ANGLO-SAJONES

Sarkozy le preguntaba el otro día a Alberto Contador dónde estaba el truco, cómo era posible que el deporte español cosechase tantos éxitos últimamente. Quería lo mismo para su país.

Nadal ganó recientemente su segundo Wimbledon, Lorenzo está muy bien orientado para llevarse el campeonato de moto GP (ganando seis de las nueve carreras disputadas hasta ahora), Contador se acaba de vestir con su tercer jersey amarillo en el Tour de Francia, la selección española de futbol derrotó a Holanda en la final para traerse a casa la Copa del Mundo, y Alonso, con permiso de los chicos de Maranello, vuelve a ser competitivo y demuestra quién manda en la parrilla.

Algunos británicos (también llamados anglosajones o ingleses) son incapaces de admitir que pueden ser peores en algo. En lugar de aceptarlo, tomar nota y preguntar cómo se mejora (siguiendo el modelo Sarkozy) arremeten contra los ganadores con las peores artes. Gritan para promover una tormenta que acabe con nuestros netamente superiores galeones, pero, una vez más, sin mover un solo dedo.

Desde su paso por McLaren, los ‘guys’ (¿por qué se parece tanto esta palabra a esa otra que fácilmente se puede evocar?) del Reino Unido (es una manera de hablar) no soportan a Fernando. El capo, Ron Dennis –ejemplar donde los haya de patán maquiavélico y mal encarado—no pudo aceptar que el asturiano fuese claramente superior a su niño mimado.

Finalizado el Gran Premio de Alemania, donde Ferrari logró un ansiado doblete, las alimañas de la prensa británica sacaron sus garras para destrozar la imagen de Alonso. Los rotativos anglo-sajones ofrecen un lamentable espectáculo el día después, mientras que italianos y españoles se vuelcan en apoyo a la Scuderia y de sus pilotos –por cierto, patético el espectáculo del brasileño.

Se dice que el deporte es una sublimación de las luchas tribales pretéritas, una manera de civilizar los combates de la antigüedad, pero, por lo que se ve, ahora la lengua se convierte en lanza. Solo cuando conviene. La neutralidad y la autocrítica son para los débiles…