viernes, 14 de noviembre de 2014

Las reglas del juego social

Los individuos se unen para formar grupos y sociedades, dotándose de una serie de reglas del juego que organizan la convivencia de los socios.

Esas reglas no surgen espontáneamente, sino que suelen ser pensadas y diseñadas por algunos de los individuos del grupo. Hay reglas más próximas y más lejanas a la naturaleza humana. A menudo esas reglas son consensuadas mayoritariamente, pero no siempre es así. Algunos ciudadanos las siguen fielmente. Otros las violan con mayor o menor regularidad.

Quienes estudian la evolución humana sostienen que las reglas del juego social giran alrededor del problema de los recursos. Los individuos de la especie humana necesitan alimento y refugio. Cuando se dispone de abundantes recursos, no hay excusas para el conflicto. Los problemas suelen aparecer cuando escasean. O parece que escasean. Y cuando eso ocurre, algunos socios persiguen patológicamente la acumulación de recursos.


Vivimos ahora en una sociedad en la que se prima la competitividad. Es más competitivo quien produce recursos de modo más eficiente en un mundo globalizado. Si un alimento producido en Brasil cuesta 1€, pero producido en Albacete cuesta 2€, el empresario competitivo que vende en Madrid se decantará por la primera opción. Si unos zapatos diseñados en Alicante y fabricados en China cuestan 50€, pero fabricados en Alicante cuestan 60€, el empresario competitivo que vende en Barcelona elegirá la primera opción. Esas son las reglas que ahora seguimos.

En nuestro globalizado mundo se aumenta la competitividad reduciendo los costes de producción y mejorando los precios de los recursos que los humanos necesitamos o deseamos.

La economía parece compleja, pero la esencia es simple.

Mejorar la competitividad es un proceso pensado por algunos individuos y ejecutado por otros. Si Steve Jobs no hubiese tenido la idea que tuvo, actualmente Apple no sería la compañía que es. Facebook tampoco sería la mayor red social del mundo sin el momento iluminador de Zuckerberg en la habitación de su residencia universitaria.

Esos individuos de la sociedad consideran, con razón, que puesto que son ellos quienes tienen las ideas que permiten mejorar la competitividad, deben recibir una parte sustanciosa del pastel. Quienes ejecutan sus ideas son, sencillamente, prescindibles. Si no lo hacen trabajadores en Europa o los Estados Unidos, lo harán en China o Brasil.

En una demencial carrera por aumentar la velocidad en la autopista de la competitividad, se está obligando a los euroamericanos a aceptar unas condiciones laborales cada vez más leoninas. Ante la terrible posibilidad de no encontrar un trabajo que permita disponer de los necesarios recursos para llevar una vida digna, los ciudadanos de las sociedades occidentales están viendo cómo se degradan sus condiciones.

Las sociedades del planeta se están igualando a la baja.


Es dentro de este marco de referencia en el que, pienso, pueden entenderse iniciativas como las del partido político que, en los últimos meses, ha despertado el malestar de algunos en nuestro país (y más allá de nuestras fronteras también): PODEMOS.

Se escuchan declaraciones de los dirigentes más destacados del PP y del PSOE, entre otros, que no dejan lugar a la duda: PODEMOS es lo peor que le puede pasar a la sociedad española. Apoyan esa visión compañías internacionales que comienzan a recomendar no invertir en nuestro país. Por el auge de ese partido político y por la preocupante situación de Cataluña.

Se nos amenaza, literalmente, solo por pensar que quizá PODEMOS tenga algo interesante que decirnos a los ciudadanos, algo que nos ayude a ver las mismas cosas desde otra perspectiva.

Debido es reconocer que los dirigentes nos incitan a estudiar sus programas políticos, pero me temo que es una práctica que escasea. Puedo entender que los ciudadanos de sociedades iletradas ignoren los documentos en los que se consignan los programas electorales. Pero no en nuestra sociedad, la más educada de la historia de la humanidad.

Leer las más de 30 páginas del programa de PODEMOS no me ha resultado particularmente doloroso, ni moralmente terrible, a pesar de la mala disposición en la que han intentado ponerme los dirigentes habituales. De hecho, no han sido pocas las cosas que me han resultado razonables. Algunos ejemplos:

-. La economía debe basarse en la innovación.
-. Los despidos en empresas que tengan beneficios carecen de sentido.
-. Es necesario establecer un salario máximo según el salario mínimo.
-. Las políticas redistributivas deben ser capaces de reducir la desigualdad social.
-. El Banco Central Europeo debe estar regulado democráticamente.
-. Es esencial prevenir los ataques especulativos a la economía de las regiones.
-. Una banca ética y cooperativa es crucial.
-. Los sectores estratégicos de la economía deben ser controlados públicamente.
-. Conviene poner coto a la deslocalización de beneficios de las multinacionales.
-. Hay que eliminar los paraísos fiscales.
-. Es necesaria la aplicación de un IVA súper reducido para los bienes y los productos básicos.
-. Hay que respaldar presupuestariamente el desarrollo de los centros públicos de I+D+i para ayudar al regreso de investigadores españoles exiliados en el extranjero.
-. Se debe exigir la máxima honorabilidad en los cargos públicos.
-. Hay que poner fin a las puertas giratorias.
-. Hay que mantener separados la propiedad de los grupos financieros y los grupos responsables de la comunicación.
-. Hay que desarrollar una política europea de alfabetización tecnológica.
-. El IVA cultural debe reducirse del 21 al 4%
-. Se debe reconocer el estado palestino y exigir la devolución íntegra de los territorios ocupados por Israel.
-. Se debe rechazar la intervención militar para resolver los conflictos internacionales.
-. Hay que evitar que la política sea una profesión.
-. Se necesita articular políticas que permitan la soberanía alimentaria.
-. Hay que prohibir las patentes del genoma humano.

En contra del mensaje transmitido por los dirigentes habituales de los partidos hasta ahora mayoritarios, PODEMOS sabe lo que quiere hacer. Puede gustarnos más o menos. Puede ser muy discutible o fácilmente aceptable. Pero algunos estamos saturados de la afición a que los dirigentes habituales nos digan qué nos debe parecer más o menos razonable. Amenazarnos con el hombre del saco es un sinsentido.

Opino que la carrera por ser cada vez más competitivo en un mundo globalizado puede ralentizarse. Puede incluso redirigirse a distintos destinos buscando estrategias que consideren que los ciudadanos tenemos derechos fundamentales, pero que también tenemos deberes.

La declaración universal de los derechos humanos resume bastante bien muchas de las cosas que pueden encontrarse en el programa electoral de PODEMOS.

Pero si yo tuviera algo que ver con ese partido político pensaría en discutir con mis compañeros la posibilidad de incluir explícitamente en el programa cuáles son los deberes de los ciudadanos. En este caso no se contaría con una declaración universal de los deberes humanos (que yo sepa no existe) pero se vería aumentada la probabilidad de aumentar la atención de algunos ciudadanos.


JFK declaraba, en uno de sus famosos discursos (que siguen siendo inspiradores para algunos norteamericanos):

No preguntes lo que tu país puede hacer por ti, sino qué puedes hacer tu por tu país”.

Los derechos son esenciales, pero los deberes también. Sin ambos, las sociedades serán necesariamente disfuncionales. Los ciudadanos son una parte activa de la vida social y no deberían vivir bajo la consigna de que los dirigentes son responsables de todos sus males.

Hay, en esencia, dos modos de rediseñar las reglas del juego social: desde abajo y desde arriba. PODEMOS parece optar por la primera estrategia porque la segunda exige una masa crítica suficientemente numerosa de dirigentes disidentes. La actual coyuntura (p. e. listas cerradas) dificulta visualizar a esos disidentes, que existen, y, por tanto, algunos ciudadanos se ven impelidos a tomar directamente las cartas del mazo. El 15M fue un ejemplo. PODEMOS es otro.

Es difícil saber donde nos llevará la actual situación. Pero lo que me parece crucial es la necesidad de no dejarnos atrapar por la táctica fácil de descalificar categóricamente a quienes tratan de expresarse en un lenguaje algo diferente. A los dirigentes les fascina colocar a sus oponentes en un lugar del espectro político para polarizar a seguidores y detractores. No caigamos en el error de seguirles el juego. Otras reglas son posibles.


6 comentarios:

  1. "Las sociedades del planeta se están igualando a la baja."

    Totalmente en desacuerdo. Y entiendo que de ahí partirían el 99% de nuestras discrepancias :)

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  2. Mírate el post de Felix publicado el viernes pasado. Salu2

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  3. Leído. Veo completamente distinto "nivel de vida" y "nivel de desigualdad".

    Félix alude a la idea de que pese a que el nivel de pobreza estaría disminuyendo en el mundo, el nivel de desigualdad estaría aumentando.

    El caso es que a mí "igualándose a la baja" me evoca la idea de que cada vez somos más pobres a nivel general y es en eso en lo que discrepo rotundamente.

    Oigo muchísimo lo de "los ricos son cada vez más ricos y los pobres son cada vez más pobres". Pues debe ser que yo vivo en un planeta distinto. Quizás ciertos ricos sean cada vez más ricos pero desde luego no considero que cada vez haya más pobres y que estos sean cada vez más pobres.

    un saludo

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  4. César, ¿te suena eso de la moderación salarial? Si los sueldos se paralizan (y algunos colectivos que conozco de cerca han visto reducido/no regulado su salario hasta en un 30% en el último lustro) el poder adquisitivo se reduce. Si aumenta el de los países emergentes, como sucede, entonces blanco y en botella. Pero, en cualquier caso, me gustaría conocer los datos que manejas para llegar a tu conclusión. Finalmente, el post expresa algunas cosas más, opino que bastante más relevantes. Saludos.

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  5. Volvemos a la misma historia, gente que cree que las sociedades pueden ser dirigidas desde un centro de mando. Muy al estilo de los funcionarios españoles.

    En el mismo instante en que los ciudadanos tenemos enormes diferencias entre nosotros (y este blog avala tal punto de vista), es absurdo ponerse a hablar de igualdad. La igualdad solamente se puede lograr por abajo. En una clase se puede conseguir que todos sean igual de burros, pero no que todos sean unos genios, y a partir de ahí se deriva toda clase de desigualdades económicas. Lo que hay que buscar es que esas desigualdades se deban al talento y no a otras causas.

    Pensar que gente talentosa va a poner su capacidad al servicio de la sociedad sin llevarse la parte más gorda del pastel es una insensatez. Aquí cada cual trabaja y se esfuerza por su propio beneficio.

    Yo vivo gran parte del año en Irlanda y un par de meses en España. Trabajo en Irlanda porque allí pago menos impuestos, a pesar de que mi actividad la ejerzo por toda Europa. Y lo mismo hacen miles de personas en otros muchos países de baja fiscalidad. Y en esos países es donde se innova y se desarrolla la economía.

    Yo no trabajo para mantener a los hijos de los demás ni me paso el año saltando de país en país para que los políticos hagan de buenos samaritanos con mi dinero.

    La primera obligación de todo ser humano es mantenerse a si mismo y a su familia. Y solo en caso de enfermedad o minusvalía se acoge uno a la solidaridad de los demás.

    Finalmente decir que la economía no es una cuestión de reparto, es una cuestión de generación. No es como un manantial que da siempre agua, si intentas repartir lo ajeno el manantial se seca. Ese manantial es el talento individual.

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  6. ¿Conoces la obra de Murray ‘In Our Hands’? (http://robertocolom.blogspot.com.es/2007/12/en-nuestras-manos-ms-all-del-estado-de.html) Es bastante probable que encuentres sintonía con tu perspectiva. Si la conoces, ¿qué piensas? Si no la conoces, merece la pena que le eches un vistazo y, si te parece, compartas después tus impresiones sobre su principal tesis.

    Saludos, R

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