Hace unos meses se publicó en Nature Genetics el resultado del enorme esfuerzo de recopilar
información y analizar los resultados de, virtualmente, todos los estudios de
gemelos publicados desde 1958 hasta 2012 en el mundo. Este blog ya se hizo eco de esta
información
reconociendo la importancia de esta tarea. Más de 2700 trabajos, 18000 rasgos,
y un total acumulado de 14.5 millones de pares de gemelos. El esfuerzo es
impresionante. Los resultados también. Aunque no suponen grandes cambios
respecto a lo que ya se sabía o se sospechaba, sí que suponen un valioso
respaldo al conocimiento acumulado y al trabajo realizado durante muchos años
por un buen número de excelentes investigadores.
Evidentemente, esta publicación no zanjará por completo la
conocida polémica en torno a la utilidad y la validez metodológica de los
estudios de gemelos. Polémica que se va desplazando por áreas de investigación
en función de la cantidad de evidencias acumuladas por estos estudios. Así, las
discusiones, en otro tiempo mucho más frecuentes, sobre el papel de los genes y
el ambiente en rasgos relacionados con la capacidad cognitiva o la
psicopatología, se trasladan a áreas en las que la genética de la conducta ha
irrumpido más recientemente y existe una menor cantidad de datos acumulados
(véase, por ejemplo, la discusión generada en torno a los estudios de
heredabilidad en el ámbito de la criminología). Tampoco eliminará las
sugerencias de dejar a un lado los análisis en genética cuantitativa para
abrazar el uso de nuevas técnicas y sumergirnos por completo en las aguas de la
genética molecular (GWAS, epigenética, etc.).
Mucho se ha escrito sobre estas cuestiones y mucho se seguirá
escribiendo. Entiendo que es bueno. La polémica nos hace replantearnos ideas y
posturas, y crecer. Pero sobre todo ello caben dos cuestiones, a mi juicio,
fundamentales:
1.- Las posiciones maximalistas tienden a anular la reflexión
y a favorecer la aparición de determinismos que, como poco, limitan nuestra capacidad
de análisis científico.
2.- Las preguntas son tantas, y tan diversos los modos de
afrontarlas, que no hay estrategia de investigación inútil y todas pueden hacer
aportaciones interesantes.
En este último punto, los registros
de gemelos emergen como un recurso de investigación privilegiado, entre
otras cosas, por su difusión y su versatilidad.
Existen registros en prácticamente todos los países
científicamente avanzados. Algunos de ellos con una larga historia y bancos de
datos longitudinales realmente impresionantes. Registros que, además, están
conectados entre sí a través de colaboraciones puntuales, consorcios y redes.
Todo esto permite un nivel de cooperación difícilmente comparable. Los tamaños
muestrales alcanzados, la cantidad y calidad de datos comparables recogidos, y
la posibilidad, única con este tipo de muestras, de analizar globalmente los
efectos genéticos y ambientales, sobre una enorme cantidad de fenotipos,
representan un extraordinario potencial investigador.
Por otra parte, los registros son tremendamente versátiles, y
su información y datos acumulados pueden ser utilizados en diversas estrategias
y métodos de investigación. Para empezar, no dejan de ser una cohorte de
individuos, en muchos casos poblacional, en la que se pueden desarrollar
estudios epidemiológicos con ventajas evidentes sobre los tradicionales. Por
ejemplo, estudios caso-control de gemelos, en los que el emparejamiento permite
controlar el efecto de factores genéticos y ambientales compartidos, o ensayos
con los mejores controles posibles. Esto se añade a los más clásicos estudios
genéticamente informativos, tanto desde una perspectiva cuantitativa (p.e.
estimaciones de heredabilidad), como molecular. En este último caso, por
ejemplo, resulta evidente la utilidad de gemelos monocigóticos discordantes
para el fenotipo de interés, en estudios de epigenética; sin dejar de lado
cualquier otro tipo de estudio de asociación (p.e. GWAS) o de interacción
genotipo-ambiente.
En resumen, los estudios de gemelos no son la solución a
todos nuestros problemas metodológicos, pero son un recurso extremadamente
valioso e irrenunciable para seguir avanzando en nuestro conocimiento sobre el origen de la variación en rasgos humanos complejos.
Los registros de gemelos son la fuente primordial de este tipo de estudios. Son
un recurso del que no podemos prescindir y en el que no podemos dejar de
participar.
El Registro de Gemelos
de Murcia es el primero de carácter poblacional puesto en marcha hasta el
momento en nuestro entorno (www.um.es/registrogemelos).
Nació y se ha desarrollado con vocación colaborativa, abierto
a cooperación con otros grupos de investigación, de diversas áreas, tanto
dentro como fuera de nuestras fronteras. Su potencial y eficiencia
investigadora son enormes, pero sería deseable no seguir siendo el único. Las ventajas de la cooperación no son aditivas, sino
exponenciales. Hay iniciativas y magníficos investigadores interesados.
Tal vez sólo se necesite un pequeño empuje adicional.
Recientemente hemos publicado un estudio que constituye un ejemplo de la
utilidad de los registros de gemelos y de los estudios clásicos de genética
cuantitativa. Cuál es el máximo grado de educación al que llega una persona o cuánto
tiempo pasa una persona dentro del sistema educativo, depende de diversos
factores. Entre estos se encuentran factores genéticos relacionados, por
ejemplo, con la capacidad cognitiva o la personalidad, y factores ambientales,
como el nivel socio-económico familiar o las características del sistema
educativo. El peso relativo de los factores genéticos a la hora de producir
diferencias entre los individuos de una población respecto a una medida determinada
(en este caso, el nivel educativo), es lo que llamamos heredabilidad.
La heredabilidad del nivel educativo alcanzado presenta
variaciones temporales. Una de las teorías que trata de explicar estas
variaciones propone que la implementación de políticas educativas más
igualitarias lleva a un incremento de las oportunidades educativas para todos
los miembros de una población, lo que reduciría las diferencias entre los
individuos debidas a factores ambientales (familia, escuela,…). En ese caso,
las diferencias encontradas en nivel educativo se deberían en mayor proporción
a factores genéticos (aunque el efecto absoluto se mantendría igual) y, por
tanto, la heredabilidad se incrementaría.
Esta hipótesis es, lógicamente, muy difícil de contrastar
puesto que las políticas educativas no se dan en el vacío y resulta complicado
encontrar muestras para hacer esta comparación.
El Registro de Gemelos
de Murcia proporciona una posibilidad única en este sentido. Para ello se
utilizó una muestra de 1271 pares de gemelos de ese registro. La muestra incluye
gemelos nacidos entre 1940 y 1966, por lo que se puede establecer una
comparación entre aquellos que habían estudiado antes y después de la puesta en
marcha de la Ley de General de Educación
de 1970.
Nuestros resultados apoyan la hipótesis descrita. Aunque el
impacto de los factores genéticos, en términos absolutos, se mantuvo estable,
su peso relativo se incrementó debido a un descenso del papel de los factores
ambientales compartidos en el nivel educativo alcanzado. Es decir, la heredabilidad del nivel educativo alcanzado se incrementó
de un 44 a un 67% en varones. En mujeres, este efecto parece estar más
dilatado en el tiempo y no se observa claramente.
Lógicamente, es imposible aislar el efecto de la política
educativa del entorno socio-económico y de la evolución global de la sociedad
española durante ese periodo. Sin embargo, la reforma educativa del 70 no fue
una mera consecuencia de la evolución socio-económica del país, sino el
principio de una transformación que permitió cambios de gran calado en la
estructura educativa española. Tratar de determinar hasta qué punto la
variación encontrada en heredabilidad se debe a la reforma educativa o al
crecimiento económico asociado es especulativo, pero parece razonable asumir
que los efectos del desarrollo económico sobre el
nivel educativo se producirían a través del sistema educativo.
En resumen, como se ha dicho en alguna ocasión, la heredabilidad puede ser considerada un indicador de la
igualdad en el sistema educativo. El efecto de los factores genéticos no
cambia, pero a mayor igualdad, menor efecto de factores ambientales y, por
tanto, mayor heredabilidad.
Un simple ejemplo de la utilidad de los estudios
genéticamente informativos para analizar el efecto de factores ambientales
sobre fenotipos de alto interés social.
Excelente post Juan Ramón. El trabajo que hacéis en el Registro de Gemelos de Murcia es simplemente magnífico. Como señalas, ojalá sirva de ejemplo para esfuerzos similares en nuestro país. Y que quienes se dedican a ello colaboren con entusiasmo. El único problema es que no veo medidas de inteligencia por ningún sitio. Es algo que debéis corregir pronto ;-) Un saludo, R
ResponderEliminarQuerido Roberto, no te recogemos el guante... porque ya tenemos un cajón lleno. Pocas cosas nos gustarían más que poder llevar a cabo medidas de inteligencia en condiciones, en la próxima oleada de recogida de datos. Si se da la posibilidad esperamos contar con tu colaboración ;-). J
ResponderEliminarNice serendipities!
ResponderEliminarhttp://aiidi.blogspot.com.es/2015/12/las-politicas-sociales-de-igualdad.html