miércoles, 17 de octubre de 2012

Salud y curva normal


Los psicólogos cuantificamos la variabilidad en la conducta humana y el resultado suele ser una curva normal o campana de Gauss. Igual que sucede con rasgos físicos como la estatura, hay pocos individuos en la población extraordinariamente inteligentes, extravertidos o neuróticos. Igual sucede en la parte baja de esa curva: son escasos los individuos muy poco inteligentes, tremendamente introvertidos o radicalmente estables emocionalmente.


Los extremos son interesantes para algunas cosas, pero lo realmente impactante es que este hecho estadístico nos dice que, por definición, la mitad de la población se encuentra por debajo de la media. Algunos venimos insistiendo en que ese hecho es relevante incluso para fenómenos sociales que aparentemente se escapan a él. Un ejemplo claro es la salud.

El 2 de Octubre la agencia Europa Press publicaba una nota de prensa titulada "Casi la mitad de los enfermos crónicos no toma su medicación como debería". Añadía que este hecho "condiciona una de cada tres hospitalizaciones".

El médico transmite al enfermo las consignas sobre su tratamiento, pero el paciente se muestra negligente al seguirlas. El resultado es que la enfermedad se agrava y, por tanto, además de empeorar su estado se eleva el coste sanitario.


La Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), la Sociedad Española de Atención Primaria (SEMERGEN), el Consejo General de Enfermería y el Grupo Español de Pacientes con Cáncer (GEPAC) han denunciado este hecho.

Las negligencias usuales son, por ejemplo, no tomar la medicación cuando se debe, cambiar las dosis prescritas, o, directamente, abandonar el tratamiento. Es relevante subrayar que el 20% de los pacientes que padecen problemas crónicos en España absorben el 80% del presupuesto sanitario.

Según estas instituciones, los grupos poblacionales que menos se adhieren al tratamiento son los viejos, las mujeres y los subsaharianos. Cuando se ordenan los datos según trastornos, los que presentan peor panorama son los pacientes depresivos, quienes poseen elevados niveles de colesterol y aquellos con hipertensión arterial.

Hay un dato especialmente relevante para la Psicología: los tratamientos que producen los mayores grados de incumplimiento son aquellos que no producen efectos a corto plazo, así como los que no producen efectos negativos inmediatamente después de abandonar el tratamiento.

Los psicólogos tienen el campo abonado para proponer medidas concretas que palien esta grave situación. Su actuación podría matar dos pájaros de un tiro: reducir el sufrimiento de los pacientes y minimizar el gasto en sanidad. El diseño de sistemas personalizados que fomenten la adherencia al tratamiento exigiría emplear lo que los psicólogos sabemos sobre la personalidad y la conducta humana.


Los médicos usan la expresión "diseño de un traje a la medida de cada paciente". Pero ellos solo saben intuitivamente cuáles son las implicaciones del fenómeno natural de la variabilidad humana en aquellos rasgos psicológicos que se encuentran detrás de las diferencias en la adherencia a los tratamientos médicos.

Los psicólogos deberían comenzar a hablar alto y claro para que incluso aquellos que no desean escuchar deban hacerlo. La falta de adherencia no es un problema médico, sino psicológico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario