lunes, 3 de septiembre de 2012

‘Fair play’: Crónica de una muerte anunciada (errores olímpicos)


Los juegos olímpicos NO son santo de mi devoción.

Por alguna razón, posiblemente relacionada con los caprichos de Zeus, el azar no se distribuye como cabe esperar en el caso de la participación de algunos países en esa desmesuradamente publicitada competición deportiva.

Concretamente, el caso de España clama al cielo (o al famoso Monte de la mitología griega).

La ‘rojita’ se tuvo que volver a casa mucho antes de lo previsto porque el árbitro, cuya nacionalidad no me importa, ignoró un penalti de libro. Nada se pudo hacer para impugnar tan desafortunada decisión. Los jovencitos, las futuras figuras de la selección absoluta, tuvieron que vivir el mal trago que tantas veces castigó a los mayores en anteriores mundiales y euro-copas. Seguramente las autoridades del COI les habrán pedido a los árbitros que les vayan bajando los humos ahora que son pequeños. Cuanto antes se hagan a la idea de que lo que ha sucedido en 2012, 2010 y 2008 no se volverá a repetir, tanto mejor. Ya están ellos ahí para impedirlo, pese a quien pese y, por supuesto, a costa del deporte.

En el partido de nuestra magnífica selección de waterpolo contra Croacia en los comienzos de la liga olímpica, se perdió por 8-7 cuando el justo desenlace final debería haber sido un clarísimo empate. Una vez más, los árbitros decidieron no otorgar el excelente gol, que hubiera supuesto el empate, logrado por nuestros chicos en el último suspiro. España presentó un recurso, pero la Federación Internacional ha respondido ‘que si quieres arroz Catalina’. Cuanto antes nos quitemos de en medio a esos Spaniards, mejor.


En la contienda por parejas de España contra los Estados Unidos en la liga inicial de Voley Playa, el árbitro ignoró un golpeo doble de uno de los integrantes del equipo norteamericano en (¡oh casualidad!) el punto decisivo del partido. Otra vez, nuestros chicos tuvieron que bajar la cabeza ante (a) la prepotencia y la ausencia de deportividad de los americanos (incapaces de reconocer su fechoría) y (b) la ostensible estupidez interesada del arbitraje.


Casi me da apuro mencionar la eliminación de Ferrer en tenis. Es cierto que perdió miserablemente el primer set, pero ganó el segundo. Y en el tercer set, en un momento crítico del partido, los árbitros adoptaron la decisión de cambiarles de pista –una situación desconocida en el mundo del tenis que arruinó la concentración del deportista español. Se argumentó que había poca luz. Insólito.


De isleño escándalo fue el último minuto del partido de Hockey contra UK. Los árbitros resultaron decisivos para arruinar las opciones del equipo español. ‘Arruinar’ no es una exageración. De hecho, nuestra Federación presentó una reclamación formal. En dos ocasiones, dentro de ese desafortunado minuto, los árbitros adoptaron dos decisiones favorables al equipo español y en las dos se retractaron rápidamente ante las airadas protestas de los británicos.


Aún así, el resultado final no ha sido desastroso, como cupo esperar al principio de la competición. Usando un indicador ponderado por cantidad de población, España ha superado en número de medallas al ganador absoluto, es decir, los Estados Unidos.

En los juegos de Pekín hice una serie de cálculos considerando el número de medallas logrado y la población en millones de habitantes del 40% de los países participantes que obtuvieron alguna recompensa de metales. El resultado de esos cálculos fue interesante y coherente con la conclusión a la que ahora llegamos. Aún así, sería relevante hacer cálculos con los resultados de la contienda de Londres. Quizá alguien se anime…


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