En 'The Journal of Neuroscience' se informa de diferencias cerebrales entre veinte delincuentes peligrosos (psicópatas) y otros veinte menos violentos.
En concreto, los más violentos presentan menos conexión entre la denominada corteza prefrontal ventromedial (relacionada con la empatía y la culpa) y la amígdala (asociada al miedo y la ansiedad).
La reducción en esa conectividad se exploró a través de la integridad de la materia blanca, por un lado, pero también se usó un registro de resonancia funcional en reposo (rsfMRI) apreciándose una menor coordinación entre ambas regiones cerebrales.
Motzkin et al (2011). Reduced prefrontal connectivity in psychopathy. The Journal of Neuroscience, November 30, 31(48):17348 –17357.
¿Caracterizaría este patrón a Anders Behring Breivik?
Este individuo asesinó a casi 80 personas el pasado mes de julio.
Inicialmente un grupo de psiquiatras le diagnosticó demencia: "vive en su propio universo ilusorio y sus pensamientos y actos están gobernados por este universo".
Su esquizofrenia paranoide le condujo a colocar una bomba en Oslo y disparar contra los jóvenes del campamento del Partido Laborista en la isla situada muy cerca de la capital de Noruega.
Ante esta coyuntura, no habrá juicio penal sino una audiencia judicial para valorar su grado de deterioro. Breivik permanecerá encerrado en tanto se considere peligroso, pero será liberado cuando su salud mental mejore.
Sin embargo, poco después de ser recluido, los expertos que le supervisan han llevado la contraria a los primeros psiquiatras, concluyendo que Breivik no es un demente. ni es un psicótico, ni un esquizofrénico, por lo que no necesita ninguna medicación.
Durante años estuve explorando la conducta de los delincuentes desde una perspectiva psicológica, y, según mi valoración, la secuencia de sucesos en el caso de Breivik se aleja de la conducta que seguiría un demente.
Si Breivik hubiese estado bajo la influencia de un trastorno, entonces habría desplegado un patrón de conducta distinto. Téngase en cuenta la cuidadosa planificación de los hechos, pero también la esmerada ejecución.
El control de la situación es una faceta clave que me lleva a sugerir que este individuo debería ser acusado como un delincuente que ha cometido, conscientemente, una atrocidad. Sabía lo que hacía.
Dudo que Breivik posea alguna empatía o albergue sentimientos de culpa por lo que hizo, y la ejecución a la que sometió a los chavales pudo hacerlo por una carencia de sensaciones de miedo o ansiedad.
Breivik es, probablemente, un psicópata.
Pero, naturalmente, especulo según la información disponible, que es escasísima.
Interesante entrada, que agradezco. Ahora bien, me vuelve a plantear una seria duda: ¿no es posible considerar que una persona que tenga seriamente deterioradas o distorsionadas ciertas capacidades afectivas sea un demente, en este caso que tu mencionas, un psicópata? Si bien los psicópatas saben muy bien lo que están haciendo, ¿son en realidad moralmente responsables de sus actos? Si cumplen la pena legalmente impuesta, pero siguen siendo psicópatas (potencialmente peligrosos, ¿puede abandonar la situación de reclusión?
ResponderEliminarSi se lleva al extremo tu apreciación, nadie es culpable de nada. Teniendo en cuenta que lo que hacemos depende de nuestro equipamiento genético y de las circunstancias, entonces lo que hagamos se encuentra totalmente determinado, y, por tanto, es discutible que seamos responsables. Nuestros genes y la situación nos abocan a una determinada conducta. Pero recuerda que el temperamento psicopático no es necesariamente negativo, no tiene por qué conducir al delito. Pero si hay control, como es el caso discutido aquí, entonces el individuo es culpable de sus actos. Alguien que ha matado a 80 personas no debería ser puesto en libertad porque es claramente peligroso para la sociedad.
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