Hay chavales que obtienen mayor
provecho de lo que la escuela ofrece. Algunos aprenden rápido. Otros despacio.
De hecho, algunos aprenden. Otros a duras penas.
Los científicos se han preguntado por
qué. ¿Se debe a que algunos llegan al colegio con ventajas adquiridas en casa?
¿Se debe a que algunos padres se implican más en la dinámica de los colegios a
los que asisten sus retoños? ¿Se debe a que los profesores dedican más recursos
a algunos alumnos? ¿Se debe al tiempo y esfuerzo que invierten los estudiantes
al preparar el material sobre el que se les preguntará en clase?
Encontrar respuestas exige delimitar
los factores personales y sociales que contribuyen a explicar las diferencias
educativas. Entre los personales se encuentran, por ejemplo, los factores
genéticos, mientras que entre los sociales se hallan, por ejemplo, las
diferencias de nivel socioeconómico que separan a las familias de los chavales.
El grupo de la investigadora
holandesa Dorret Boomsma publica un
meta-análisis sobre la relevancia de las diferencias genéticas sobre el
rendimiento en la escuela, y, más en concreto, en educación primaria (entre los
seis y los trece años de edad).
Los autores parten del hecho de que “niños con un
background similar que asisten a la misma escuela presentan grandes diferencias
en su rendimiento escolar”. La consecuencia lógica es que deben
existir factores propios del estudiante que contribuyan a explicar esas
diferencias educativas.
La investigación se construye sobre
más de sesenta estudios (publicados entre 1991 y 2014) que incluyen más de
cinco mil gemelos monocigotos y más de siete mil gemelos dicigotos del Norte de
Europa, Reino Unido, Estados Unidos, Australia y China.
La estimación general de la
heredabilidad varía según la materia escolar: Deletreo = 44%, Lectura = 73%, Comprensión
lectora = 49%, Lengua = 64%, Matemáticas = 57%. La heredabilidad del logro
educativo en general es del 66%.
Esta investigación es un ejemplo
bastante interesante de cómo esta clase de estimación no debe considerarse
absoluta. Se observan sustanciales diferencias según el país, de modo que en
Holanda la heredabilidad es bastante mayor que en los Estados Unidos o Reino
Unido (por ejemplo). Además, existen grandes variaciones de estudio a estudio:
Deletreo = rango desde .33 a .84, Lectura
= rango desde .10 a .94, Comprensión lectora = rango desde .32 a .87, Lengua =
rango desde .21 a .81, Matemáticas = rango desde .04 a .75, Logro educativo en
general = rango desde .27 a .57.
¿Qué sucede con el ambiente
compartido?
Las estimaciones son: Deletreo = 23%,
Lectura = 10%, Comprensión lectora = 13%, Lengua = 15%, Matemáticas = 10%, Logro
educativo en general = 12%.
Se concluye que
“Tanto las estimaciones de la heredabilidad como las de los
factores ambientales variaron considerablemente de estudio a estudio.
Probablemente
las razones de esas discrepancias se deban a las diferencias en el tamaño de
las muestras, el país, la edad de los individuos, y las diferencias entre las medidas
de rendimiento académico
(aún
así) los resultados sugieren que el logro académico es altamente heredable y
que el ambiente compartido posee una influencia leve
(…)
la alta heredabilidad implica que se deben subrayar las diferencias
individuales innatas que separan a los niños”.
Se va más allá al proponer que los
niños con desventaja genética tendrán que luchar a brazo partido en el colegio
para competir con los niños aventajados genéticamente. Los profesores no
deberían ignorar este hecho y actuar para adaptarse a las características de
sus alumnos. Es decir, se aboga por una personalización
de la enseñanza.
En sociedades más igualitarias existe
mayor margen para que las diferencias genéticas tengan más relevancia. Los
autores sugieren que eso explica la diferencia en las estimaciones de
heredabilidad en Holanda y en los Estados Unidos.
Se subraya así un hecho inescapable
que se olvida con demasiada frecuencia: cuanto más semejantes sean las
condiciones no-genéticas que contribuyen a explicar las diferencias educativas
(mejores profesores, programas educativos cuidadosamente diseñados, excelentes
instalaciones, etc.), mayor será la relevancia de los factores genéticos que de
entrada distinguen a los estudiantes.
Y cuanto mayor sea la influencia de
estos últimos factores, más necesario será personalizar la enseñanza, es decir,
más imperativo será introducir factores no-genéticos diferenciales para
alcanzar el mayor aprovechamiento educativo en la mayoría de alumnos.
En resumen, aceptar la relevancia de
las diferencias genéticas conducirá a una diferenciación educativa, es decir, a
huir de la estandarización de la enseñanza, a potenciar diferencias en los
modos de enseñar a estudiantes diferentes.
Siempre que realmente se desee que la
mayor parte de esos alumnos aprendan lo que deben, naturalmente.
La conclusión que expones en los últimos párrafos es muy imporante, pues subraya un enfoque fundamental en la vida: lo importante no es el condicionamiento genético sino lo que hacemos con ese condicionamiento. Solo si tenemos en cuenta los datos, podremos arbitrar estrategias de comportamiento (en este caso educativas) que ayuden a paliar los efectos más negativos de esos datos y a potenciar los más positivos.
ResponderEliminarGracias Félix. La genetista Sandra Scarr expuso esta idea con la claridad con la que se expresan los grandes maestros: creyendo que se protege a los grupos desfavorecidos, algunos científicos sociales sólo consiguen retrasar el diseño de programas de mejora social realistas. Dudo que se pueda decir más claro. Y aún así, se sigue dando vueltas a lo que se supone que puede decirse porque es lo que se quiere escuchar. Lamentable.
ResponderEliminarGran artículo. A todo lo apuntado añadiría un factor tan decisivo y simple como dificil de llevar a cabo, la motivación intrínseca. Uno de los principios más profundos de la naturaleza humana es ser bueno en algo. Como demuestra el concepto de Kagan "la sonrisa maestra", es primordial en nosotros. Lograr que un niño se sienta competente en la escuela, sin asociar su rendimiento a recompensas externas sino a su propia valía, marca una diferencia avismal.
ResponderEliminarGracias David.
ResponderEliminarLa motivación es un factor complejo:
http://robertocolom.blogspot.com.es/2015/06/olvidense-de-la-relevancia-de-la.html
Saludos, R
"Se subraya así un hecho inescapable que se olvida con demasiada frecuencia: cuanto más semejantes sean las condiciones no-genéticas que contribuyen a explicar las diferencias educativas (mejores profesores, programas educativos cuidadosamente diseñados, excelentes instalaciones, etc.), mayor será la relevancia de los factores genéticos que de entrada distinguen a los estudiantes." Interesante..
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