viernes, 3 de junio de 2016

Brain Gyrification and General Cognitive Ability

Se publica en ‘Current Biologyun informe en el que se consideran más de mil individuos con un extenso rango de edad. Los análisis se centran en el plegado de la corteza cerebral (brain gyrification), porque

a)    se supone que es algo especialmente característico de los humanos
b)    hay enormes diferencias individuales

Es interesante observar que ese plegado es relativamente independiente del tamaño cerebral: los cabezones no poseen mayor plegado (y al revés).

Los mil casos provienen de un grupo de niños (N = 662) y de un grupo de adultos (N = 440).

Los resultados de relacionar sus diferencias de capacidad intelectual con las diferencias de plegado cortical son muy similares en ambos grupos: cuanto mayor es el plegado en la corteza prefrontal, el parietal inferior, la unión temporo-parietal, la ínsula, la corteza cingulada y el giro fusiforme, mejor es el rendimiento intelectual.


Pero…

a) el hallazgo no es para tirar cohetes, puesto que las diferencias de plegado cortical explican entre un 5 y un 11% de las diferencias cognitivas (algo habitual, no es culpa suya)
b) es chocante que no se observe ni una sola correlación negativa
c) la enorme correspondencia de resultados (0.80 sobre 1) entre ambos grupos es para mosquearse

A ese último punto se añade que los resultados apenas se mueven cuando se estudia a varones y mujeres por separado. Tampoco cuando se divide el grupo en rangos de edad. Es decir, ni el sexo ni la edad alteran los resultados.

Es difícil de creer que…

Los patrones neuroanatómicos de la asociación –que incluyen regiones de la corteza cingulada, frontal, parietal y temporal—son altamente consistentes en los dos grupos, en ambos sexos, a través de la edad, e independientemente de cómo se calcule el nivel intelectual”.

Tanta regularidad asusta. El mundo no puede ser tan redondo.

Las regiones que se subrayan en los resultados poseen una naturaleza multimodal, es decir, integran información de distintos sistemas sensoriales. No se observa ninguna correlación con regiones unimodales. Por tanto, una mayor capacidad intelectual se asocia al grado de plegado de esas regiones corticales multimodales. Los autores aprovechan la oportunidad para recordarnos que son precisamente estas regiones las que han experimentado un mayor desarrollo durante la evolución humana. Blanco y en botella.

Me sorprende que no se diga nada sobre otras características corticales exploradas con frecuencia en su relación con la capacidad intelectual y la cognición en general. Se ignora el grosor de la corteza (cortical thickness) y el área de superficie cortical (cortical surface area), por ejemplo.


En un reciente informe que comentamos aquí, se observaban relaciones positivas y negativas con la capacidad intelectual. Es decir, más no era siempre mejor. Sin embargo, en el informe que ahora comentamos todas las relaciones son positivas: más es siempre mejor.

Tampoco existe una correspondencia clara con el resultado del meta-análisis que también comentamos aquí. La evidencia estructural, por ejemplo, no logra identificar como relevante ninguna zona del lóbulo parietal. Los autores del presente informe sí lo consiguen.

Finalmente, nuestro análisis centrado en características estructurales conduce a una visión bastante pesimista sobre la clase de aproximación usada en el informe que estamos comentando.


Es posible que el panorama observado en otros estudios cambie milagrosamente al centrarse en el plegado cortical, pero tengo reservas. Habrá que mirar atentamente. Ojalá sea cierto y podamos aferrarnos a un clavo seguro. Pequeño, pero firmemente asentado.

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