Si un entrevistado dice que se sabe algo con claridad, mientras que otro declara que de eso nada, el reportero elige porque puede hacerlo cuando se encierra en la sala de montaje a cortar y pegar.
Pero ¿en función de qué criterio hace su selección el profesional de la comunicación?
Sus particulares sesgos y preferencias, como parece lógico.
Recientemente se ha proyectado un programa de televisión en el que se explora el efecto de las nuevas tecnologías sobre nuestras capacidades intelectuales. Acepté grabar una entrevista para el programa porque las preguntas me parecieron interesantes. Imagino que algo similar les ocurrió a los demás individuos entrevistados.
Me arrepiento de haber violado el principio básico que cualquier científico debería seguir: participar únicamente en programas que se desarrollen en riguroso directo. Ahí no hay modo de 'cortar y pegar', y, además, puedes debatir con quien discrepa de tu postura.
En ese programa de TELEMADRID (Inteligencia 2.0) recuerdo haber dicho en la grabación que los psicólogos poseen una definición muy clara de capacidad intelectual, y, también, que se puede medir con precisión --entre otras cosas. Sin embargo, el reportero prefiere la declaración de un ingeniero que dice que no sabemos lo que es la inteligencia y que tampoco disponemos de modos fiables de medirla.
Además, descubro, con perplejidad, que el programa gira alrededor de diversos productos de Microsoft. Nunca se me dijo que mi imagen participaría en una manifiesta campaña de publicidad televisiva.
Lamento no haber sido más cuidadoso y pido disculpas por contribuir a que los medios hayan usado fragmentos de lo que dije para apoyar lo que ellos querían que dijese.
Transcribo aquí las preguntas que me hicieron, por escrito, y lo que respondí:
TELEMADRID. Los niños y adolescentes “nativos digitales” han desarrollado una inteligencia visual distinta a la de los adultos “no nativos”: uso de la hipertextualidad a través de links, acceso no lineal a la información, flujo vertiginoso de imágenes en movimiento, inmediatez y mayor capacidad de solucionar problemas sin necesidad de emplear un manual.
R.C. No es una inteligencia visual ‘distinta’ a los adultos menos digitalizados.
La inteligencia visual –o espacial—es una capacidad en la que existen considerables diferencias entre unas y otras personas.
Los niños y adolescentes, como grupo, pueden destacar en el manejo de la tecnología simplemente porque su cerebro les da una ventaja, pero eso no significa que superen a los adultos digitalizados porque son ‘nativos digitales’.
El acceso masivo a esas tecnologías es una de las explicaciones, pero solo una, al famoso ‘efecto Flynn’, es decir, el incremento generacional de inteligencia observado en distintos países, incluido España.
TEL. La aplicación Power Point: ¿desvía la atención en imágenes accesorias respecto a la recepción de lo esencial del mensaje? Altos mandos del Ejército Norteamericano se han declarado en contra de emplear esta aplicación en los “briefings”, dado que los receptores del mensaje captan hasta un 30 por ciento menos de la información esencial que trata de transmitir el emisor.
R.C. Depende.
Dividir la atención entre un mensaje verbal (orador) y otro visual (PPT) requiere más recursos mentales por parte del receptor.
Por tanto, beneficia a quien dispone de esos recursos, pero perjudica a quien carece de ellos.
Declararse en contra del uso del PPT es más cómodo que proponer pautas para reducir la carga del receptor y maximizar la eficiencia al transmitir el mensaje.
TEL. ¿En qué consisten los denominados programas de entrenamiento “Megabrains”? ¿Desarrollan la inteligencia? ¿Es, de hecho, posible aumentar el cociente intelectual de una persona?
R.C. A día de hoy es complicado declarar, categóricamente, que esos programas desarrollan la inteligencia.
Lo que sabemos es que algunos de esos programas requieren usar la capacidad intelectual. Otros no.
Existen parámetros que pueden ‘manipularse’ en un videojuego para que reclame el uso de esa capacidad. Esencialmente es básico que posea una complejidad moderada y que no se pueda automatizar.
En cuanto a si es posible aumentar el CI de una persona en concreto, la respuesta es ‘hasta cierto punto’.
Medio en broma, mi colega y amigo Jim Flynn –quien popularizó el fenómeno de ganancia generacional antes señalado—escribió que el mejor modo de mejorar la inteligencia consiste en relacionarse con una pareja y unos amigos inteligentes.
TEL. Los videojuegos Braintrinning, ¿tienen algún impacto en el incremento de la inteligencia? ¿Pueden suponer un refuerzo para prevenir enfermedades neurodegenerativas, para retrasar su evolución?
R.C. Una vez más, depende.
No todos esos videojuegos son iguales, ni tampoco lo son las personas que juegan.
Un videojuego demasiado complejo puede resultar aversivo para ciertas personas, pero estimulante para otras.
Y algunos estudios ponen de relieve que la estimulación a través de ciertos videojuegos contribuye a mantener la integridad del cerebro cuando se está sano, pero que quienes han mantenido una mayor actividad viven un proceso más acelerado de declive si llegan a manifestar algún trastorno degenerativo.
TEL. Los traductores on line: Google, Babylon… Delegar en ellos la traducción de textos en quienes no tienen asentados los conocimientos de una segunda lengua…¿puede suponer una merma en nuestra capacidad lingüística para aprender un segundo idioma?
R.C. No.
Las ayudas tecnológicas son generalmente útiles, puesto que liberan recursos.
El mejor modo demostrado de aprender un segundo idioma es residir en el país en el que se habla.
Usar un traductor para comprender un mensaje relevante para nosotros permite acceder a esa información.
TEL. ¿Qué consecuencias puede tener en el medio y largo plazo el empleo de calculadoras (en el móvil, el ordenador, etc…) que nos eximan de realizar las mínimas operaciones aritméticas. Antes, el uso de calculadoras –científicas o no- quedaba relegado al ámbito académico o a determinados usos laborales, pero ahora se ha universalizado.
R.C. Sucede algo similar a lo comentado para los traductores.
Si no tenemos que ocuparnos de cálculos simples podemos destinar nuestros recursos mentales a otras cosas que, llegado el caso, pueden ser más relevantes.
El uso de la tecnología es, en general, liberador, mentalmente hablando.
Si tengo que ocuparme de cosas demasiado concretas, como hacer sumas, puede que llegue tocado a lo realmente importante, que es razonar sobre lo que esos números que debo sumar representan.
TEL. ¿Qué consecuencias puede tener sobre nuestra memoria, nuestra capacidad espacial y nuestra capacidad de planificación la universalización de los dispositivos GPS, que trazan rutas por nosotros, que recuerdan itinerarios por nosotros y que nos eximen de emplear esas capacidades?
R.C. Ninguna.
Los componentes básicos de la capacidad intelectual son el razonamiento, la resolución de problemas y el aprendizaje.
El GPS puede sugerirnos una determinada ruta o rescatarnos de una situación desesperada en una ciudad desconocida, pero, con frecuencia, el usuario es parte activa del proceso.
En situaciones conocidas, el uso del GPS resulta también estimulante. Por ejemplo, desde siempre hemos usados dos o tres rutas para ir al trabajo, pero ahora el GPS nos descubre una nueva ruta, lo que lleva a preguntarnos sobre el por qué de la discrepancia.
TEL. La “realidad aumentada”: iconos, información, gráficos que se superponen en tiempo real en la pantalla de nuestro Smartphone mientras éste enfoca el mundo real. ¿Qué consecuencias puede tener en nuestra discriminación de lo real y lo virtual?
R.C. Escasas.
Solamente los psicóticos padecen problemas para distinguir lo real de lo que no lo es.
Los mundos virtuales amplían nuestros horizontes mentales.
En ellos se pueden probar cosas inviables en el mundo real.
Y, por supuesto, esos mundos virtuales pueden contribuir a simular situaciones bajo condiciones francamente estimulantes para nuestras capacidades.
TEL. Google (y los demás buscadores) y Wikipedia: acceso ilimitado e inmediato a un flujo de información. Hemos delegado en ellos, que discriminan por nosotros, amplían posibilidades, pero también restringen por la oferta masiva de datos. ¿Cómo afectan a nuestra memoria? ¿Los datos que percibimos sólo se almacenan en nuestra memoria a corto plazo? ¿Qué efectos tiene ese flujo masivo sobre nuestra capacidad de asimilación, de análisis? La fragmentación de la información, su constante movimiento, ¿cómo afecta a nuestra capacidad para discriminar lo que es esencial de lo accesorio?
R.C. Disponer de demasiada información obliga a organizar, categorizar, jerarquizar. Y también a olvidar.
Esa clase de acciones mentales promueven nuestra capacidad de asimilación y análisis.
Ahora bien, no todas las personas encuentran ‘interesante’ esta necesidad de organizar, categorizar, jerarquizar.
Igual que en el colegio algunos chavales aprenden más, mejor y más rápidamente cuando se les da autonomía, mientras que otros necesitan que se les guíe paso a paso, en la interacción con las tecnologías de acceso a la información algunas personas ‘se pierden’, mientras que otras obtienen extraordinarios beneficios.
TEL. Los videojuegos conocidos como “Shooters en primera persona” que implican recorridos extremadamente complejos en intrincados laberintos, plataformas y habitaciones… ¿Desarrollan nuestra capacidad espacial? Y los videojuegos de acción, de precisión, de disparos… (al margen de la cuestión de la violencia, que, en este caso, no viene al caso considerar) ¿pueden desarrollar y mejorar nuestra capacidad de reacción, nuestros reflejos ante situaciones imprevistas?
R.C. Si se hace un análisis psicológico de esa clase de juegos, se observa que poseen características apropiadas para estimular determinadas capacidades mentales.
Por ejemplo, tener presentes las armas de las que se dispone para usarlas dependiendo del contrincante –así como de su número, del entorno específico, del tiempo disponible para terminar la secuencia, y de la ‘vida’ de la que se me va privando con las agresiones que sufro—conlleva coordinar, en tiempo real, una enorme cantidad de información para la acción.
Esos componentes psicológicos son evaluados con pruebas psicológicas estandarizadas de modo estático, pero el siglo XXI exige otros métodos más dinámicos.
TEL. Adolescentes: son capaces de realizar simultáneamente distintas tareas relacionadas con el mundo digital: chatean, emplean Messenger, realizan las tareas de clase, mandan un sms, y ven una película. ¿Esta capacidad “multitarea” es, verdaderamente efectiva? Realizan cada una de esas tareas con igual eficacia que si concentrasen su atención linealmente, por separado?
R.C. De acuerdo, hacen todas esas cosas, pero ¿lo hacen con la eficacia exigida?
El tratamiento paralelo de distintas piezas de información, como dijimos antes, exige más recursos mentales que abordarlas por separado.
La ciencia descubrió hace tiempo que la eficacia ante una determinada tarea se reduce cuando se requiere hacer otra de modo simultáneo.
El rendimiento en condiciones de multitarea se degrada en todas ellas con respecto a cuando se hacen por separado, debido a que el cerebro humano tiene importantes limitaciones en ese sentido.
TEL. ¿Puede provocar cambios en la configuración del cerebro el empleo de un órgano antes infrautilizado (por ejemplo, el dedo pulgar que los adolescentes utilizan intensivamente en el envío de sms?
R.C. El cerebro es plástico, y, por tanto, sensible a las condiciones del entorno y las acciones que la persona realiza.
No obstante, si se abandonan unas determinadas condiciones o dejan de hacerse esas acciones, el cerebro tiende a regresar al punto de partida, a recuperar el estado inicial.
TEL. ¿Qué papel tiene a largo plazo, en los planes de estudios, la necesidad de memorización de contenidos, de datos, teniendo en cuenta que el acceso a la información será en un futuro próximo, universal, omnipresente, infinito e inmediato? La memorización por sí misma, ¿no será un valor a la baja?
R.C. La característica fundamental de la memorización es que pueda usarse inteligentemente lo que se sabe.
La memoria no es una simple base de datos, sino un entramado de conocimientos que las personas usamos con distinta eficiencia.
El proceso de manipulación de esos conocimientos es lo que marca la diferencia.
TEL. El objeto tecnológico en sí mismo, el gadget: la última consola, el último smarphone, el último ipad… confieren al usuario una falsa sensación de onmipotencia, de expansión de sus propias capacidades. ¿En qué medida un usuario que “cree” firmemente que sus capacidades han sido amplificadas, aumentadas, extendidas por el dispositivo tecnológico puede realmente volverse “más listo”?
R.C. El manejo de esos dispositivos, así como los cambios (actualizaciones) que sistemáticamente experimentan, están produciendo ya un efecto que irá en aumento durante el siglo XXI: la distancia entre los más y menos capaces de enfrentarse a la coyuntura.
Se está produciendo un distanciamiento causada por la llamada alfabetización digital. Quienes se queden rezagados lo pasarán mal.
El problema es que, si no se hace nada para evitarlo, la brecha irá en aumento y se creará una élite de alfabetizados digitales aislados del resto de la población.
TEL. La realidad virtual: los nuevos videojuegos de la próxima generación de consolas incorporarán alta definición real con mejores motores gráficos e inmersión en visión en 3D (con o sin necesidad de gafas). Por otra parte, la tendencia es a prescindir de los mandos (Kinect, Xbox Microsoft) de los interfaces físicos, convirtiéndose el cuerpo humano del jugador en parte del propio videojuego. Esa inmersión en una realidad virtual, ¿no puede crear una especie de confusión cognitiva, de eliminación de las fronteras últimas entre el mundo real y el virtual?
R.C. Igual que lo comentado antes, no considero que deba responderse afirmativamente a esta pregunta.
El mundo virtual puede permitir desarrollar acciones que, sencillamente, no son posibles en el real.
Las simulaciones que se llevan a cabo en centros como la NASA facilitan la actuación posterior en el mundo real. El astronauta distingue, perfectamente, cuándo se encuentra en condiciones de simulación o desarrollando una acción en órbita alrededor de la Tierra.
Corretear por la Tierra Media para evitar a los orcos del señor oscuro que tratan de impedir que arrojemos el anillo de poder al volcán del monte del destino no llevará a que exijamos a nuestros amigos que nos llamen Frodo Baggins –salvo en personalidades susceptibles, claro.
Vaya ejemplo de manipulación!!!... qué miedo dan los medios de comunicación...
ResponderEliminarAsí es, una pena. Pero todavía: los científicos estamos atados y tenemos muy escasas posibilidades de decir lo que realmente se sabe o discutir con quien dice lo que se desea escuchar.
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