miércoles, 24 de noviembre de 2010

El Trágico Mensaje del Informe sobre Desarrollo Humano de la ONU

Según el último informe de la ONU sobre desarrollo humano, España ocupa el puesto veinte.

Mejora su posición, pero también se señala que aumenta la distancia entre los ciudadanos mejor y peor parados en los indicadores de bienestar considerados. Este hecho no es exclusivo de nuestro país, sino que se observa también en los demás.

La renta per capita es un indicador esencial, pero no basta con eso, según los autores del informe.

En líneas generales, la calidad de vida ha aumentado en todo el mundo: se vive más, con mejor salud, se recibe una mayor educación, y se accede a más bienes y servicios. En números, el índice de desarrollo humano se ha incrementado casi en un 20% en los últimos veinte años.

Las excepciones se encuentran en algunos países de África como Congo, Zambia y Zimbabue, donde se observa un retroceso.

Noruega lidera la lista, seguido por Australia, Nueva Zelanda, Estados Unidos e Irlanda.

España supera a Portugal, Italia o Reino Unido.

Una excelente noticia es que quienes más han mejorado han sido los países más pobres. Se acercan, por tanto, a los más ricos.

El consejo natural de la ONU es encontrar mecanismos para reducir las desigualdades sociales dentro de cada país.

Un consejo, no obstante, que será difícil de seguir porque, como dice el documento “las oportunidades son mayores ahora”.

Reducir las desigualdades requiere introducir actuaciones, por ahora desconocidas, de ingeniería social, no aumentar las oportunidades.

Poniendo en práctica esa estrategia de la ONU sucedería algo similar a lo que pasa en la educación. Como decía un famoso psicólogo del desarrollo: “es necesario recluir en los lavabos a los estudiantes mejor dotados mientras los menos dotados aprenden para lograr reducir realmente sus disparidades educativas”. Si les damos a ambos las mismas oportunidades para aprender, nada evitará que la distancia que les separa aumente.

Por la misma regla de tres, acercar los ciudadanos peor situados a los que viven mejor requeriría privar a los segundos de aquello que poseen para dárselo a los primeros. Esa práctica eliminaría la motivación hacia la acción de los emprendedores, y, por tanto, terminaría por influir negativamente en todos.

Lo que se necesita es aislar alguna clase de mecanismo que, sin atentar contra los recursos de los que se dispone, mejore la posición de los peor situados. Cuál pueda ser la respuesta sigue siendo un enigma que no encontrará solución, desde luego, aumentando las oportunidades.

2 comentarios:

  1. Es importante mejorar la igualdad pues la desigualdad hace infelices incluso a los que están más arriba (Richard Wilkinson y Kate Picket: Desigualdad. Un análisis de la infelicidad colectiva.Madrid, Turner 2009). La igualdad de oportunidades en el mejor de los casos (y eso está muy cuestionado por divesos estudios que cuestionan el llamado mito de la meritocracia),produce movilidad social, pero no mejora la igualdad. La única manera de mejorar la igualdad es dar más a quien más lo necesita y practicar políticas de reparto y redistribución. Los judíos de la angigüedad inventaron el año sabático durante el cual se pedonaban todas las deudas (se discute si aplicaban con rigor este precepto. Hoy día solo se benefician de esa institución, en un sentido muy diferente, los profesores universitarios.

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  2. De acuerdo en ayudar al necesitado, pero ¿incondicionalmente? Quiero decir que una actitud de ayuda sin cuartel puede producir una interesada pasividad en los afectados. En algunos foros se habla de los palestinos, como colectivo que representa lo que ahora sugiero. Convertirse en receptor de ayudas socio-políticas puede llegar a convertirse en una actitud ante la vida. No estoy seguro de que eso sea realmente positivo --véase la entrada sobre la felicidad de un tal Charles Murray en este mismo blog. Saludos, R.

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