miércoles, 9 de diciembre de 2015

El mosaico del cerebro humano

Un equipo compuesto por investigadores de varios centros publica un informe en PNAS en una línea similar a otro estudio que comentamos aquí hace algún tiempo.

Se analizan más de 1.400 cerebros para llegar a una conclusión realmente trivial: existe un extraordinario solapamiento entre las características cerebrales de varones y mujeres. Es decir, la distinción hombre-mujer no es categórica.

Realmente eran innecesarias tantas alforjas para semejante viaje. De verdad, lo digo en serio.

Hace muchas, muchas décadas que la Psicología diferencial demostró la realidad de ese solapamiento, no solamente para estos dos grupos humanos, sino también para todos los demás grupos. Es lo que subyace a la naturaleza dimensional (frente a categórica) de los factores psicológicos que, por defecto, se extiende a las propiedades biológicas.

Si en lugar de centrarse en el cerebro se hubieran orientado hacia el hígado, ¿se habría encontrado algo diferente?

Lo que se hace en esta investigación es explorar el grado de consistencia interna en el cerebro humano usando datos obtenidos con registros de resonancia magnética. A partir de distintas bases de datos, cuyos tamaños muestrales varían entre 138 y 855, se centran en las regiones donde las diferencias de sexo son más acusadas. Contrastan si los individuos se sitúan consistentemente en un extremo del continuo masculino-femenino o presentan una variabilidad sustancial, situándose en algunos casos en un extremo y en otros en el otro extremo.

Resultado: la variabilidad es mucho más evidente que la consistencia interna.

Veamos más en concreto algunos de los hallazgos:

1. Los análisis de morfometría (VBM) de 169 mujeres y 112 varones revelan que únicamente el 6% de los cerebros son internamente consistentes. Es decir, que son claramente varones o mujeres.

2. El análisis del conectama de 495 mujeres y 360 varones llega a conclusiones similares. La consistencia interna se observó en el 2.4% de los cerebros.

3. También se hizo un análisis en el que se evitan los procesos de normalización propios de la VBM, incluyendo la corrección por tamaño cerebral. También en este caso la consistencia interna fue magra: 2.2%.

4. Los resultados con tensor de difusión se calcularon para 69 mujeres y 69 varones. Se usaron los valores de anisotropía fraccional y difusividad media para cuantificar la integridad de la materia blanca. En este caso, la consistencia interna fue de 5.8%.

5. Los análisis con tractografía determinista revelaron una consistencia interna de 0.7%.


En resumidas cuentas, “los humanos poseen características psicológicas masculinas y femeninas (…) resulta más adecuado y más informativo referirse a las medidas cerebrales de un modo cuantitativo evitando las comparaciones cualitativas”.

Los resultados de esta investigación cuestionan las teorías de la diferenciación sexual según la cual el cerebro masculino es una desviación del cerebro por defecto (es decir, el femenino). Esta teoría subyace a la idea de que los varones deben ser más variables. Sin embargo, los datos observados en este estudio contradicen esa perspectiva:

La proporción de varones y de mujeres con una sustancial variabilidad no resultó estadísticamente diferente en ninguna de las bases de datos consideradas
(…) cada cerebro es un mosaico único de características
(…) la heterogeneidad del cerebro humano y el enorme solapamiento de los cerebros de los varones y de las mujeres se observa al mirar todo el cerebro”.

Lamento ser reiterativo, pero es esta una conclusión que carece de novedad alguna. No solamente para el caso de los varones y de las mujeres, sino para las demás poblaciones humanas.

Sin ir más lejos, el año pasado se publicó un post en este blog discutiendo esta clase de cuestiones. Con bastante asertividad.

Quienes han investigación las diferencias de grupo han insistido en el solapamiento y en lo absurdo de saltar alegremente de esa clase de comparaciones a los individuos particulares.

El propio Arthur Jensen, psicólogo diferencial particularmente famoso por sus estudios sobre comparación de poblaciones humanas, escribía en 1981:

No person should approach a challenge as a statistic to be predicted by a test score in a regression equation”.

Por lo visto cuesta que el mensaje cale. No en vano, algunos científicos (entre ellos Jensen, naturalmente) han sido acusados injustamente a resultas de una tendenciosa interpretación de sus hallazgos.

A lo mejor ahora que la cosa se tiñe de neurociencia se logra que el personal capte la idea. Por fin.


2 comentarios:

  1. Tienes toda la razón en lo que dices, pero a los científicos (también a ellos) les cuesta esto de la dimensionalidad y la variabilidad. Especialmente me gusta la frase "cada cerebro es un mosaico único de características"... porque sustituyendo "cerebro" por "individuo", o "persona"... nos identifica realmente lo que a los diferencialistas ( y también a los psicólogos aplicados) nos ocupa.

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  2. Gracias Antonio. Así es, como dices, y la solución es explicarse mejor una y otra vez, hasta aburrir a las vacas. Saludos, R

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