viernes, 19 de julio de 2013

La lección de ‘Jurassic Park’

Vamos a hacer el preceptivo y saludable descanso vacacional, despidiéndonos hasta Septiembre, con un post cariñosón, pero, posiblemente, escasamente superficial.

En tránsito por un aeropuerto recóndito de los Estados Unidos adquirí un ejemplar de bolsillo de ‘Jurassic Park’. Practicar inglés leyendo a Crichton es una deliciosa opción para sobrellevar los aburridos vuelos transoceánicos.


La genial idea que Michael desarrolla en su novela es particularmente famosa gracias a las dos películas que dirigió Steven Spielberg (Jurassic Park y The Lost World).

Un empresario (dueño de la compañía InGen) construye un parque temático de atracciones biológicas (dinosaurios) en Costa Rica (Isla Nublar). Consigue el paleo-ADN necesario para clonar los animales en la sangre de mosquitos atrapados en ámbar (resina fosilizada de los árboles) hace más de doscientos millones de años. Los inversores exigen una evaluación sobre la viabilidad del parque y Hammond (el empresario de marras, y, según su creador, tan siniestro como Walt Disney) se lleva a dos paleontólogos (el Dr. Grant y la Dra. Sattler) y un matemático (Malcolm) a su isla para obtener una valoración.

Las cosas, cómo no, se complican y los dinosaurios comienzan a crear problemas y también a devorar humanos. Pero la historia de acción es, como siempre, un adorno a lo que Crichton quiere contarnos en realidad.

¿Cuáles son esas cosas?

Pues, por ejemplo, advertirnos de las funestas consecuencias que puede producir la frenética y multimillonaria carrera de las empresas privadas (caracterizadas por el secretismo) para mejorar la ingeniería genética: “la biotecnología transformará la vida humana a todos los niveles: los cuidados médicos, la comida, la salud, la diversión, los cuerpos. Nada volverá a ser lo mismo. Cambiará, literalmente, la cara del planeta”.

Aquellos momentos “en los que los científicos se rebelaban contra el secretismo de la investigación y rechazaban patentar sus descubrimientos, considerándose individuos que trabajaban en beneficio de la humanidad” son historia. Ahora esos científicos tienen intereses comerciales.

Crichton aprovecha para exponer la teoría del caos (y para ser preciso mantuvo conversaciones con James Gleick) a través de Malcolm (inspirado en Heinz Pagels) y destruir la idea de control que obsesiona al creador del parque: “los detalles son irrelevantes. La teoría me dice que, en breve, la isla comenzará a comportarse de modo impredecible (…) porque la historia de la evolución demuestra que la vida escapa a todas las barreras. La vida se libera. La vida se extiende a territorios ignotos. Dolorosamente, quizá peligrosamente. Pero la vida encuentra su camino”.

Un ejemplo realmente demostrativo es el descubrimiento de que, a pesar de que todos los dinosaurios del parque son hembras estériles, han comenzado a reproducirse. El ingeniero jefe (Wu) posee un protagonismo en la novela del que carece en la película: “podemos duplicar el ADN, pero el desarrollo es algo verdaderamente complicado, y, por tanto, no sabemos cuál ha sido nuestro éxito hasta que el animal va creciendo”.

Wu es reclutado por Hammond en la Universidad, nada más doctorarse, usando un irresistible lenguaje: “desde la segunda guerra mundial, todos los descubrimientos realmente importantes se han hecho en laboratorios privados. El láser, el transistor, la vacuna de la polio, el microchip, el holograma, la resonancia, y la lista sigue y sigue. Las Universidades ya no están donde deben (…) un individuo brillante no puede dedicar su precioso tiempo a rellenar formularios y responder a comités. La vida es muy corta y el ADN demasiado largo. Si quieres hacer algo, aléjate de las Universidades”.

Malcolm subraya esta idea en otra escena: “a los científicos les preocupa lograr algo. Nunca se paran a pensar si deben hacerlo. El descubrimiento es inevitable, así que intentan lograrlo antes que los demás. Ese es el juego de la ciencia (…) el poder de la ciencia es como una buena salud heredada: se logra sin disciplina (…) no hay humildad ante la naturaleza. Solo existe el hacerse rico rápidamente, el promocionarse rápidamente. Nadie te criticará. Nadie tiene estándares. Todos persiguen lo mismo: hacer algo grande y hacerlo rápido”.

La influencia de la ciencia en la sociedad fue una obsesión para Crichton: “gracias a la ciencia vivimos en mundo relativamente pequeño, denso e intercomunicado. Pero la ciencia no puede ayudarnos a decidir qué hacer con nuestro mundo, o cómo vivir. La ciencia puede construir un reactor nuclear, pero no nos dice si debemos hacerlo (…) la idea de control que subyace a la ciencia ha muerto (…) somos testigos del final de la era de la ciencia porque se está destruyendo a sí misma (…) el poder genético es mucho mayor que el atómico (…) el problema es que, igual que sucede con la muerte, no puedes ver el otro lado hasta que cruzas la línea”.

Seguramente usted vio las películas, pero quizá se perdió los libros. Se los recomiendo con entusiasmo. Hay bastantes diferencias entre las películas y las novelas de Crichton a pesar de que el propio Michael contribuyó a los guiones y fue responsable del ‘Screen Play’.

Jurassic Park se estrenó en 1993 recaudando 100 millones de dólares en sólo 9 días (The Lost World se estrenó en 1997). Una curiosidad es que el tiempo total en el que aparecen dinosaurios en pantalla en la primera película es de 8 minutos. ¿Es sólo una película de efectos especiales?

En 2003, el paleontólogo holandés André Veldmeijer agradeció a Spielberg el impulso que supuso la película para su devaluada profesión, bautizando a su más reciente descubrimiento en la materia (un ejemplar inédito de pterosaurio) como Coloborhynchus spielbergi.

Cierro este post con dos perlas de la novela.

Una frase de Malcolm: “A day is like a whole life”.

Un breve diálogo entre el Dr. Grant y el Dr. Gutiérrez cuando los supervivientes de la isla Nublar son obligados a permanecer en Costa Rica hasta aclarar los sucesos:
-       You’re telling me we’re not going anywhere?
-       None of us is going anywhere, Dr. Grant.

Disfruten del verano (corto como la vida) porque el invierno (como el ADN) es demasiado largo.


5 comentarios:

  1. Un amigo (biónico) me envía este interesante artículo:

    http://morvalets.wordpress.com/2012/04/12/sobre-gaussianas-dinosaurios-y-fiestas-de-cocktail-i/

    No se lo pierdan.

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  2. Andreu, es absolutamente genial, pienso utilizarlo en mis clases de estadística!!

    Que grande era Crichton....Gracias por recordale de vez en cuando.

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  3. Aquí no hay quien guarde un pequeño secreto...

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  4. Feliz verano a todo el mundo.

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  5. Excelente articulo, todo un gusto visitar el blog.

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