Tuve la oportunidad de leer una entrevista
que le hicieron a uno de los creadores del cómic cuyo protagonista sirve de icono
al grupo Anonymous, David Lloyd (el peculiar Alan Moore se encargó del texto).
Si les produce una
pereza sustancial hacerse con el cómic, entonces puedo recomendarles la
excelente película de los hermanos Wachowski,
estrenada en 2005 (V de Vendetta).
En ambos formatos
se transmite un mensaje probablemente relevante para predecir hacia dónde nos
lleva la multitud de mecanismos de control aplicados actualmente a nuestras
vidas, así, como quien no quiere la cosa.
Una serie de
mecanismos basados en el miedo, naturalmente.
El personaje central se inspira en un católico
anarquista que, a comienzos del siglo XVII, se propone hacer saltar por los
aires el parlamento inglés.
Moore se decantó por Guy Fawkes para subrayar la posibilidad real de que la sociedad se
gestione a sí misma, aunque Lloyd se muestra escéptico: "para autogestionarse, una
sociedad debe tener gran autocontrol individual y colectivo y, lo siento, somos
muy débiles, influenciables en grado preocupante, nos encanta sacarnos
responsabilidades de encima y delegamos rápido el poder en otros. Y, además,
somos fácilmente corruptibles, como vemos cada día".
El dibujante
comenta que el modelo de sociedad expresado en el cómic se basa en la Alemania e
Italia nazis. Él y Moore se sirvieron de ese marco de referencia para intentar
despertar la conciencia individual.
Lloyd es
partidario de usar la violencia cuando los demás mecanismos fallan. V asesina a
los líderes del gobierno, pero tiene una buena excusa porque se está expresando
políticamente: "todos sabemos en
nuestro fuero interno lo que es correcto o no; hay que distinguir entre lo
legal y lo correcto: no siempre es lo mismo" (Francis Collins apelaba
a la denominada 'ley moral').
No duda en
declarar que actualmente vivimos en una sociedad que se parece a la narración
del cómic: "supuestamente
estamos en democracias, pero todos sabemos que los Gobiernos son irrelevantes;
hoy los bancos y corporaciones concentran todo el poder".
Suscribe Lloyd una
sociedad en la que las pequeñas comunidades, destruidas por la modernidad, recuperen
su protagonismo. Para él constituye el único modo de reducir el poder omnímodo de
las grandes corporaciones.
Al igual que en otros casos comentados en
este blog, la historia de V nos demuestra
que lo tenemos difícil para sustraernos a las corrientes globalizadoras. Los
medios de comunicación hacen un estupendo trabajo para ofrecernos una determinada
visión de ciertos hechos.
Es cierto que la red tiene un efecto
liberador, pero sigue siendo algo realmente minoritario. Eso asusta porque,
como dice Lloyd, huimos, de ser posible, de las responsabilidades individuales.
Los representantes sociales y políticos se encargan de satisfacernos, de
quitarnos esa carga, pero todo tiene un precio.
La historia de V habla con contundencia sobre
hasta dónde está dispuesto a llegar un gobierno para controlar a la población.
Una versión diferente de la verdadera motivación que algunos insinúan que
subyace a los atentados del 11 S, por ejemplo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario