Bratislav
Misic y
Olaf Sporns publican un
artículo de opinión en el que
a) Se desmarcan de la
tendencia a subrayar la relevancia de determinadas regiones del cerebro para
comprender sus relaciones con la conducta y
b) Abrazan la perspectiva
del conectoma, es decir, de las
conexiones entre regiones.
Confiesan que ese movimiento –está
por ver si hacia delante—es posible gracias a los avances tecnológicos y,
también, a la existencia de excelentes bases de datos de carácter público que
los científicos interesados pueden explorar (openly shared neuroscience data).
Los desarrollos técnicos permiten
integrar evidencias de carácter multimodal –es decir, registros de datos de
naturaleza estructural y funcional—. Esa combinación puede mejorar nuestra
comprensión sobre la supuesta complejidad del cerebro humano –casi todo lo
desconocido parece súper complejo hasta que se comprende.
Generar modelos sobre la conexión
entre regiones requiere adaptar a la neurociencia técnicas de análisis
estadístico bastante conocidas en Psicología y ciencias afines, como, por
ejemplo, los modelos de ecuaciones estructurales –basados en una de las
escasísimas técnicas ideadas dentro de la propia Psicología, es decir, el
análisis factorial.
Agregar los datos disponibles de un modo
significativo también será importante para ayudarnos a avanzar. Ejemplos son NeuroSynth
o Brain-Map.
Según parece, las regiones del cerebro que soportan la resolución de tareas
similares se encuentran más conectadas de modo espontáneo. Los patrones de
activación simultánea y de conectividad se encuentran relacionados y se
asocian, a su vez, a fenotipos cognitivos y conductuales de marcado interés.
El cerebro es un sistema a gran
escala en el que las regiones habitualmente identificadas interactúan. Esas
relaciones son, además, dinámicas. Las regiones que se conectan al resolver una
determinada tarea pueden cambiar cuando se enfrenta por primera vez o
transcurrido algún tiempo. Las regiones multimodales –más generales—son más relevantes
en las primeras fases y las unimodales –más específicas—adquieren protagonismo
más adelante. Es decir, el
sistema propende a maximizar su eficiencia. El procesamiento controlado le
cede la responsabilidad al automático en cuanto es posible, hecho que posee un
reflejo en cómo procesa el cerebro la información.
Los autores de este artículo sugieren
que el sistema posee una naturaleza jerárquica en el que las regiones
responsables del procesamiento de alto nivel (poli-sensoriales) son
multipropósito, es decir, se implican en un elevado número de tareas –valen
para un roto y para un descosido.
Las técnicas multivariadas permiten
considerar de modo simultáneo las conexiones entre regiones cerebrales y las
medidas psicológicas para generar un mapa combinado. En este blog se han discutido algunos ejemplos
de cómo se están aplicando esta clase de técnicas para alcanzar ese objetivo:
Esas
técnicas de análisis estadístico están particularmente indicadas para la
aproximación basada en el análisis de cómo se conectan de modo dinámico las
distintas regiones del cerebro humano.
Probablemente
una de las aplicaciones más excitantes se relaciona con la identificación de
individuos. Es decir, se puede analizar el patrón de conectividad de un
numeroso grupo de personas y averiguar quién es quién, del mismo modo que se
puede identificar inequívocamente a quién pertenece una huella dactilar (connectotyping).
No
son pocos quienes pensamos que es llegado el momento de pasar de considerar grupos a centrarse en los individuos porque, de hecho, no hay dos conectomas iguales.
Hagámoslo
en serio y con determinación.
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