domingo, 7 de marzo de 2010

Científicos

Ayer sábado 6 de Marzo los jóvenes investigadores de nuestro país salieron a las calles de Madrid para reclamar lo que debería ser suyo. Ante el inminente paso de la nueva Ley de la Ciencia por el Congreso, han querido dejar claro que la estabilidad es necesaria para que se pueda progresar en investigación y desarrollo. Esa estabilidad ayudaría a detener la sangría de científicos que abandonan el país en busca de mejores condiciones laborales.

Desde este blog apoyamos sin condiciones estas reivindicaciones, pero también queremos decir que el capital necesario para dotar de estabilidad y recursos a los científicos, sean mas o menos jóvenes, no debería provenir exclusivamente del Estado. Que los recursos estatales destinados a I+D se pongan a la altura del resto del mundo civilizado no debería ser una petición, sino una necesidad básica a la que el gobierno tendría que responder ya, sin mas discusiones ni debates.

El gobierno, naturalmente, pero también la sociedad en su conjunto. De cuando en cuando se hacen maratones televisivos para captar un capital que permita ayudar a los damnificados de una catástrofe o para combatir el hambre de los países en vías de desarrollo. La sociedad española responde ante estas convocatorias. No veo ninguna razón para que no lo haga para estimular a sus científicos (esto ya sucede en comunidades como la catalana).

Los ‘templos’ financieros del país (el Banco de Santander, el BBVA, La Caixa, etc.) también deberían apostar decididamente por el desarrollo científico. Me consta que algunas de esas entidades financieras dedican fondos a la investigación, pero también no se me escapa que resultan escasos y demasiado estrechos de miras. Les aterra la novedad, les tiembla el pulso cuando se les propone financiar alguna investigación que sea atrevida en sus objetivos. Pero la innovación exige atrevimiento y riesgo. Los bancos están especializados en el manejo del riesgo, pero en ciencia deberían aceptar criterios de riesgo distintos. La historia demuestra que los saltos en el desarrollo ocurren gracias a las ideas atrevidas y la asunción de riesgos.

Y ahora un matiz para cerrar este post. La estabilidad para los científicos es relevante, cierto, pero hay que tener mucho cuidado en un punto absolutamente esencial: la rendición de cuentas. En todo el mundo, no solamente en este país, ocurre que cuando el científico se estabiliza demasiado tiende a convertirse en un asalariado estándar. Pero un científico no es, ni debe ser, un trabajador al uso. Es alguien que debe perseguir el conocimiento compulsivamente, y esa persecución constituye una característica atípica, diferente. Alguien debe pedirle regularmente cuentas al científico. Esa presión funciona, aunque también tenga algunos efectos adversos, por supuesto.

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