Un comité de expertos europeos se ha reunido recientemente en Berna (no confundir con el bar de
Laredo, Cantabria, en el que sirven unas rabas de calamar que quitan el
sentido) capital de Suiza (si, lo
recuerda usted bien, ese país en el que se blanquean capitales a dos manos).
Han debatido apasionadamente sobre la
urgencia de preparar avisos, vitales para la humanidad, en dos espacios físicos
de extraordinaria relevancia social.
El primero corresponde a las
habitaciones (las alcobas, vaya) de las parejas europeas. Se está pensando, muy
seriamente, 'recomendar' la instalación de un dispositivo holográfico con sensores capaces de detectar una actividad inminente de
intercambio de fluidos en el lecho. Ante los primeros síntomas de
interacción entre los miembros de la pareja, el sistema disparará una señal de
alarma que incluirá mensajes verbales sobre la posibilidad de que el resultado
sea un embarazo.
Los mensajes urgirán a la pareja a
pensar en lo que puede suceder si culminan el proceso que han iniciado
impelidos por sus instintos más primarios y repugnantes. La intensidad de los
avisos irá en aumento si los miembros persisten en su censurable actitud.
Llegado el caso se proyectarán sobre el techo de la alcoba imágenes aceleradas del
ciclo que transcurre entre el nacimiento y la muerte. Las imágenes gore de cuerpos
en avanzado estado de putrefacción se sincronizarán con textos como los
siguientes:
“¿Realmente
están ustedes dispuestos a pasar por todo esto?”
“¿Quieren
traer a este mundo a alguien condenado a morir?”
Asumiendo que los ciudadanos son, de
hecho, unos descerebrados, y, por tanto, aceptando que las imágenes
holográficas de las habitaciones tendrán solamente un éxito parcial, los
expertos reunidos en el centro de convenciones de Berna han ideado un plan B
del que se han mostrado particularmente orgullosos, según informa la agencia
EFE.
Aprovechando la tecnología
desarrollada por el HBP (financiado por la UE) se propone instalar en los
quirófanos de los Hospitales un dispositivo capaz de comunicarse con los bebés
que están a punto de entrar en este cruel mundo. De acuerdo, los bebés no
hablan, ven mal y oyen peor, pero pueden pensar. El sistema informático se
sincronizará con las ondas cerebrales del bebé para avisarle de los peligros que
supone salir del útero materno para lanzarse vertiginosamente por el canal
vaginal de su mamá y ser atrapado por las garras del médico.
Se usarán todos los medios éticamente
aceptables para disuadirle de dar un paso que solo puede conducir al
holocausto. Usando una especie de código Morse, fácilmente asimilable por el
bebé, se insistirá en el mensaje:
“Vivir
puede matar y mata”
Entrevistado por el administrador de
este blog, el periodista de la
agencia que recoge el resultado del encuentro se mostró entusiasta para con las
medidas descritas: “aunque habrá quienes muestren sorpresa, la persistencia
adecuada, calculada detalladamente, logrará convencer al mayor de los
escépticos”.
Hay que conseguir que los ciudadanos
tengan reparos ante la sola idea de procrear. Deben vivir obsesionados con las
grandes preguntas:
¿por
qué debería traer a este mundo a alguien condenado a morir?
¿no
constituye ese acto convertirse en cómplice de asesinato?
¿no
resulta éticamente deseable evitar el sufrimiento ajeno?
¿qué
mejor modo de evitar ese dolor que lograr que la gente deje de nacer?
Ese sería, desde luego, nuestro gran
triunfo ante la muerte.
Habríamos alcanzado la inmortalidad
definitivamente.
¿No es un logro del que sentirse
orgulloso?
Los expertos celebraron el éxito de
la convención yéndose de cenita con un selecto grupo de banqueros de nombre
impronunciable.
De algún modo, eso lo intentaron ya los shakers, una bella corriente religiosa que oraba mediante el baile y se abstenía del sexo. De ese modo, la secta duró poco: no hubo reproducción familiar y las conversiones no suplían la falta de hijos. Tú mismo puedes hacer la analogía con esa propuesta: acabaremos con la muerte, claro, porque acabaremos con la vida. Sin seres humanos vivos, no habrá seres humanos muertos. En España hemos probado a importar niños, pero no funciona del todo.
ResponderEliminarPara algunos autores, esa profunda vinculación entre el acto sexual, que da vida, y la muerte, es lo que le confiere a la relaciones sexuales la potencia emocional que tienen.
Para terminar, comparto con vosotros una bella canción de los shakers: It's a gift to be simple": http://www.youtube.com/watch?v=amcGIfMu0bw&feature=share&list=PL06017D5827252220
Ignoraba la existencia de esa secta, pero veo que son claramente unos 'visionarios'.
ResponderEliminarEl eros/tanatos es un clásico, pero no por eso deja de resultar interesante.
En cualquier caso, el post pretende denunciar algo un poco diferente e invitar a pensar en qué jardín nos estamos dejando meter (no precisamente el del Edén).
Saludos, R
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe pregunto a veces, supongo que como tú, hasta dónde vamos a llegar en algo tan contra natura como el rechazo de la natalidad. Es curioso como se defiende con viruelencia a veces la naturaleza y lo natural en el ámbito de la ecología, y luego se rechaza y reniega de la naturaleza humana. Curioso.
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