Un equipo compuesto por
investigadores de varios centros publica un
informe en PNAS en una
línea similar a otro estudio que comentamos aquí hace algún tiempo.
Se analizan más de 1.400 cerebros
para llegar a una conclusión realmente trivial: existe un extraordinario
solapamiento entre las características cerebrales de varones y mujeres. Es
decir, la distinción hombre-mujer no es
categórica.
Realmente eran innecesarias tantas
alforjas para semejante viaje. De verdad, lo digo en serio.
Hace muchas, muchas décadas que la Psicología diferencial demostró la
realidad de ese solapamiento, no solamente para estos dos grupos humanos, sino
también para todos los demás grupos. Es lo que subyace a la naturaleza dimensional
(frente a categórica) de los factores psicológicos que, por defecto, se extiende
a las propiedades biológicas.
Si en lugar de centrarse en el
cerebro se hubieran orientado hacia el hígado, ¿se habría encontrado algo
diferente?
Lo que se hace en esta investigación
es explorar el grado de consistencia
interna en el cerebro humano usando datos obtenidos con registros de
resonancia magnética. A partir de distintas bases de datos, cuyos tamaños
muestrales varían entre 138 y 855, se centran en las regiones donde las
diferencias de sexo son más acusadas. Contrastan si los individuos se sitúan
consistentemente en un extremo del continuo masculino-femenino o presentan una
variabilidad sustancial, situándose en algunos casos en un extremo y en otros
en el otro extremo.
Resultado: la variabilidad es
mucho más evidente que la consistencia interna.
Veamos más en concreto algunos de los
hallazgos:
1. Los análisis de morfometría (VBM)
de 169 mujeres y 112 varones revelan que únicamente el 6% de los cerebros son
internamente consistentes. Es decir, que son claramente varones o mujeres.
2. El análisis del conectama de 495
mujeres y 360 varones llega a conclusiones similares. La consistencia interna
se observó en el 2.4% de los cerebros.
3. También se hizo un análisis en el
que se evitan los procesos de normalización propios de la VBM, incluyendo la
corrección por tamaño cerebral. También en este caso la consistencia interna
fue magra: 2.2%.
4. Los resultados con tensor de
difusión se calcularon para 69 mujeres y 69 varones. Se usaron los valores de
anisotropía fraccional y difusividad media para cuantificar la integridad de la
materia blanca. En este caso, la consistencia interna fue de 5.8%.
5. Los análisis con tractografía
determinista revelaron una consistencia interna de 0.7%.
En resumidas cuentas, “los humanos poseen
características psicológicas masculinas y femeninas (…) resulta más adecuado y
más informativo referirse a las medidas cerebrales de un modo cuantitativo
evitando las comparaciones cualitativas”.
Los resultados de esta investigación
cuestionan las teorías de la diferenciación sexual según la cual el cerebro
masculino es una desviación del cerebro por defecto (es decir, el femenino).
Esta teoría subyace a la idea de que los varones deben ser más variables. Sin
embargo, los datos observados en este estudio contradicen esa perspectiva:
“La proporción de varones y de mujeres con una sustancial
variabilidad no resultó estadísticamente diferente en ninguna de las bases de
datos consideradas
(…)
cada cerebro es un mosaico único de características
(…)
la heterogeneidad del cerebro humano y el enorme solapamiento de los cerebros
de los varones y de las mujeres se observa al mirar todo el cerebro”.
Lamento ser reiterativo, pero es esta
una conclusión que carece de novedad alguna. No solamente para el caso de los varones
y de las mujeres, sino para las demás poblaciones humanas.
Sin ir más lejos, el año pasado se
publicó un
post en este blog discutiendo esta clase de cuestiones. Con bastante
asertividad.
Quienes han investigación las
diferencias de grupo han insistido en el solapamiento y en lo absurdo de saltar
alegremente de esa clase de comparaciones a los individuos particulares.
El propio Arthur Jensen, psicólogo diferencial particularmente famoso por sus
estudios sobre comparación de poblaciones humanas, escribía en 1981:
“No person should approach a challenge as a statistic to be
predicted by a test score in a regression equation”.
Por lo visto cuesta que el mensaje
cale. No en vano, algunos científicos (entre ellos Jensen, naturalmente) han
sido acusados injustamente a resultas de una tendenciosa
interpretación de sus hallazgos.
A lo mejor ahora que la cosa se tiñe
de neurociencia se logra que el personal capte la idea. Por fin.
Tienes toda la razón en lo que dices, pero a los científicos (también a ellos) les cuesta esto de la dimensionalidad y la variabilidad. Especialmente me gusta la frase "cada cerebro es un mosaico único de características"... porque sustituyendo "cerebro" por "individuo", o "persona"... nos identifica realmente lo que a los diferencialistas ( y también a los psicólogos aplicados) nos ocupa.
ResponderEliminarGracias Antonio. Así es, como dices, y la solución es explicarse mejor una y otra vez, hasta aburrir a las vacas. Saludos, R
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