Los superordenadores del laboratorio de 'Jurassic Park' lograron reconstruir el ADN de los dinosaurios a partir de las muestras localizadas en los mosquitos capturados por el ámbar de los árboles prehistóricos. Así pudo alcanzarse el milagro de obtener bebés de T-Rex, Velociraptor y Braquiosaurio.
Ahora, en Hong Kong, se persigue descubrir algunos de los secretos de la inteligencia humana echando mano de la potencia de procesamiento de rapidísimos ordenadores para explorar el ADN de 1.000 niños superdotados -de quienes se espera que se matriculen en Cambridge, Yale o Harvard-- para compararlo con el de 1.000 niños con una inteligencia situada en la media.
El proyecto forma parte del 'Beijing Genomics Institute' (BGI). Naturalmente el nivel de inteligencia se estimará mediante las puntuaciones en un test de CI.
Los ordenadores HiSeq 2000 son capaces de secuenciar 1.000 genomas humanos al día. Algo similar no pudo hacerse en Europa o América por reservas éticas, es decir, el conocido 'miedo' a vincular la inteligencia con los genes.
Hace más de una década que los científicos persiguen a los genes asociados a la inteligencia humana, pero, por ahora, prácticamente ningún hallazgo puede considerarse sólido. Existen candidatos, pero las evidencias no logran replicarse.
En el BGI se usa una aproximación GWA (Genome Wide Association) en lugar de explorar SNPs (single-nucleotide polymorphisms). Los científicos de ese centro no están solos, sino que se encuentran acompañados por personal de Harvard, Oregón y San Diego. Los europeos se mantienen al margen.
Los expertos en bio-informática construirán un modelo genético para calcular las diferencias en las variaciones genéticas de los dos grupos de chavales. En concreto, esos modelos buscarán genomas, relacionados con el cerebro, que sean más frecuentes en los superdotados que en los controles.
El vicepresidente del BGI actúa ya como los científicos-empresarios norteamericanos, anunciado descubrimientos disponibles que serán revolucionarios, aunque todavía no publicables dada su prematura naturaleza. Aventura que sabremos lo que necesitamos en un plazo máximo de una década --¿les suena de algo?
¿Y si se fracasa ahora?
No importa porque los ordenadores HiSeq pueden secuenciar los genomas de 100.000 o de un millón de personas sin ningún problema. Si no se logra detectar nada relevante con los 1.000 chavales, eso no significará que la empresa sea fútil, sino que se carece del suficiente poder estadístico.
Algo similar se puede apreciar en el ambiente con respecto al análisis de los factores del cerebro relevantes para el sustento de la capacidad intelectual.
Ya casi nadie se fía de los resultados publicados con muestras inferiores a las 100 personas, y, de hecho, se reclaman cifras similares a las usadas por el BGI para el caso del genoma.
El desarrollo de la tecnología ayudará a planificar estudios masivos, pero quizá convenga recordar que la fuerza bruta estadística puede resultar insuficiente.
Al menos eso opinamos algunos científicos.
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