Una amiga me ha enviado un artículo de este ex-periodista y novelista.
Cuenta una historia que ya quisieran como suya algunos productores de Hollywood para regodearse en el valor de la que ellos llaman 'tierra de los valientes' (o 'home of the brave' que viene siendo lo mismo).
Subraya Reverte el hecho, que ya hemos tenido oportunidad de denunciar reiteradamente en este blog, de que nosotros, los 'Spaniards' pasamos --de modo cobarde, o, para el caso, estúpido-- de recuperar el pasado de quienes nos precedieron para afianzar nuestro presente y proyectar el futuro de aquellos que heredarán esta fascinante península.
Con su permiso, voy a reproducir su artículo aquí. Merece la pena.
La Carga de los Tres Reyes, por Arturo Pérez Reverte
....Ya ni siquiera se estudia en los colegios, creo. Moros y cristianos degollándose, nada menos. Carnicería sangrienta. Ese medioevo fascista, etcétera. Pero es posible que, gracias a aquello... mi hija no lleve hoy velo cuando sale a la calle.
Ocurrió hace casi ocho siglos justos, cuando tres reyes españoles dieron, hombro con hombro, una carga de caballería que cambió la historia de Europa.
El próximo 16 de julio se cumple el 798 aniversario de aquel lunes del año 1212 en que el ejército almohade del Miramamolín Al Nasir, un ultrarradical islámico que había jurado plantar la media luna en Roma, fue destrozado por los cristianos cerca de Despeñaperros. Tras proclamar la yihad --seguro que el término les suena-- contra los infieles, Al Nasir había cruzado con su ejército el estrecho de Gibraltar, resuelto a reconquistar para el Islam la España cristiana e invadir una Europa --también esto les suena, imagino-- debilitada e indecisa.
Los paró un rey castellano, Alfonso VIII. Consciente de que en España al enemigo pocas veces lo tienes enfrente, hizo que el papa de Roma proclamase aquella cruzada contra los sarracenos, para evitar que, mientras guerreaba contra el moro, los reyes de Navarra y de León, adversarios suyos, le jugaran la del chino, atacándolo por la espalda.
Resumiendo mucho la cosa, diremos que Alfonso de Castilla consiguió reunir en el campo de batalla a unos 27.000 hombres, entre los que se contaban algunos voluntarios extranjeros, sobre todo franceses, y los duros monjes soldados de las órdenes militares españolas.
Núcleo principal eran las milicias concejiles castellanas --tropas populares, para entendernos-- y 8.500 catalanes y aragoneses traídos por el rey Pedro II de Aragón; que, como gentil caballero que era, acudió a socorrer a su vecino y colega. A última hora, a regañadientes y por no quedar mal, Sancho VII de Navarra se presentó con una reducida peña de doscientos jinetes -Alfonso IX de León se quedó en casa-.
Por su parte, Al Nasir alineó casi 60.000 guerreros entre soldados norteafricanos, tropas andalusíes y un nutrido contingente de voluntarios fanáticos de poco valor militar y escasa disciplina: chusma a la que el rey moro, resuelto a facilitar su viaje al anhelado paraíso de las huríes, colocó en primera fila para que se comiera el primer marrón, haciendo allí de carne de lanza.
La escabechina, muy propia de aquel tiempo feroz, hizo época. En el cerro de los Olivares, cerca de Santa Elena, los cristianos dieron el asalto ladera arriba bajo una lluvia de flechas de los temibles arcos almohades, intentando alcanzar el palenque fortificado donde Al Nasir, que sentado sobre un escudo leía el Corán, o hacía el paripé de leerlo --imagino que tendría otras cosas en la cabeza--, había plantado su famosa tienda roja.
La vanguardia cristiana, mandada por el vasco Diego López de Haro, con jinetes e infantes castellanos, aragoneses y navarros, deshizo la primera línea enemiga y quedó frenada en sangriento combate con la segunda. Milicias como la de Madrid fueron casi aniquiladas tras luchar igual que leones de la Metro Goldwyn Mayer. Atacó entonces la segunda oleada, con los veteranos caballeros de las órdenes militares como núcleo duro, sin lograr romper tampoco la resistencia moruna.
La situación empezaba a ser crítica para los nuestros --porque sintiéndolo mucho, señor presidente, allí los cristianos eran los nuestros-- que, imposibilitados de maniobrar, ya no peleaban por la victoria, sino por la vida. Junto a López de Haro, a quien sólo quedaban cuarenta jinetes de sus quinientos, los caballeros templarios, calatravos y santiaguistas, revueltos con amigos y enemigos, se batían como gato panza arriba.
Fue entonces cuando Alfonso VIII, visto el panorama, desenvainó la espada, hizo ondear su pendón, se puso al frente de la línea de reserva, tragó saliva y volviéndose al arzobispo Jiménez de Rada gritó: «Aquí, señor obispo, morimos todos». Luego, picando espuelas, cabalgó hacia el enemigo. Los reyes de Aragón y de Navarra, viendo a su colega, hicieron lo mismo. Con vergüenza torera y un par de huevos, ondearon sus pendones y fueron a la carga espada en mano.
El resto es Historia: tres reyes españoles cabalgando juntos por las lomas de Las Navas, con la exhausta infantería gritando de entusiasmo mientras abría sus filas para dejarles paso. Y el combate final en torno al palenque, con la huida de Al Nasir, el degüello y la victoria.
¿Imaginan la película?... ¿Imaginan ese material en manos de ingleses o norteamericanos?.. Supongo que sí. Pero tengan la certeza de que, en este país imbécil, acomplejado de sí mismo, gobernado por políticos aún más imbéciles carentes de toda identidad... no la rodará ninguna televisión, ni la subvencionará jamás ningún ministerio de Educación, ni de Cultura, porque aquí no habría despelote ni mariconeo, sino gente real que por amar a su tierra luchaban a morir.
¡Ojo! ¡Importante!
¡Tardamos 8 SIGLOS, o sea, 800 AÑOS, en echarles de la península, nuestra tierra!
Fue por nuestra desunión, porque España la formaban distintos reinos y no uno solo. Combatíamos entre nosotros --como ahora con las 17 autonomías innecesarias-- y no tuvimos un solo Rey, una sola nación, un único mando militar para expulsarles, de eso se aprovecharon durante 8 siglos, y ellos, los de la media luna sí que lo recuerdan, por eso se aprovechan de nuestra actual desunión para una segunda invasión silenciosa... bajo la permisividad de políticos de bajo perfil, acomplejados, miedosos de llamar a las cosas por su nombre..., nada que ver con aquellos valerosos guerreros cristianos que combatieron y derramaron su sangre para.... nada.
Ellos recuerdan nuestra desunión, la misma que tenemos ahora y que muchos políticos fomentan. Y ellos lo saben... y de paso, se frotan las manos, se ríen y se aprovechan para su segunda invasión...
Nosotros hemos olvidado la historia, pero ellos no .... mal asunto.
Pues a mi me parece un articulo que habla mas de desunion que de union
ResponderEliminareso sin contar que europa tuvo que esperar hasta el renacimiento para abandonar el dogmatismo cristiano de la edad media
http://en.wikipedia.org/wiki/Al-Andalus#Culture
"C.W. Previte-Orton writes in his Cambridge medieval history,[40]
The brilliant Saracenic civilization of Moslem Spain rendered the Moors, even during their declines under the Reyes de Taifas, the most cultured people of the West."
Un saludo.
Al-Andalus es dificilmente comparable al mundo árabe del que habla Reverte. No cabe duda de que la cultura floreció en la península durante esos siglos, pero buena parte de la riqueza de pensamiento y costumbres provino de la mezcla cultural, que es un ingrediente básico del renacimiento. La novela de Antonio Gala (El manuscrito carmesí) explica bastante mejor de lo que yo puedo hacerlo, esta idea. El problema vino del norte de África, no de los musulmanes de la propia península. Esa 'brillante civilización sarracena' es una adaptación bastante genuina de los valores y tradiciones árabes a nuestro propio contexto. Saludos, R.
ResponderEliminarNo me gustan mucho las conclusiones que Reverte saca del hecho histórico, pero creo que Las Navas de Tolosa fue una batalla muy importante para la historia de España y posiblemente de Europa.
ResponderEliminarDiscepo profundamente del comentario de Anónimo. El renacimiento Europeo comenzó en el siglo XI y en la llamada Baja Edad Media no hubo apenas dogmatismo. Cualquier manual sencillo de la historia cultural europea le permitirá superar su desconocimiento del tema. Solo dos ejemplos. La gran quema de brujas en Europa es un producto del siglo XVII, uno de los peores de la historia de Europa. Y las Universidades medievales tenían una vida intelectual intensa, abierta y cosmopolita, en cierto sentido mejor que la que tiene ahora la Univesidad en España, muy dañada por el pensamiento políticamente correcto (un dogmatismo liviano, propio de tiempos livianos), por la tiranía del currículo y por una desmesurada endogamia.
Una última observación, algo que nos lastra a los españoles es esa especie de pesimismo autoflagelante que tiende a ver siempre el lado negativo de nuestra historia y a cultivar ciertos complejos de inferioridad comletamente injustificados. Aconsejo un libro reciente dirigido por Nigel Towsnon, publicado por Taurus, con el título ¿Es España diferente? Una midrada comparativa. Posiblemente ese pesimismo, muy antiguo, ayuda a entender por qué no tendemos a reproducir nuestra historia en el cine y, cuando lo hacemos, no lo hacemos con demasiado cariño. Las loas imperiales de los cuarenta años de dictadura franquista también ayudan mucho.
Es verdad Félix que se le va la mano con las conclusiones, pero el mensaje básico es interesante y ayuda a azotar algunas conciencias. Resulta muy apropiado tu comentario sobre la absurda visión que sigue imperando sobre la Edad Media. El libro que sugieres parece merecer una lectura. Llama la atención que se publique en una editorial que no es precisamente de las grandes. Hay que dejar a un lado el trauma dictatorial a la mayor brevedad, porque ya aburre a las vacas y ralentiza el camino hacia adelante. Saludos, R.
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