miércoles, 29 de mayo de 2013

¿Qué sabemos del Alzheimer?


La Real Academia Nacional de Medicina organizó, el 16 de Mayo del año en curso, una interesante sesión científica sobre el Alzheimer.

Fue coordinada por Vicente Calatayud y participaron Mercé Boada (del Hospital Vall d'Hebron), Ana Martínez (del CSIC), Nicolás Fayed (de la clínica Quirón) y Manuel Sarasa (de la Universidad de Zaragoza y director científico de la empresa Araclon Biotech).


La presentación de Boada se centró en el diagnóstico diferencial del Alzheimer, subrayando el excelente trabajo neuro-psicológico hecho en España. Una de las cosas que más captó mi atención fue que no es la memoria una de las primeras funciones psicológicas que se deterioran con el trastorno, sino lo que la ponente llamó 'capacidad para integrar información de distintas fuentes'. Luego se olvidó de lo que dijo de pasada volviendo, para quedarse, al guión de la memoria, pero me pregunté si esa capacidad podría corresponder a lo que los psicólogos denominamos 'inteligencia'.

Si así fuese, entonces los fallos cognitivos que aparecen posteriormente serían, por decirlo brevemente, secundarios. Los fallos de inteligencia podrían ser más importantes que los de la memoria para la detección temprana, lo que subrayaría la necesidad de disponer de instrumentos eficientes de evaluación.

Martínez habló de los reiterados fracasos en la búsqueda de un fármaco que pueda revertir los devastadores efectos del trastorno sobre la supervivencia neuronal. Tuvo que confesar que, a día de hoy, seguimos sin una solución razonable. Pero también nos hizo tomar conciencia a los asistentes de que no se lleva demasiado tiempo buscando, por lo que es esperable que sigamos esperando alguna solución medianamente eficaz.

La presentación de Fayed, sobre el uso de la resonancia magnética como biomarcador fue, para mí, la más decepcionante. El ponente recurrió a una sucesión de escenas, más o menos vistosas, pero no expuso nada particularmente contundente sobre la información que presuntamente nos permite obtener la neuroimagen. Quizá no fuera el ponente más adecuado para esta sección.

Sin duda la más impactante fue la última presentación, a cargo de Sarasa. El equipo de este peculiar científico persigue una vacuna que permita prevenir la aparición de las temibles placas amiloides. Lo que este profesor propone es olvidarse de esperar a que se detecten los primeros síntomas, porque ya es demasiado tarde. Pasada cierta edad, vacunarse puede ser la solución. Se trataría de enseñar a nuestro sistema inmunológico a defenderse de la agresión futura al sistema nervioso. O, en su defecto, aportar al organismo las defensas de las que carece.

El edificio de la Real Academia de Medicina es realmente bonito, con un espacio reservado a los académicos y otro para el público invitado. Fue inexplicable (para mí) que el 70% de los asientos de los académicos estuviera vacante. Quizá no estuvieran interesados en la sesión. Quizá ya son demasiado mayores para acercarse a la academia un jueves por la tarde. Quizá ya se sabían la lección.


En fin, la principal conclusión que derivo de las tres horas que duró la sesión es que se invierte poco en investigación, a pesar de que la sociedad está muy interesada en arreglar el problema. Que los representantes prefieren gastarse el dinero público en cuidados paliativos en lugar de invertir en la investigación que podría evitar la aparición de casos. Y que todavía tenemos mucho tajo por delante.

Por ahora somos capaces de describir bastante bien qué sucede, pero no comprendemos por qué sucede. Tengo la sensación de que este también será un caso en el que descubriremos que no tiene demasiado sentido hablar de trastorno, sino de enfermos con un determinado trastorno. Algunos de los ponentes recurrieron al ejemplo de dos pacientes con similar perfil de placas amiloides, pero con expresiones psicológicas radicalmente distintas.

La medicina ha comenzado a personalizarse. Aún se tardará en que se generalice esa perspectiva a la práctica clínica habitual, pero el camino de ida es inexorable.

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