lunes, 18 de febrero de 2013

La conectividad del cerebro es la base de la individualidad

La conclusión de este artículo publicado recientemente en la revista 'Neuron' dista de ser una genialidad:

Mueller, S. et al. (2013). Individual Variability in Functional Connectivity Architecture of the Human Brain. Neuron 77, 586–595.

Pero ayuda a recordar algo que a menudo parece que se nos olvida a los científicos, y, en concreto, a los psicólogos que hacen ciencia del cerebro.

En esta investigación se observó que las diferencias individuales de conectividad se asociaban (a) con las diferencias en la profundidad de los surcos cerebrales, pero no en el grosor cortical, (b) positivamente con el grado de conectividad a larga distancia y (c) negativamente con la conectividad local.


Además, las regiones del cerebro donde se aprecia una mayor variabilidad en conectividad funcional parecen encontrarse más relacionadas con las diferencias de rendimiento cognitivo (inteligencia, memoria, percepción visual) y de personalidad (ansiedad, riesgo, inhibición), según un meta-análisis que se realiza dentro de esta investigación.

Esta clase de evidencia se encuentra detrás del llamado conectoma, la marca de cada uno de nuestros cerebros, el equivalente de nuestro genoma, para entendernos.

http://robertocolom.blogspot.com.es/2012/09/cerebro-xxi.html

En este estudio se tomaron registros de resonancia funcional en reposo (rsfMRI) de los mismos 23 individuos en cinco momentos sucesivos durante seis meses. En concreto, buscaron sus patrones de variabilidad, y enseguida se percataron de que los promedios no son buenos compañeros de viaje ("if results are averaged across subjects, it is less likely to obtain a significant effect in highly variable regions").

Se apreció una mayor variabilidad funcional en las redes de control fronto-parietal y en las redes atencionales que en las visuales y sensorio-motoras. Y, por cierto, la famosa red por defecto (default network) no presentó una variabilidad digna de reseñar.

Las regiones frontales, temporales y parietales muestran la mayor variabilidad en conectividad funcional, y, además, sabemos que esas son las regiones que han evolucionado más tardíamente en términos filogenéticos.  La expansión cerebral durante la evolución correlaciona con la variabilidad funcional.

Es realmente interesante el hecho de que la variabilidad funcional se relacione con la expansión cortical y la profundidad de los surcos cerebrales, pero no con el grosor cortical. Es consistente con que la evolución del cerebro ha supuesto una enorme expansión de su superficie, pero no del grosor de la corteza.


El dato de que la variabilidad funcional se relaciona positivamente con la conectividad distal, pero negativamente con la conectividad local, sugiere que esa variabilidad (contraria a mecanismos de naturaleza modular), solo aparece en cerebros complejos.

El artículo se cierra con potenciales implicaciones de los resultados para la comprensión de la psicopatología.  Las diferencias individuales en los patrones de variabilidad funcional pueden señalar una mayor o menor susceptibilidad a los trastornos, lo que apoyaría los modelos dimensionales de algunos enfoques de la Psicología sobre los trastornos mentales. La meta es individualizar la prevención y el tratamiento.

Un último comentario sobre cómo puede influir la variabilidad funcional observada en esta investigación en el campo de la neuroimagen en general. Usando las palabras de los autores:

"es más probable encontrar resultados significativos en áreas de baja variabilidad individual, como la corteza sensorial primaria o motora, y menos probable encontrar esos resultados en áreas de alta variabilidad.
Por tanto, el riesgo de falsos positivos y falsos negativos en los estudios de neuroimagen no se distribuirá de modo uniforme en el cerebro.
Los mapas de variabilidad encontrados aquí podrían usarse para corregir esta heterogeneidad al crear las imágenes estadísticas".

Confieso que esta perspectiva me encanta.

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