Herrnstein y Murray sostienen, en 1994, que la llegada
del siglo XXI abrirá un mundo en el que la inteligencia (o la capacidad
cognitiva general) será la fuerza decisiva que dividirá a la sociedad.
El proceso comenzó a mediados del
siglo XX (la década crucial fue las de los 50) mediante la selección
de los mejores estudiantes para las universidades de mayor prestigio,
generalmente usando métodos similares a los tests de CI:
“Un puñado de instituciones se convirtieron en imanes para
los estudiantes muy brillantes intelectualmente
(…)
al abrir el acceso a la educación superior, comenzó una revolución sobre cómo
se ordenaba y se dividía la población del país”.
El proceso de segregación educativa
dificulta comprender la realidad general (se genera una burbuja separada del
resto de la población), pero el clímax del aislamiento se alcanza en el mundo
laboral:
“El nivel educativo se convirtió en la autopista para obtener
altos cargos laborales, al mismo tiempo que la educación se hizo más
dependiente de la capacidad cognitiva”.
El capítulo 3 (The Economic Pressure to Partition) explica el por qué de ese proceso, basándose en la evidencia sobre la validez predictiva de los tests de inteligencia en ambos contextos, matizando que
“las leyes pueden degradar la economía al prohibir que los
empresarios usen tests de inteligencia en sus procesos de selección de
candidatos, pero las leyes no pueden hacer que la inteligencia se convierta en
algo irrelevante”.
Los tres primeros capítulos de esta
primera parte están repletos de datos acumulados por la ciencia sobre los
cambios experimentados durante el siglo XX en la demografía cognitiva en la
educación y en las ocupaciones laborales, demostrando el coste en eficiencia
que supondría ignorar la variable inteligencia y subrayando cómo ha ido
aumentando su relevancia:
“El valor de la inteligencia en el mercado está aumentando
(…)
los ordenadores y la electrónica incrementan la probabilidad de que la gente
que trabaja usando sus mentes colabore con sus iguales.
El
aislamiento de la élite cognitiva depende de sus elecciones sobre dónde vivir,
comprar, jugar, charlar y a qué colegios enviar a sus niños
(…)
a medida que se igualan las circunstancias y oportunidades sociales, las
diferencias de inteligencia que se observan dependen más de la distancia
genética
(…)
la estratificación
cognitiva es un proceso social central genuinamente nuevo bajo el sol”.
El mercado laboral premia con un
entusiasmo creciente algo que ya no es exactamente el nivel educativo. Las
desigualdades en poder adquisitivo han aumentando desde que se premia
socialmente la inteligencia:
“Cuanto más compleja se hace una sociedad, más valiosa es la
gente que es particularmente buena gestionando la complejidad”.
La sociedad se divide ahora, en buena
medida, atendiendo a razones genéticas. El siguiente argumento lógico expresa
por qué:
-. Si las diferencias en las
capacidades mentales se heredan, y
-. Si el éxito requiere esas capacidades,
y
-. Si los ingresos y el prestigio
dependen de ese éxito,
-. Entonces el nivel social (que
depende de esos ingresos y ese prestigio) se basará, hasta cierto punto, en las
diferencias genéticas que separan a los ciudadanos.
Los autores revisan la evidencia
sobre la influencia genética en las diferencias de inteligencia, dando por
válida, correctamente, una horquilla que oscila entre el 40 y el 80%:
“Esperamos un futuro en el que la ciencia descubra cómo
mejorar la inteligencia, pero por ahora la capacidad cognitiva que se hereda es
extraordinariamente importante.
La
suerte sigue siendo un factor relevante en la vida, pero ahora es mas una
cuestión del CI que te haya tocado en la lotería genética”.
En resumen, los autores describen,
usando una enorme cantidad de evidencia empírica, un proceso de división social
basado en tres fenómenos:
1.- La élite cognitiva se hace
progresivamente más rica en una época en la que los demás ciudadanos tienen que
luchar a brazo partido para mantener el tipo.
2.- La élite cognitiva se separa
físicamente del resto de la sociedad, tanto en sus trabajos como en sus lugares
de residencia.
3.- Los miembros de la élite
cognitiva se casan entre ellos, un proceso estimulado por el famoso
emparejamiento selectivo (assortative
mating).
“Estos fenómenos están gobernados por fuerzas que no pueden
ser reconfiguradas con facilidad por los políticos”.
Salvo, naturalmente, en un sistema
totalitario.
Sigo con un enorme interés tus entradas, pero como docente, también con una cierta perplejidad. En primer lugar porque parece obvio que cuanto mayor sea el aporte genético de la inteligencia, más reducidos serán los efectos de la intervención pedagógica («quod natura non dat, Salmantica non præstat»), y este me parece que es un mensaje no especialmente motivador para los docentes.
ResponderEliminarEn segundo lugar, tengo bastante edad como para haber constatado en repetidas ocasiones que las expectativas que yo había proyectado sobre un alumno no han sido corroboradas por su biografía. Esto podría deberse a lo limitados e mis poderes oraculares, pero sé que resta es una experiencia común entre los docentes. Esto parece querer decir que o bien somos ciegos para reconocer la inteligencia cuando se nos presenta o bien que hay algún elemento asociado al desarrollo de la inteligencia (elementos no estrictamente cognitivos, o como quiera que haya que llamarlos: pienso en las escuelas KIPP norteamericanas y su lema "Work hard, be nice"), que influye en el desarrollo de esta. ¿O es la capacidad intelectual una capacidad autista, blindada a la intervención del hábito? ¿El desarrollo de hábitos como la atención no tienen nada que ver con el desarrollo de la inteligencia? ¿Y los conocimientos? ¿La adquisición de conocimientos no tiene nada que ver con la eficiencia de la propia inteligencia? Aunque soy consciente de que estoy mezclando varias cosas diferentes, creo que se puede entender lo que quiero decir y espero no incordiarte trayéndote aquí mis perplejidades.
Gracias Gregorio. La historia es compleja, así que es lógica cierta perplejidad. Pero la complejidad no significa que no se puedan comprender determinados mecanismos. Te voy a pedir un poco de paciencia hasta terminar esta serie de post sobre 'The Bell Curve'. El mensaje es compacto y conviene valorarlo en su conjunto. Saludos, Roberto
ResponderEliminarHola, Roberto. No sé si has leído también el libro de Murray Coming Apart: http://www.amazon.es/Coming-Apart-State-America-1960-2010/dp/030745343X Imagino que lo conocerás. En él constata que se está produciendo lo que explicas en este post. Un saludo. @Biopoliticas
ResponderEliminarGracias Ann.
ResponderEliminarAsí es, ya tratamos sobre ese libro de Murray en el blog: http://robertocolom.blogspot.com.es/2012/07/coming-apart.html
Fascinante.
Saludos
Todo esto será en EEUU y países más o menos de tradición liberal. En España un alto C.I es una desgracia.
ResponderEliminarYo soy superdotado diagnosticado con 21 años. Los profesores le dijeron a mis padres que no servía para estudiar y personalmente la educación reglada me pareció una pérdida de tiempo. Mi relación con los compañeros era nefasta. Con 18 años me saqué la ESO en unos exámenes libres, después me saqué 1º y 2º de bachiller a distancia. Me animé y entré en la universidad, y una vez más me topé con el absurdo sistema educativo español. Tardé el doble de tiempo de lo normal en sacarme una ingeniería.
Después de todo eso, una depresión, una fobia social que he conseguido manejar y numerosas secuelas he conseguido ganarme bien la vida de autónomo evitando lo maximo posible las organizaciones y las jerarquías. Y por supuesto nunca comento a nadie que soy superdotado. En España ser superdotado es como tener la lepra en la Antiguedad.
Los ingresos en un país como España depende de los contactos y de caer en gracia.
Dicho todo esto me parece muy interesante el artículo.
No existen estudios de esta naturaleza en España (que yo sepa), pero dudo de que la situación sea tan distinta. Las situaciones personales poseen una indudable relevancia a nivel individual, pero lo que 'The Bell Curve' analiza es la situación general, las tendencias globales. La pregunta a responder es si, en España, existe la tendencia a que los individuos más competentes intelectualmente ocupen las posiciones sociales más 'elevadas' (y al revés). Saludos
ResponderEliminarComo hablo de asuntos personales, esta vez escribo en anónimo. Yo también fui diagnosticado como superdotado a los 12 años, tras pasarme pruebas varias durante varias horas después de una típica prueba escolar general en la que mis resultasos sorprendieron a los expertos de una naciente TEA. Total entre 160 y 185 CI. Les preguntaron a mi padre y mi madre si querían que prepararan algún plan especial para mi, y dijeron que no, que era un niño normal y feliz.
ResponderEliminarY era cierto, En contra del mito del superdotado que sufre en la escuela, era el niño que se lo pasaba muy bien en la escuela, con más tiempo para hacer trastadas porque aprendía deprisa y con facilidad. En toda mi larga vida académica, hasta el doctorado con 29 años, siempre me fue bien, como no podía ser menos. Y después creo que mi alto CI me ha ayudado en general a tener una vida mejor.
No presumo nunca de CI porque es un don de la naturaleza del que estoy profundamente agradecido, pero no orgulloso. Sé que es muy importante, aunque no es decisivo, y lo sé sobre todo cuando veo los problemas que afrontan quienes se encuentran en el otro extremo de la curva de Bell. Por estos últimos es tan importante arbitrar medidas educativas y sociales que ayuden a mejorar en lo posible el CI (no es fácil) y crear condiciones de vida buenas para gentes que no han tenido suerte en la dotación recibida por la herencia y el azar. Creo que esa es una de las tesis centrales de Murray y Hensen.
Agradecimiento y una mayor responsabilidad personal por el uso que pueda hacer de ese don.
Como bien dice Roberto, sé que es un caso personal y con casos personales no se hace ciencia, pero sí se vive. Y compartir experiencias puede ayudar también a no alimentar visiones erróneas o sesgadas.
Muchas gracias por compartir esa trayectoria y vivencia personal. Coincide a grandes rasgos con una buena parte de las personas ubicadas en esa zona de la curva, con las inevitables excepciones. Aunque los casos personales son casos personales, pueden ser relevante en determinados contextos. Aunque hay que recordar que 'perro muerde a humano' no es noticia, mientras que 'humano muerde a perro' será objeto de la atención de los mass media. Saludos, R
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