‘Fundación’ es una
famosísima serie de volúmenes de ciencia ficción que salió de la mente de Isaac Asimov. Nunca tuve interés por
leerlo, hasta ahora.
Me hice con el primer volumen, basado en las predicciones del
psicohistoriador Hari Seldon (“fue el mayor
psicólogo de nuestro tiempo y el creador de nuestra Fundación (…) podía
descifrar las emociones y reacciones humanas para predecir la marcha histórica
del futuro”). Predicciones sobre el declive de un imperio galáctico
y las posteriores crisis que se desencadenarían.
Desde luego sorprende que la Psicología se considere
esencial: “comprendo
muy bien que la psicohistoria es una ciencia estadística y no puede predecir el
futuro de un solo hombre con exactitud (…) la Psicología es una gran ciencia,
pero en este momento no hay ningún psicólogo entre nosotros”.
Seldon predice la crisis del imperio a partir de “una burocracia en
aumento, una recesión de la iniciativa, una congelación de castas y un
estancamiento de la curiosidad”. Entre otras variables.
El hilo de la historia se basa en la idea de Seldon para
reducir el impacto de la crisis, basada, presuntamente, en la preparación de
una Enciclopedia Galáctica, un
sumario de los conocimientos atesorados por la humanidad. El proyecto estará a
cargo de miles de humanos exiliados al planeta ‘Terminus’, una lugar sin apenas recursos propios situado en la
periferia de los dominios del imperio (“Terminus y su Fundación gemela del otro extremo de la
Galaxia son las semillas del renacimiento y los futuros fundadores del Segundo
Imperio Galáctico”).
La ciencia acumulada en Terminus es usado por sus miembros
para manipular a los sistemas planetarios de esa región del Universo. Asimov
tiene la brillante idea de usar la ciencia para promover una religión que ayude
a los exiliados de Terminus a dominar a sus vecinos a través de la inteligencia
(“la violencia
es el último recurso del incompetente”).
A medida que avanza la narración, van cobrando protagonismo
la política y el comercio: “la razón primaria para el desarrollo del comercio fue
introducir y expandir la religión con rapidez, y asegurarnos de que la
introducción de las nuevas técnicas y la nueva economía estaría sujeta a
nuestro control concienzudo y profundo (…) el entusiasmo de la masa es algo muy
poderoso, pero notoriamente inconstante”.
Leyendo se tiene la sensación de que el escritor cristaliza
aquí sus enciclopédicos conocimientos sobre la historia de la humanidad y sobre
ciencia. Fue un autor realmente prolífico en ambos terrenos y seguramente se
sirvió de sus conocimientos a ese respecto en sus obras de ficción.
Este primer volumen concluye así: “habrá otras crisis en el porvenir, cuando el
poder del dinero se haya convertido en una fuerza muerta como es ahora la
religión”.
¿Premonitorio?
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