Tal Yarkoni et al. (2011) publicaron un resumen
de evidencias observadas en la investigación psicológica que se sirve de la neuroimagen
funcional (Nature Methods, Vol. 8, N. 8, 665-670). La originalidad de su
estudio se basa en que combinan ‘text-mining’, meta-análisis y
‘machine-learning’ para resumir los datos. Es decir, recogen y analizan los
artículos publicados de modo prácticamente automático, sin intervención del
usuario. Denominan a su producto ‘NeuroSynth’.
El material base proviene de casi 3.500 estudios en los que
se aprecian 101.000 activaciones evocadas por una variada serie de procesos
cognitivos y estados psicológicos. NeuroSynth produce mapas de activación según
proceso/estado, emparejando regiones de interés según proceso/estado y según
una determinada parcelación del cerebro.
Naturalmente validan su aproximación automatizada comparándola
con los métodos más convencionales que exigen una mayor intervención del
usuario, observando que apenas existen discrepancias. Por tanto, NeuroSynth parece
ser eficiente para alcanzar el objetivo que se persigue.
También ponen a prueba lo que denominan inferencia inversa para averiguar qué regiones se
activan selectivamente, y no solamente consistentemente, al realizar una
determinado proceso cognitivo: “sin distinguir consistencia y selectividad los datos de
neuroimagen pueden llevar a inferencias equivocadas”.
Un ejemplo que revisan con más detalle es el de la memoria
operativa (working memory). Usando la
aproximación tradicional, las regiones que se activan de modo consistente se
localizan en la corteza dorsolateral prefrontal, la ínsula anterior, y la
corteza frontal dorsomedial. Sin embargo, los mapas de inferencia inversa
revelan como relevantes (activadas selectivamente) la corteza prefrontal
anterior y la corteza parietal posterior.
La siguiente cuestión a la que se enfrentan conlleva el
fascinante reto de decodificar el
cerebro, es decir, inferir el estado cognitivo del individuo según su
actividad cerebral. Aplican su método a 25 estados psicológicos extensamente
investigados (procesamiento semántico, procesos de codificación, control
ejecutivo, lenguaje, procesamiento verbal, procesamiento fonológico,
procesamiento visual, interferencia, memoria operativa, conflicto,
procesamiento espacial, atención, imágenes mentales, acción, procesos
sensoriales, percepción, procesamiento auditivo, dolor, recompensa, arousal, emoción, social, memoria
episódica, procesos de recuperación y reconocimiento) y el grado de éxito
alcanzó valores de aprox. el 60%.
Quizá la parte más interesante de esta investigación se
encuentra en los ‘On-Line Methods’
donde realmente se ofrecen los detalles del estudio. Por ejemplo, en la
siguiente imagen se muestran los mapas de probabilidad para los 25 estados
psicológicos considerados que aparecen con una alta frecuencia en al menos 100
estudios. En naranja y rojo se representa alta
probabilidad de frecuencia, mientras que en azul
se representa alta probabilidad de ausencia.
En suma, la ciencia está buscando procedimientos para
encontrar orden en un caos relativo. Las investigaciones que usan neuroimagen
funcional para explorar procesos cognitivos y estados mentales se cuentan por
miles y la heterogeneidad de resultados es evidente. NeuroSynth usa la fuerza
bruta para imponer ese orden.
No estoy nada seguro de que los mapas resumen
sean realmente útiles para encontrar una iluminación adecuada. Quizá permitan
encontrar alguna moneda debajo de la farola, pero también es posible que seamos
capaces de encontrarla porque, en realidad, es el propio sistema el que ubica
tanto la farola como la moneda donde puede, no donde se debe.
Finalmente, quizá sea oportuno recordar que los registros de
resonancia funcional raramente alcanzan los niveles de fiabilidad requeridos,
y, por tanto, podemos estar lanzándonos a una relativamente absurda carrera de resumir
evidencia de la que, de entrada, no podemos fiarnos demasiado.
Conclusión, eres bastante escéptico acerca de la relevancia y fiabilidad de este tipo de investigaciones para alcanzar una mejor comprensión de los procesos cerebrales que subyacen a diferentes operaciones mentales.
ResponderEliminarSi tienes razón, y es muy posible que la tengas, ¿por qué un enfoque de la investigación tan poco fiable atrae la atención de tantos científicos?
Gracias por el comentario Félix. Los científicos saben que hay petróleo en el cerebro. Por eso persisten. El hecho de que, por ahora, debamos seguir mejorando los métodos de extraer ese petróleo no significa que la empresa sea futil.
ResponderEliminarEso es bueno, seguir buscando hasta encontrar algo.
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