Desde hace algún tiempo los llamados medios de comunicación de masas informan puntualmente sobre la propensión hacia el apoyo a la discriminación racial y al maltrato doméstico del actor y director australiano Mel Gibson.
El columnista del LA Times, Steve López, por ejemplo, escribe brevemente sobre el caso Gibson. Señala que la actriz afroamericana Whoopi Goldberg ha declarado que Gibson es contrario a la discriminación racial, pero a López no le convencen sus palabras.
También menciona López las cintas que Radar Online ha filtrado sobre las barbaridades que el actor le dijo a su pareja, Oksana Grigorieva, por teléfono. Entre otras cosas reconoce haberla agredido, según parece.
Ambos sucesos han puesto en un brete la carrera de Gibson cuando apenas ha superado el medio siglo de edad. La maquinaria de Hollywood ha adoptado la decisión sumarísima de enterrarle en vida sin esperar a ninguna decisión judicial sobre la inocencia o culpabilidad del actor.
Los Estados Unidos han sido precursores de algo que algunos deseamos con auténtico entusiasmo para el resto de los países: la presunción de inocencia en tanto no se demuestra lo contrario.
Ahora parece que también la nación más poderosa de la tierra se sube al carro tirado por la prensa sensacionalista. ¿Sabe alguien de algún medio que haga notar la necesidad imperiosa de esperar a que la justicia haga su trabajo?
Como les gusta decir en Norteamérica, es perfectamente posible que al final del día Gibson sea culpable, pero, por ahora, quizá debamos abstenernos de participar del linchamiento popular. ¿Alguien recuerda el caso de Michael Jackson?
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