miércoles, 3 de abril de 2013

Holanda


Quizá algunos tengan la sensación de que el administrador de este blog la tiene tomada con Holanda. Y tendrán razón. A ver, cada cual tiene sus inclinaciones.

Andreu Vigil ilustraba con elegancia hace unos días en este mismo espacio los errores de apreciación que los chicos del norte inducen sobre los del sur. Aprovecho para recomendar la lectura (o, en su caso, relectura) de su artículo:


Los holandeses han sido siempre unos maestros en maniobras distractoras. Y, la verdad, han tenido bastante éxito.

Desgraciadamente, nuestros propios medios de comunicación suele seguirles la corriente.

Pero hay excepciones.

En un artículo publicado en 'elEconomista.es' se revela que en Holanda está estallando una burbuja que pone en peligro su empleo.

¿De qué burbuja se trata?

¡Oh, sorpresa! El ladrillo.

Los bancos holandeses concedieron hipotecas alegremente, la gente se endeudó y ahora es presa de la caída de los precios.

Quizá esta secuencia nos suene de algo. La idea de revender, saldar las deudas y obtener beneficios ya no sirve.


¿Fueron los holandeses tan poco avispados como, por ejemplo, los españoles?

No, simplemente la serpiente fue demasiado tentadora. Serpiente con forma de desgravación fiscal sobre los intereses de las hipotecas.

Los hogares holandeses están endeudados. Hasta los tulipanes de sus jardineras tiemblan. Una deuda equivalente al 250% del PIB no es moco de pavo. Si las familias carecen de liquidez, el consumo se reduce y el pánico aumenta rápidamente.

Crece, también, el número de empresas holandesas en situación de quiebra.

Los europeos lo tenemos chungo. Admitámoslo.

Dejemos de decir que es un problema de los del sur. Pero, sobre todo, dejemos de aceptar las declaraciones sesgadas y malintencionadas de los del norte.

Todos lo tenemos difícil por razones básicamente iguales.


No hay comentarios:

Publicar un comentario