Mueller, S. et al. (2013). Individual Variability in Functional
Connectivity Architecture of the Human Brain. Neuron 77, 586–595.
Pero ayuda a recordar algo que a menudo
parece que se nos olvida a los científicos, y, en concreto, a los psicólogos que
hacen ciencia del cerebro.
En esta investigación se observó
que las diferencias individuales de conectividad
se asociaban (a) con las diferencias en la profundidad de los surcos
cerebrales, pero no en el grosor cortical, (b) positivamente con el grado de
conectividad a larga distancia y (c) negativamente con la conectividad local.
Además, las regiones del cerebro donde se
aprecia una mayor variabilidad en conectividad funcional
parecen encontrarse más relacionadas con las diferencias
de rendimiento cognitivo (inteligencia, memoria, percepción visual) y de personalidad (ansiedad, riesgo, inhibición),
según un meta-análisis que se realiza dentro de esta investigación.
Esta clase de evidencia se encuentra detrás
del llamado conectoma, la marca de
cada uno de nuestros cerebros, el equivalente de nuestro genoma, para
entendernos.
http://robertocolom.blogspot.com.es/2012/09/cerebro-xxi.html
En este estudio se tomaron
registros de resonancia funcional en reposo (rsfMRI) de los mismos 23 individuos
en cinco momentos sucesivos durante seis meses. En concreto, buscaron sus
patrones de variabilidad, y enseguida se percataron de que los promedios no son
buenos compañeros de viaje ("if results are averaged across subjects, it is less
likely to obtain a significant effect in highly variable regions").
Se
apreció una mayor variabilidad funcional en las redes de control
fronto-parietal y en las redes atencionales que en las visuales y
sensorio-motoras. Y, por cierto, la famosa red por defecto (default
network) no presentó una variabilidad digna de reseñar.
Las
regiones frontales, temporales y parietales muestran la mayor variabilidad en
conectividad funcional, y, además, sabemos que esas son las regiones que han
evolucionado más tardíamente en términos filogenéticos. La expansión
cerebral durante la evolución correlaciona con la variabilidad funcional.
Es
realmente interesante el hecho de que la variabilidad funcional se relacione
con la expansión cortical y la profundidad de los surcos cerebrales, pero no
con el grosor cortical. Es consistente con que la
evolución del cerebro ha supuesto una enorme expansión de su superficie, pero
no del grosor de la corteza.
El dato de que
la variabilidad funcional se relaciona positivamente con la conectividad
distal, pero negativamente con la conectividad local, sugiere que esa variabilidad (contraria a mecanismos de naturaleza
modular), solo aparece en cerebros complejos.
El artículo se
cierra con potenciales implicaciones de los resultados para la comprensión de
la psicopatología. Las diferencias individuales en los patrones
de variabilidad funcional pueden señalar una mayor o menor susceptibilidad a
los trastornos, lo que apoyaría los modelos dimensionales de algunos enfoques
de la Psicología sobre los trastornos mentales. La
meta es individualizar la prevención y el tratamiento.
Un último comentario sobre cómo puede influir
la variabilidad funcional observada en esta investigación en el campo de la
neuroimagen en general. Usando las palabras de los autores:
"es más probable encontrar resultados significativos en áreas
de baja variabilidad individual, como la corteza sensorial primaria o motora, y
menos probable encontrar esos resultados en áreas de alta variabilidad.
Por
tanto, el riesgo de falsos positivos y falsos negativos en los estudios de
neuroimagen no se distribuirá de modo uniforme en el cerebro.
Los
mapas de variabilidad encontrados aquí podrían usarse para corregir esta
heterogeneidad al crear las imágenes estadísticas".
Confieso que esta perspectiva me encanta.
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