Puedo asegurarles que el análisis de
las redes cerebrales tiene su aquel. Elegir las regiones (nodos) cuyas
conexiones deseamos estudiar no es complejo. Basta optar por un esquema de
parcelación estandarizado. Sin embargo, decidir cuáles se encuentran
conectadas, y con qué intensidad, ya no es tan fácil. Las matrices de
conectividad que se calculan para los individuos analizados pueden variar según
el criterio usado para tomar esa decisión. Por ahora no hay un criterio claro
(estandarizado), así que un informe puede rodar de revista en revista hasta
encontrar evaluadores sensibles a ese hecho, es decir, revisores que eviten la
tentación de aplicar su visión particular al respecto (les hablo por propia
experiencia, naturalmente).
El caso es que se acaba de publicar un
artículo en el que se ha observado que las diferencias individuales en razonamiento perceptivo se asocian a la
integridad estructural de la red compuesta por una serie de regiones
cerebrales.
La investigación se hizo con 99
niños, de entre 6 y 11 años de edad, que completaron tres escalas de la batería
WISC-IV (Block Design BD, Picture Concepts PC, Matrix Reasoning MR). Las correlaciones
entre esas escalas oscilaron entre .33 y .64. La puntuación media en
razonamiento perceptivo se situó casi media desviación típica por encima de la
media poblacional (106) y el rango fue suficientemente amplio (entre 73 y 139).
Las puntuaciones usadas en los análisis son escalares (y, por tanto, no se
entiende por qué en los cálculos posteriores se controla la variable edad).
Los autores subrayan que esta es la
primera vez que se estudian las propiedades topológicas a nivel estructural de
las redes cerebrales (y su relación con el rendimiento intelectual) en niños. Un
estudio previo centrado en propiedades funcionales no encontró ninguna relación
con las diferencias de inteligencia. Ergo, la cosa puede tener más que ver con
el hardware (o eso sugieren).
Se aplica un análisis gráfico de
redes a datos estructurales para contrastar la hipótesis de que el razonamiento
perceptivo se asocia a la organización estructural de la red cerebral.
Las redes estructurales derivan de
una representación matemática construida a partir de una serie de nodos (en
este caso 90, tanto corticales como subcorticales) y sus conexiones (calculadas
con tractografía determinista). Por tanto, las matrices se conectividad son de
90x90 para cada niño.
Las propiedades topológicas se
cuantifican según el nivel de segregación de la
red (grado en el que la red se puede descomponer en comunidades, clusters o
módulos), su nivel de integración (nivel de
comunicación óptima entre las comunidades segregadas; distancias más cortas
entre nodos sugieren una comunicación más directa en la red y se calcula según
la longitud característica –distancia media entre nodos) y el equilibrio entre
ambas propiedades.
Una red se puede clasificar en regular (alto clustering y grandes longitudes
características), aleatoria (bajo
clustering y pequeñas longitudes características) o Small-World
(alto clustering y pequeñas longitudes características). El nivel de
Small-World se calcula como una ratio entre el clustering y la longitud
característica.
Además, también se calculó el Rich Club, es
decir, regiones especialmente conectadas entre sí. En este caso, las regiones
identificadas fueron el precuneo, el
hipocampo, el putamen, el lingual cortex, la corteza occipital medial,
la corteza orbito-frontal superior, la corteza temporal inferior y el occipital
superior.
Los valores de red se correlacionaron con las diferencias de rendimiento intelectual que separaban a los niños.
El primer resultado es que la red
estructural de los niños se ajustaba al criterio del Small-World, es decir,
alto clustering y baja longitud característica.
En segundo lugar, se observó una
correlación entre el razonamiento perceptivo y la eficiencia global de la red (r = .23, p = .03); la eficiencia local no presentó correlaciones
significativas. La eficiencia global representa las propiedades de integración
de la red, mientras que la local representa su segregación.
En tercer lugar, el Rich Club
presentó correlación con el razonamiento perceptivo (r = .30, p = .003).
En suma, el resultado principal de
esta investigación es la relación de las diferencias de rendimiento intelectual
con la eficiencia global de la red estructural analizada:
“el rendimiento cognitivo no-verbal de los niños parece
beneficiarse de una mayor integridad (una comunicación más óptima entre
regiones distribuidas por el cerebro) dentro de la estructura global del
cerebro”.
Por cierto, no se observaron
diferencias de sexo (“la organización Small-World del cerebro con altos niveles de
segregación e integración es independiente de la variable sexo”) y
las relaciones positivas de la eficiencia global con el razonamiento perceptivo
fue más intensa en niños de menor edad.
Aunque interesante, es esta una
investigación forzada a relacionar variables de conveniencia. Es decir, se
considera el razonamiento perceptivo porque es la medida psicológica de la que
se dispone (aquí te pillo, aquí te mato). ¿Por qué no evaluar el razonamiento
verbal, la memoria operativa (working
memory) o la velocidad de procesamiento?
Sencillamente porque nadie tenía
previsto que la integridad de las redes cerebrales pudiera relacionarse
diferencialmente con distintos factores cognitivos, y que esas potenciales diferencias
podrían resultar particularmente relevantes desde una perspectiva conceptual.
Seguiremos informando porque, en
nuestro caso, sí tuvimos en cuenta la necesidad de usar una aproximación
conceptual. Y los resultados que hemos encontrado son particularmente interesantes.
O eso pensamos.
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