Neuro-Feedback e inteligencia

En un artículo de André Keizer y asociados, publicado en 2010, se confirma que el neuro-feedback puede modificar la actividad gamma, es decir, la oscilación neuronal eléctrica que en los humanos posee una frecuencia de entre 25-30 y 90-100 Hz.

Pero lo más interesante del estudio del que se informa en ese artículo es que el cambio que son capaces de inducir los propios individuos usando las señales de sus cerebros se asocia al cambio en su rendimiento intelectual.

Este grupo de científicos vincula la inteligencia con los procesos de pegado o vendaje (binding) de piezas de información en el cerebro humano. El supuesto es que esos procesos de binding requieren coordinar y sincronizar el disparo de las células relacionadas con el mismo evento mental.

Los procesos implicados en la generación y conservación de bindings visuales se asocian a la actividad neural en la banda de ondas gamma. La sincronización gamma y la integración de características visuales se encuentran probablemente relacionados con el mismo sistemas de neurotransmisores, hecho que es consistente con el efecto de la cafeína, sustancia que facilita la integración de características visuales.

La inteligencia también se ha vinculado a la sincronización en la banda gamma (hecho que comentaremos en breve con detalle). Los autores suponen que este factor psicológico puede controlar los bindings. Un supuesto interesante porque es claro al decantarse por una dirección causal concreta.

A partir de esta clase de evidencias diseñan su investigación, con un carácter más experimental que correlacional. Para ello deciden manipular los procesos de sincronización para averiguar cómo influyen sobre el rendimiento. Esa manipulación se materializa a través del neurofeedback.

En esta investigación se refuerza a los participantes cuando logran aumentar o reducir la intensidad de determinadas frecuencias en sus señales EEG. En concreto, se entrena a un grupo de participantes para aumentar su actividad gamma (experimental), mientras que se entrena a otro grupo para reducir esa actividad (control). El entrenamiento supone 8 sesiones de 30 minutos cada una.

Antes del entrenamiento se mide tanto su nivel intelectual (mediante el test de Matrices Progresivas de Raven) como su rendimiento en una tarea de binding visual.

Los resultados indicaron que la manipulación experimental influía sobre el rendimiento en la tarea de binding, concretamente sobre la integración visual, no sobre la integración sensorio-motora. La evidencia también fue positiva para el caso del rendimiento intelectual: el rendimiento en el Raven antes del entrenamiento se asoció negativamente (r = -.84) con el cambio de rendimiento después del entrenamiento en el grupo experimental.

Conviene considerar que el neuro-feedback “no mejora la inteligencia de modo lineal”. Lo que se aprecia es que el cambio en el rendimiento intelectual del pretest al postest se asocia al porcentaje de cambio en gamma en el grupo experimental.

Los investigadores comentan que sus resultados son claramente preliminares (consideran únicamente a 7 individuos por grupo), pero subrayan el efecto compartido por los procesos de binding, la capacidad intelectual y los cambios en la banda gamma.

Ignoro si aquí hay petróleo, pero varias líneas de evidencia señalan en la misma dirección de un modo relativamente consistente. La banda gamma parece relevante, no solamente en sí misma, sino también en su relación con la banda theta. La capacidad intelectual y la memoria a corto plazo parecen sensibles a las diferencias individuales en esas dos clases de ondas.

Si su manipulación usando técnicas como el neuro-feedback (o estimulación magnética) modifican su naturaleza y si se produce un efecto beneficioso sobre el rendimiento cognitivo, es posible que, a no mucho tardar, la pregunta sobre si es posible mejorar la inteligencia se haya quedado obsoleta.

Es posible.