La Fiesta “reúne música, color, fantasía y misterio”. Así habla el escritor peruano, añadiendo que hay gente que no puede (o no desea) apreciar esta mágica combinación.
Según Llosa, el (ahora pausado) debate taurino en Cataluña es absurdo. Es una cuestión política vinculada al nacionalismo territorial. Los toros son la excusa para identificar a quien busca el auto-gobierno y al que esa cuestión le trae sin cuidado.
Compara la fiesta taurina con la gastronomía. El marisco sufre y de ese sufrimiento se hace un espectáculo: se observa, se manipula y se deglute públicamente, sazonando esas acciones con comentarios de lo más variado sobre la exquisitez del producto.
Los toros existen únicamente en los países en los que hay corridas (taurinas) y en ellos “son tratados con un cariño y amor extraordinarios, como puede apreciarse en las dehesas”.
Además, no puede negarse que “la Fiesta es dura y tiene cierta crueldad, por supuesto, pero esa crueldad la viven casi en igualdad de condiciones los toros y los toreros. Los toros son animales bravos, animales de combate, de pelea. Los animales que entran en la plaza embisten y se enfrentan a la muerte. Yo opino que quien está en contra de eso no debe ir a los toros. Prohibirlos me parece inaceptable”.
Recuerda Vargas Llosa el caso del escritor Azorín. En su juventud fue un militante antitaurino que escribió varios panfletos, pero, posteriormente, se convirtió en un defensor de la Fiesta. Comprendió…
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