En una apasionante investigación publicada recientemente
en ‘Nature Neuroscience’, se
demuestra que puede identificarse a los individuos según su actividad cerebral
espontánea.
En una medida similar a como pueden
ser identificados según su huella dactilar (fingerprint).
La organización funcional del cerebro
varía de persona a persona. El perfil de conectividad es una propiedad
intrínseca del individuo, y, por tanto, puede usarse para distinguirle de otros
individuos. En esta investigación se observa que la conectividad característica
en regiones frontales y parietales es especialmente útil para definir esas
diferencias individuales.
Por si eso no fuese suficiente,
resulta que esas diferencias predicen las diferencias de rendimiento en un test
estandarizado de razonamiento abstracto (inteligencia fluida).
El artículo se abre con la lapidaria
frase de que “all
individuals are unique”. Nada sorprendente para los psicólogos
diferenciales. Y continúa: “studies that contrast two populations –such as patients and
healthy controls—typically ignore the considerable heterogeneity within each
group”.
En la investigación se estudia a 126
individuos sanos (del Human
Connectome Project, HCP) de los que se obtienen registros MRI funcionales,
tanto en reposo (en dos días consecutivos) como completando alguna tarea (de
memoria operativa, emocional, motora o lingüística). Se usa el registro en
reposo del primer día para identificar a los individuos el segundo día.
El cerebro de los individuos se
parcela en 268 regiones (nodos) para calcular con qué nivel de conectividad se
relacionan. El resultado es una matriz de 268x268 para cada uno de esos
individuos en las seis sesiones de registro. El análisis busca semejanzas entre
esas matrices.
El grado de éxito en la
identificación considerando todas las conexiones se sitúa por encima del 93%.
Pero se va más allá centrando la atención en algunas de las redes identificadas
en la investigación previa: medial-frontal, fronto-parietal, default mode,
subcortical-cerebelo, motora, visual I, visual II y visual de asociación.
Las dos redes de mayor éxito al
identificar a los individuos fueron la medial-frontal y la fronto-parietal.
Ambas reúnen regiones de asociación de alto nivel de los lóbulos temporales,
parietales y frontales. Esas regiones son las más recientes en términos
evolucionistas y las que presentan mayor variabilidad individual. En el caso de
la red fronto-parietal, el grado de éxito en la identificación supera el 98%.
Es decir, prácticamente perfecto.
El siguiente paso consiste en
averiguar cuáles son las conexiones que más contribuyen a la identificación
individual. Esos nodos se ubican en los lóbulos temporal, parietal y frontal.
Unos de los resultados más
interesantes es que se comprueba que es necesario un registro no demasiado
breve para poder calcular un patrón estable de conectividad que permita una
identificación exitosa. Naturalmente, esto es particularmente coherente con el
concepto de rasgo en Psicología diferencial. Los estados no predicen porque no
son estables; los rasgos predicen porque sí lo son.
Además, la parcelación basada en casi
300 regiones es mucho más útil que los esquemas de parcelación mas globales, es
decir, basadas en un número menor de regiones: “una parcelación de mayor resolución contribuye
a la detección de las diferencias individuales y mejora el grado de
identificación”.
En la fase final, este grupo de
científicos se pregunta si las diferencias individuales de conectividad
predicen las diferencias de rendimiento en el test de Raven (que mide
inteligencia fluida, Gf):
¿Se puede
predecir el nivel de Gf de un individuo a partir de su perfil de conectividad?
La correlación entre la puntuación
predicha y observada en Gf fue de r =
0.50.
Y lo que es quizá más interesante,
las conexiones más relevantes para esa correlación se situaron en la red
fronto-parietal: “las redes que más discriminan a los individuos son también las más
relevantes para las diferencias individuales de carácter psicológico”.
Por tanto, esa conectividad
individual podría servir como neuro-marcador de la conducta presente y futura:
“eventualmente
se podría usar para personalizar la educación y las prácticas clínicas
mejorando la eficiencia en ambos casos”.
El viejo sueño de los psicólogos
diferenciales hecho realidad.
Es importante subrayar que la red
fronto-parietal es particularmente activa al resolver tareas de alto nivel que
requieren control cognitivo, pero esa red también permite identificar las
diferencias individuales en estado de reposo. Por tanto, espontáneamente, el
nivel de conectividad en esa red permite apresar una característica estable de
los individuos: “a
la vista de estos resultados, la investigación futura podría usar la
clasificación intra-sujeto para explorar cómo se reorganizan las redes
fronto-parietales de cada individuo para responder a las demandas de la tarea a
resolver”.
En suma, esta investigación destaca
la relevancia de centrarse en casos concretos, más allá de los grupos, para
encontrar patrones máximamente eficientes. Esta perspectiva podría ayudar a
comprender algunos
problemas que atormentan a quienes investigan el sustrato neurobiológico
de, por ejemplo, las diferencias de capacidad.
Vale la pena destacar, para terminar
este breve post, una de las
limitaciones del estudio: los dos registros en reposo estuvieron separados
únicamente por un día. ¿Serían igualmente estables los patrones de conectividad
con un intervalo temporal mayor?
La pregunta puede responderse.
Y en ello estamos.
"El viejo sueño de los psicólogos diferenciales hecho realidad" Si hubieses tomado más en serio sus pautas (respecto al concepto de rasgo: parece que no visualizaron su potencial relevancia ) en los tiempos que hiciste esta investigación https://dl.dropboxusercontent.com/u/10862393/Consistency%20of%20intelligence_Report_ISSID_2011.pdf quizás ustedes mismos hubieran hecho realidad su sueño antes. Ahora tendrán que ingeniárselas para conseguir presupuesto de nuevo, imagino.
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