Por alguna razón, posiblemente
relacionada con los caprichos de Zeus,
el azar no se distribuye como cabe esperar en el caso de la participación de
algunos países en esa desmesuradamente publicitada competición deportiva.
Concretamente, el caso de España clama al cielo (o al famoso Monte
de la mitología griega).
La ‘rojita’
se tuvo que volver a casa mucho antes de lo previsto porque el árbitro, cuya
nacionalidad no me importa, ignoró un penalti de libro. Nada se pudo hacer para
impugnar tan desafortunada decisión. Los jovencitos, las futuras figuras de la
selección absoluta, tuvieron que vivir el mal trago que tantas veces castigó a
los mayores en anteriores mundiales y euro-copas. Seguramente las autoridades
del COI les habrán pedido a los árbitros que les vayan bajando los humos ahora
que son pequeños. Cuanto antes se hagan a la idea de que lo que ha sucedido en
2012, 2010 y 2008 no se volverá a repetir, tanto mejor. Ya están ellos ahí para
impedirlo, pese a quien pese y, por supuesto, a costa del deporte.
En el partido de nuestra magnífica
selección de waterpolo contra Croacia en los
comienzos de la liga olímpica, se perdió por 8-7 cuando el justo desenlace
final debería haber sido un clarísimo empate. Una vez más, los árbitros
decidieron no otorgar el excelente gol, que hubiera supuesto el empate, logrado
por nuestros chicos en el último suspiro. España presentó un recurso, pero la
Federación Internacional ha respondido ‘que si quieres arroz Catalina’. Cuanto
antes nos quitemos de en medio a esos Spaniards,
mejor.
En la contienda por parejas de España
contra los Estados Unidos en la liga inicial de Voley
Playa, el árbitro ignoró un golpeo doble de uno de los integrantes del
equipo norteamericano en (¡oh casualidad!) el punto decisivo del partido. Otra
vez, nuestros chicos tuvieron que bajar la cabeza ante (a) la prepotencia y la
ausencia de deportividad de los americanos (incapaces de reconocer su fechoría)
y (b) la ostensible estupidez interesada del arbitraje.
Casi me da apuro mencionar la
eliminación de Ferrer en tenis. Es
cierto que perdió miserablemente el primer set, pero ganó el segundo. Y en el
tercer set, en un momento crítico del partido, los árbitros adoptaron la
decisión de cambiarles de pista –una situación desconocida en el mundo del
tenis que arruinó la concentración del deportista español. Se argumentó que
había poca luz. Insólito.
De isleño escándalo fue el último
minuto del partido de Hockey contra
UK. Los árbitros resultaron decisivos para arruinar las opciones del equipo
español. ‘Arruinar’ no es una exageración. De hecho, nuestra Federación
presentó una reclamación formal. En dos ocasiones, dentro de ese desafortunado minuto,
los árbitros adoptaron dos decisiones favorables al equipo español y en las dos
se retractaron rápidamente ante las airadas protestas de los británicos.
Aún así, el resultado final no ha
sido desastroso, como cupo esperar al principio de la competición. Usando un indicador ponderado por cantidad de población,
España ha superado en número de medallas al ganador absoluto, es decir, los
Estados Unidos.
En los juegos de Pekín hice una serie
de cálculos considerando el número de medallas logrado y la población en
millones de habitantes del 40% de los países participantes que obtuvieron
alguna recompensa de metales. El resultado de esos cálculos fue interesante y
coherente con la conclusión a la que ahora llegamos. Aún así, sería relevante
hacer cálculos con los resultados de la contienda de Londres. Quizá alguien se
anime…
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