lunes, 17 de junio de 2013

Pastores de neuronas

Los científicos desean convertirse en algo así como 'pastores de neuronas' (igual que los Ents lo eran de árboles) aprovechándose de la asombrosa plasticidad de las células del organismo.

Están probando estrategias para obtener esas preciadas células nerviosas a partir de células de la piel 'a cascoporro', es decir, sin necesidad de dar el paso intermedio de convertirlas en células embrionarias (pluripotenciales).


Emborg, M. E. et al. (2013). Induced pluripotent stem cell-derived neural cells survive and mature in the nonhuman primate brain. Cell Rep, 28, 3, 3, 646-650.

El Dr. Zhang, de la Universidad de Wisconsin, es el gurú que está detrás del método. Primero se extraen las células de la piel, segundo se cultivan con el virus 'Sendai', y, finalmente, se producen los precursores neuronales gracias a la acción de ese virus.

Las células modificadas por el virus pasan por una primera fase de resfriado, pero eliminar el 'catarro celular' es relativamente sencillo (no mediante ponches o un Cola Cao bien caliente, pero casi). Además, el material genético del virus no se combina con el que interesa. Perfecto.

El estudio que comentamos se hizo con primates no humanos, pero se supone que abre la puerta a la terapia celular con nosotros (en el razonable supuesto que sea usted humano). Se apreciaron algunos inconvenientes en el proceso, pero, según los autores, nada que no tenga fácil arreglo.

Las células trasplantadas en el cerebro de los monos, a los que se había inducido una especie de Parkinson, se comportaron como unas campeonas.

Las neuronas proyectaron unos axones monísimos ("over a long distance even under the adult brain environment") y los oligodendrocitos produjeron unas deliciosas vainas de mielina.


Además, las células gliales apenas respondieron a la 'invasión'. Todo les parecía tremendamente familiar y no consideraron que tuvieran que defenderse de ninguna agresión.

El único inconveniente incómodo fue que no se logró producir un número suficiente de células dopaminérgicas, y, por tanto, el Parkinson de los monos no remitió. Pero para esto también dicen los autores que hay solución.

Las cosas van realmente rápido en este campo. Las publicaciones son numerosas y pequeños pasos se acogen con entusiasmo entre los miembros de la comunidad científica.

La explotación terapéutica de la plasticidad de las células de los organismos promete cambios abrumadores en nuestra calidad de vida. El proceso de reparación puede, llegado el caso, producir una revolución cultural.

Pero no se hagan ilusiones.

Casi seguro que los expertos en ética trabajan duro para aguarnos la fiesta.



2 comentarios:

  1. ¿Insinuas que la ética es una disciplina especizalizada en aguar la fiesta? Vamos, que todo lo que es bueno o engorda o es pecado.
    ¿O tú sospecha se reduce a número sigificativo de expertos en ética?
    ¿Estás dando por supuesto que la ética no tiene mucho que aportar a la investigación científica que seríamos más felices (sobre todo los científicos) si no hubiera comités de ética?
    Me turban y perturban comentarios como ese (Casi seguro que los expertos en ética trabajan duro para aguarnos la fiesta.)

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  2. Félix, tengo la sensación de que quieres hacerte el tonto.

    Me molestan las comisiones de ética porque dan por supuesto que los científicos actuaremos mal si no se nos controla.

    ¿Por qué?

    Los científicos también son humanos y saben lo que está bien y lo que está mal.

    Los informes éticos son completamente innecesarios.

    ¿Tendría sentido que un ciudadano tuviera que hacer una declaración jurada de que desde que se levanta por la mañana será 'bueno' a lo largo de la jornada?

    Si hace algo mal, será juzgado y, en su caso, condenado, pero hasta que se demuestre lo contrario hace lo correcto.

    Saludos, R

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