viernes, 7 de marzo de 2014

Rush

En breve (la semana próxima, de hecho) comenzará la temporada 2014 de F1.

Estuve preparándome viendo el excelente largometraje dirigido por Ron Howard, ‘Rush’.

La historia se desarrolla alrededor de la rivalidad entre James Hunt y Niki Lauda, dos extraordinarios pilotos con personalidades opuestas. El inglés, un vividor con un talento natural para la conducción ("cuánto más cerca estás de la muerte más vivo te sientes. Es un modo maravilloso de vivir y la única manera de conducir"). El austriaco, un espíritu espartano con un talento natural para poner a punto su vehículo ("un hombre sabio aprende más de sus enemigos que un tonto de sus amigos").


Ni que decir tiene que les recomiendo la película, pero ahora quiero centrarme en el terrible accidente sufrido por el piloto austriaco en la temporada de 1976, concretamente en el por aquel entonces larguísimo circuito de Nürburgring.

Lauda perdió el control de su Ferrari en una desesperada carrera por alcanzar el McLaren de Hunt, colisionó y se abrasó dentro del habitáculo. Los pilotos Harald Ertl, Guy Edwards y Arturo Merzario se detuvieron para sacarle de aquel infierno.

Las medidas de seguridad hace casi 40 años dejaban mucho que desear. Los pilotos conducían a sabiendas de que tenían un riesgo del 20%. Como nos cuenta Lobato en sus fabulosos ‘previos’ a lo largo de la temporada, la seguridad de nuestros vehículos ha ido mejorando a remolque de los progresos a ese respecto en la competición deportiva. La perseguida reducción de accidentes y muertes en los circuitos ha ido repercutiendo en los sistemas de seguridad de los coches comerciales.

El caso es que el accidente de Lauda tuvo lugar a mitad de temporada. Fue tan grave que estuvo al borde de la muerte y se le administró la extremaunción.

Pero luchó por su vida y regresó a las pistas seis semanas después.

Han leído bien, un mes y medio después del trágico accidente el piloto se subió de nuevo a su Ferrari.

El breve fragmento de ‘Rush’ que incluyo en este post recoge el primer encuentro entre Lauda (interpretado condenadamente bien por el actor español Daniel Brühl) y Hunt (al que encarna Chris Hemsworth) después del accidente, seguido por una rueda de prensa del piloto austriaco.

Rueda en la que se produce un suceso que impulsa al británico a tomar unas medidas que seguramente deberían adoptarse más a menudo contra algunos periodistas ante ciertas preguntas.

No se lo pierdan y tomen nota (si les apetece).




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