais
cual es la segunda nacionalidad mayoritaria.
Esta claro que la política y la economía tiene su mayor
impacto en los ”segundos”, tan
ocultos como nuestros grandes inventores.
¡Que pasen un feliz verano!
Querido Óscar: excelente reivindicación. Buena falta hace. Las recientes estadísticas del CIS nos dicen que casi 7 de cada diez personas viven de espaldas a la cultura y a la ciencia:
ResponderEliminarhttp://politica.elpais.com/politica/2016/07/06/actualidad/1467810409_519474.html
El avance de la humanidad sigue siendo responsabilidad de un puñado de personas como las que mencionas en tu post.
Habría que reconocerles su contribución con mayor asiduidad y humildad.
Saludos, R