El actual desolador panorama musical comienza disiparse en 2010. Quienes estamos clamando por una música que supere el siglo XX, por fin hemos encontrado una salida en la reciente propuesta del genial Pat Metheny.
Estuvo en Madrid, Valladolid, Logroño y Barcelona. En Madrid el aforo del Circo Price se quedó a la mitad. En Valladolid y Logroño estuvo a reventar. Ignoro qué estará pasando en Cataluña, pero espero que allí tengan tantas luces como los vallisoletanos y los riojanos.
El guitarrista estadounidense lleva buscando, desde los 9 años de edad (ahora tiene 55) un dispositivo que le permita hacer la música en la que piensa su cerebro y sienten sus vísceras. La respuesta es su ‘Orchestrion’.
Estuve en los conciertos de Castilla y de La Rioja y pude comprobar cómo el artista integra botellas de agua afinadas, bombos, timbales, xilófonos, platos, sonajeros, guitarras españolas, bajos, vibráfonos, guitarras acústicas, cajas, triángulos, panderetas, timbales, congas, marimbas y un piano, entre otros artilugios, para crear, él sólo, un ambiente musical realmente alucinante.
Cuando se escuchan las cinco piezas del disco (Orchestrion, Entry point, Expansion, Soul search, y Spirit of the air) es difícil quitarse la mosca que se agazapa detrás de la oreja, pensando “aquí hay gato encerrado”. Pero no. Después de recoger la mandíbula del suelo, el público asiste a una explicación, sobre el terreno, de cómo funciona el Orchestrion. Metheny improvisa con sus robots, de modo que las dudas se disipan de un plumazo. Mediante su guitarra y la tecnología MIDI, genera elegantes piezas musicales que deleitan a la audiencia.
Una audiencia que abandona el local habiéndose percatado de lo que significa la propuesta del artista para la música, de lo que implica para el resto de los llamados artistas del pentagrama. Nada puede volver a ser igual después de conocer el Orchestrion de Metheny.
A pesar de mi respeto por los artistas, mi entusiasmo me impulsó a acercarme al camerino para felicitarle personalmente, sabiendo que vivía un momento histórico en el que el futuro era ahora.
Escuchar el CD de ninguna manera puede sustituir la experiencia directa de Metheny encima del escenario rodeado e interactuando con sus máquinas y con el público. Él lo sabe, y, por eso, en lugar de pasarse media vida durmiendo, como el resto de los mortales, se dedica a recorrer el mundo en su camión mientras los demás hacemos lo de siempre.
Metheny vuelve con su 'Orchestrion' a España a finales de julio. Si pueden, no se lo pierdan. Salu-II, R
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