Agárrense: una empresa anuncia, a través de la web, el reclutamiento de voluntarios para implantar recuerdos sobre sucesos que nunca existieron, pero que quisiéramos haber experimentado.
Se trata de implantar recuerdos "que merezcan ser revividos". También se ofrece la oportunidad de desplazarse a cualquier lugar y de "sentir lo que no has vivido nunca".
El catálogo de recuerdos incluye la huella de Siam (Tailandia), escenas tintadas de índigo (Islas Maldivas), o memorias de roca y acero (Estados Unidos).
Por ahora estos recuerdos son los que están disponibles para los voluntarios, pero hay más en proceso de preparación: India, Madagascar, Canadá, China, Vietnam o Tanzania.
El proceso de implantación, dicen los responsables, no duele, y conlleva las siguientes fases: traslación, adaptación, 'flow' y vuelta a la realidad.
La traslación supone ubicarse en un espacio de movilidad reducida, y en la adaptación se informa de que, posiblemente, se experimente una cierta desubicación hasta acceder a un "nuevo estado de conciencia". Aquí se comienza a vivir sensaciones vinculadas a los distintos órganos sensoriales.
El 'flow' corresponde a la fase de inmersión en sentido estricto. Aquí "la sensación de placer será constante". Recurriendo a la actividad del hipocampo, el cerebro del voluntario almacena la experiencia. La posterior evocación de la experiencia será incapaz de distinguir si fue real o no.
El proceso finaliza con la vuelta a la realidad. Se describe algún efecto secundario leve, pero nada que no pueda superarse.
Las cuatro fases requieren sesiones de dos horas durante dos semanas.
Los candidatos son seleccionados a partir de su respuesta a un test de aptitud basado en la capacidad de evocación y de afinidad de memoria. El test dura dos minutos.
Naturalmente, la anterior descripción es una inteligente tomadura de pelo.
No existe tal empresa, sino que se trata de una campaña de publicidad del portal 'ATRAPALO'.
¿Recuerdan la película del ex-gobernador de California, Arnold Schwarzenegger, 'Total Recall'?
El largometraje se basa en la confusión entre la realidad y el recuerdo implantado mediante una manipulación, aceptada voluntariamente por el usuario, de su cerebro.
Si consideramos los avances que se están realizando en el estudio de ese enigmático órgano, dudo que tardemos mucho tiempo en saber cómo hacer lo que ATRAPALO solo se atreve a sugerir.
Una combinación de entornos de realidad virtual y de la manipulación expresa --mediante, por ejemplo, TMS, es decir, estimulación magnética transcraneal-- de las señales cerebrales, permitirá inducir estados mentales en los que será prácticamente imposible distinguir lo ficticio de lo que no lo es.
Recordamos lo que no está presente y eso que evocamos reside en el cerebro. El proceso es tan interesante que nuestra historia está repleta de recuerdos falsos, de sucesos que, en realidad, nunca tuvieron lugar.
¿Suena entonces tan extraño el objetivo de hacer algo que ya se hace diariamente?
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