En un
reciente artículo se considera el acoplamiento dinámico entre dos ondas EEG
y el rendimiento intelectual. En concreto, se analizan las ondas theta y gamma
en estado de reposo y al resolver problemas más y menos complejos
cognitivamente.
En un primer experimento se analiza
el acoplamiento theta/gamma en estado de reposo de un grupo de 100 individuos.
Los resultados permiten seleccionar 20 individuos con altos o bajos niveles de
acoplamiento y presentarles una serie de problemas intelectualmente exigentes.
Los principales resultados son:
1.- El acoplamiento en estado de
reposo observado en regiones frontales, parietales y occipitales se asocia
negativamente a las puntuaciones de CI (capacidad intelectual).
2.- El acoplamiento en regiones
frontales se asocia al rendimiento cognitivo valorado con un test de
inteligencia fluida. De hecho, los individuos con un pobre acoplamiento en
estado de reposo mostraron un sustancial aumento en ese acoplamiento en
regiones frontales al resolver, satisfactoriamente, los problemas más
complejos.
Los autores del estudio, Anja Pahor y Norbert Jausovec, se basan en la evidencia previa que relaciona el
acoplamiento theta/gamma con la memoria operativa (working memory). Se supone que esa sincronización permite generar
las condiciones neurológicas óptimas para promover el procesamiento eficiente
de la información en el cerebro.
Teniendo en cuenta la alta relación
de la memoria operativa con la capacidad intelectual, es razonable predecir que
ese acoplamiento theta/gamma también caracterizará al segundo factor
psicológico.
En el primer estudio se registra el
EEG en estado de reposo durante 3 minutos y se cuantifica el acoplamiento
theta/gamma en los canales seleccionados (que se agrupan para simplificar el
panorama). La capacidad intelectual se valora con el Wechsler. Las
correlaciones entre la señal biológica y la psicológica son relativamente bajas
(el valor más alto es de -0.34), pero un dato interesante es que una mayor variabilidad en el acoplamiento a través de los
canales se asocia negativamente al CI.
En el segundo estudio se consideran
diez individuos con altos o bajos niveles de acoplamiento theta/gamma. Este
grupo completa problemas más sencillos y más complejos del Test de Matrices Progresivas
de Raven a la vez que se registra su EEG. El nivel de acoplamiento se calcula para
los dos tipos de problemas por separado.
La primera observación es que los
individuos con bajo acoplamiento en reposo obtuvieron mejores puntuaciones en
el Raven (d = 1.6). Al resolver los
problemas más complejos, el grupo de bajo acoplamiento en reposo experimenta un
dramático aumento en ese acoplamiento en regiones frontales (algo que no sucede
en el grupo de alto acoplamiento en reposo).
Los autores sugieren que un alto
acoplamiento en reposo es negativo porque puede fomentar la interferencia al
resolver los problemas más complejos del test de Raven.
Es este un estudio pionero, y, por
tanto, debe replicarse antes de lanzar las campanas al vuelo. Una pregunta que
debe responderse, por ejemplo, es si el acoplamiento theta/gamma en estado de
reposo es una característica estable de los individuos. También debería
comprobarse si el aumento en el acoplamiento theta/gamma promueve los procesos
de la memoria operativa y si, desde ahí, los individuos pueden atacar con mayor
eficiencia los problemas del Raven.
El hecho de que el incremento del
acoplamiento se observe particularmente en el lóbulo frontal subraya la relevancia
de esa región para el rendimiento intelectual.
Desde una perspectiva completamente
distinta, nuestro equipo
observó que son las regiones frontales las que parecen soportar
neuro-anatómicamente la varianza común a la inteligencia fluida y la memoria
operativa.
La convergencia puede ser casual,
pero es, desde luego, llamativa. Y, por supuesto, invita a establecer algunas
predicciones sugerentes que vinculen distintas técnicas para explorar las
relaciones del cerebro humano con la competencia intelectual.
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